MÁS FÚTBOL | DRAGISA GUDELJ

Cómo Gudelj volvió a nacer: “Tuve la suerte de tener un ángel de Dios”

El ya exfutbolista del Córdoba se abre a AS apenas cuatro meses después de retirarse por problemas de corazón. Sufrió dos paradas cardiorrespiratorias en pleno partido. En una de ellas estuvo más de tres minutos clínicamente fallecido.

@Cordoba CF_Ofi

Si alcanzar la élite resulta una misión compleja, dejar de ser futbolista prematuramente por obligación contextual, más en alguien ligado al deporte prácticamente desde la cuna, redobla la dificultad. Ese partido es el que disputa ahora Dragiša Gudelj (Breda, 1997), que, como él mismo definió en una carta abierta en el que anunciaba su prematura retirada, “volvió a nacer” un 25 de marzo de 2023. Su desplome sobre el terreno de juego durante el minuto 27 del Córdoba - Racing de Ferrol hizo temer la tragedia en el Estadio Arcángel. “Sentí que me estaba perdiendo y que entraba como a un túnel que se iba haciendo cada vez más pequeño y oscuro y escuchando lo que decía cada persona de las casi 25.000”. Pero la certera actuación de los servicios médicos, unido a una divina casualidad, le devolvieron a la vida tras tres minutos y medio sin pulso, en parada cardiorrespiratoria.

Guerrero y creyente fuera y dentro del campo, logró regresar como líder y capitán de un Córdoba que regresaría esa misma temporada a Segunda División gracias a la implantación, como ya hizo Christian Eriksen y no Raphael Dwamena, del dispositivo DAI (Desfibrilador Automático Implantable). Sin embargo, un segundo desvanecimiento el 3 de diciembre de ese mismo año, esta vez en el Estadio Álvarez Claro de Melilla le obligó a tomar el camino del ‘Kun’ Agüero o Iker Casillas y abandonar su querido fútbol. ”Mi corazón no podía dar más, es la realidad”, asumió el defensa central serbio. “Tuve miedo hasta de hacer vida normal, de poder morir en el día a día”, desvela cuatro meses después de un duro proceso entre lágrimas, miedo, superación e ilusión. Dragi, ya un soldado de la vida, se abre en canal en AS.

¿Cómo es la nueva vida de Dragi Gudelj?

Ahora estoy trabajando para mejorar el aspecto mental, que es donde he sufrido el mayor daño. Para un futbolista, dejar el fútbol es un golpe muy, muy, muy fuerte y que duele mucho. Más cuando estás en mitad de tu carrera y todo va bien. Era el capitán y el líder del Córdoba. Pero bueno, es la vida. Ahora, todos los días mejorando. Mi familia y mis amigos me están apoyando y tengo profesionales con los que estoy trabajando. Hay que pensar en positivo. Esto sigue. Solo hay que mirar atrás para aprender. Entonces, ahora, estoy tratando de encontrarme y ver qué quiero hacer realmente y cómo quiero volver a empezar.

¿Qué recuerda del primer desvanecimiento?

Estuve en el campo tres minutos y medio prácticamente muerto, sin pulso. Para mí fue todo como un segundo. Cuando caí, me levanté y estaba como: ‘¿Qué me pasó? Creo que alguien me ha dado un golpe’. Después me dijeron que estuve cerca de siete minutos sin conocimiento y tres minutos en parada cardiorrespiratoria. En el vídeo se puede ver cómo cuando me levantó empiezo a empujar y a decirle a la gente que no me pasaba nada. Fue un momento de mi vida muy especial y muy raro. Sentí que me estaba perdiendo y que entraba como a un túnel que se iba haciendo cada vez más pequeño y oscuro y escuchando lo que parecía que decía cada persona de las casi 25.000 que estaban en El Arcángel. Hasta el momento que me levanto en la ambulancia y me dice el doctor: ‘Dragi’, tienes que calmarte porque te ha dado una parada cardíaca y tienes que tranquilizarte’. En ese momento se me paró el mundo y me entraron todas las dudas. No lo voy a volver a olvidar en la vida.

¿Sintió algo diferente ese día?

No, todo normal. Sí que me sentía un poco cansado. Las piernas estaban un poco pesadas. Pensé que era raro, ya que no había hecho gimnasio y yo siempre me recupero y preparo bien. Fuera de eso, ningún síntoma raro.

Los servicios médicos atienden a Dragi Gudelj durante el Córdoba-Racing de Ferrol del 25 de marzo de 2023 tras el desvanecimiento del central serbio del equipo andaluz. SalasEFE

La rápida actuación de los servicios médicos, primero, y el desfibrilador, en la segunda ocasión, le salvó la vida. ¿Cree que el protocolo de actuación en el campeonato español está preparado para estos casos y es el adecuado?

Sí, en mi caso la clave fue la rapidez y coordinación. El médico, la ambulancia, el desfibrilador... todo fue muy rápido. Además, tuve la suerte de tener un ángel de Dios que hizo que estuviera ese día con su hijo en las gradas: Pepe Segura, el cardiólogo del hospital de Córdoba y uno de los mejores de España, que es un gran aficionado del equipo y yo uno de sus jugadores favoritos. Es mi segundo padre y tengo una relación muy especial con él. También estaba presente cuando decidí dejar el fútbol, dos o tres días después de que me pasara la segunda vez. Cuando me vio cayendo ya sabía lo que pasaba y no dudó en saltar al campo sin pensar y junto con el doctor Bretones, del Córdoba, manejaron la situación con mucha calma y experiencia en un estadio lleno. Una situación así no es fácil ni para ellos. Tres minutos y medio fuera de la vida no es poco y estuve a punto de no volver o volver de otra manera. Gracias a Dios y a ellos, que estaban ahí a tiempo. Les debo la vida.

¿Tiene un futbolista, además alguien hijo y hermano también de futbolistas y con madre y hermana deportistas profesionales, un plan ‘B’ en el caso de verse forzado a dejar serlo?

Aunque era buen estudiante, yo dejé hasta el colegio cuando era joven. Cuando firmé mi primer contrato profesional en Breda siendo un niño yo pensaba que era imposible que mi vida no fuera a ser otra cosa que fútbol. Ese era mi plan. Bueno, el único plan. Yo he dedicado toda mi vida a esto. Mi padre era futbolista. Mi hermano (Nemanja Gudelj, jugador del Sevilla) es futbolista. Parece que tenía que ser a la fuerza así. Que todo tenía que ser el balón...

Entonces no querrá desligarse del fútbol...

Eso seguro. Siempre quiero estar en este mundo. Como mi padre es representante nuestro (también de Nemanja, con Gudelj Sport Management) el mundo de la representación es una opción que también me gustaría. Guiar, asesorar y desarrollar a jugadores, sobre todo, jóvenes. Saber cómo se sienten, qué necesitan... pero tengo la mente abierta. Entrenador, no, no me llama mucho la atención. Pero también me gustaría ser director deportivo. Tengo muchas ganas de aprender de este mundo y mucha ambición. Ya la tenía como futbolista y quiero transmitirla ahora en esta otra parte del mundo del fútbol.

¿Cómo ha sido ese duelo?, ¿tuvo miedo?

Llega un momento en el que solo puedes ver las cosas positivas tras unos meses... bueno, el año entero. Pero la vida sigue y no puedes quedarte con lo negativo. La parte positiva de esto es que soy muy joven, tengo 26 años, y tengo tiempo para mejorar en muchos aspectos. Pero para mí, sinceramente, todo esto no ha sido un problema. Sí cuando estuve el primer mes en el hospital cuando me puse el desfibrilador. Pero después, físicamente nunca sufrí ni tuve miedo. Solamente tenía algunos síntomas. Pero ahora no tengo ningún problema. Físicamente estoy bien. Hago deporte y gimnasio, una vida normal.

¿Llegó a detestar el fútbol?

Cuando me pasó la primera vez no quería ni ver una pelota. Pero sí que desde que me retiré sí que he tocado alguna pelota alguna vez en el jardín con mi hermano. Al Córdoba sí que lo veo muchas veces. Es un club al que le tengo que agradecer mucho. Porque fue el primer club que me dio la confianza necesaria para crecer como jugador y es un orgullo muy grande que mi nombre sea una de las leyendas del club. Es un equipo histórico, grande y con mucho potencial para regresar a donde tiene que estar, en Primera. Quién sabe... a lo mejor vuelvo, no como futbolista, quizá como director deportivo. Eso sería un sueño. Tengo muchas ganas de empezar la nueva época de mi vida.

¿Ha necesitado de ayuda externa?

Tengo un coach que me ayuda en el aspecto mental para esto en particular y los demás aspectos de la vida en general. También mi gente, con la que hablo todos los días e intentan sacar el potencial que saben que tengo dentro, ya sea como futbolista o de otra manera. Hasta el día de hoy no ha sido fácil. Tengo mis días y momentos que todavía estoy un poco bajo de ánimos y no me siento bien. Pero creo es normal al ser reciente y estar adaptándome a una vida nueva. Es muy difícil explicar, pero seguramente los futbolistas pueden imaginar lo que estoy pasando yo. Cuando eres futbolista y escuchas que, como yo, alguien tiene que dejar el fútbol, lo sientes mucho por esa persona y te pone triste. Pero cuando te pasa a ti es cuando verdaderamente te das cuenta y te entra el dolor. Un dolor que no es el mismo que cuando lo sientes por otro. Es algo inexplicable.

“El fútbol de alto nivel no es una vida muy sana”

Dragi Gudelj

Se ha visto, por ejemplo, con el fútbol americano y la tendencia a sufrir posteriormente lesiones cerebrales. ¿Cree que el deporte de élite conlleva peajes?

No es lo mismo los entrenamientos de la competición de alto nivel que jugar ante 30.000 personas. Es entonces cuando te entra estrés. Y aunque los futbolistas pueda parecer que estamos tranquilos en el campo, tienes mucha adrenalina y eso fue demasiado para mi corazón. El fútbol de alto nivel no es una vida muy sana. Estamos 90′ corriendo con pulsaciones en torno a las 140-200 con muchos estímulos: la grada, la presión por los objetivos o el contexto. Y aunque no lo sepas te entra mucha adrenalina. Como jugador era muy tranquilo. Nunca estaba estresado, siempre tenía ganas de salir y confianza en mí mismo, pero vivía mucho el partido. Tenía muchas ganas. Y siempre que saltaba al campo lo hacía con un sentimiento muy alto de responsabilidad, vivía los partidos mucho... y a lo mejor para mí era demasiado. Era dar todo o nada. Pero yo soy así en la vida. Cuando hago algo, doy el 120%.

¿Por qué vuelve a jugar después de estar más de tres minutos clínicamente fallecido?

Después de la primera vez mi hermano no perdió ni un segundo en que no volviera a un campo de fútbol. Lo tenía muy claro y lo entiendo perfectamente. Pero con el tiempo, hablando con él entre lágrimas, en momentos muy emotivos, con Christian Eriksen, que lo ha pasado también... con tiempo, poco a poco, recuperaba la confianza. Empezaba a entrenar, las pruebas me dicen que tengo un corazón sano... y empiezas a pensar que a lo mejor ese episodio es el primero y el último. El segundo día que estaba en el hospital ya le decía médico, al director deportivo del Córdoba y al presidente que iba a volver seguro, sin ninguna duda. Lo tenía clarísimo, se lo dije a mi familia y a todos. Por eso la vuelta fue tan fácil. No tenía ningún miedo. Mentalmente estaba tan bien... tenía muchas ganas de volver y quería ser un ejemplo para mucha gente. Arranqué la temporada como capitán, físicamente me encontraba bien... la gente se preguntaba que cómo era posible que estuviera rindiendo y entrenando a ese nivel después de una cosa tan fuerte. Por eso no me esperaba que me pudiera volver a pasar. Era tan inesperado... Por eso el golpe mental tras la segunda vez fue tan fuerte que es hasta difícil de explicar.

¿Qué le dijo Eriksen?

Me llamó y estuve hablando de todo con él casi una hora después del primer episodio. Yo estaba como un niño pequeño, con miedo y con tantas preguntas después de lo que me pasó y él estaba muy tranquilo, dándome mucha confianza y explicándome todo lo que me pasó, lo que me dio fuerza para seguir. Me dio muchos consejos, sobre todo en el aspecto mental. Me dijo que era una cosa dura, pero tenía que ser positivo, aceptar la situación, normalizarla y que eso le podía pasar a todos. También muchos jugadores me mandaron mensajes y vídeos, como Iker Casillas. En ese momento, cuando estás tan mal, un mensaje bonito te ayuda mucho. Muy agradecido. No esperaba que mi caso tuviera tanta atención mundial.

“Después de la segunda vez tuve miedo hasta de hacer vida normal, de poder morir en el día a día”

Dragi Gudelj

¿Qué cambia respecto a la segunda vez?

La segunda vez no tuvo nada que ver. Después de la primera vez tenía cero miedo. Tenía ganas de salir al campo, entrenar... al cuarto día de pisar el campo de entrenamiento, el míster me dijo que teníamos un partido amistoso contra el Sevilla. Y yo le dije: ‘Quiero jugar’. Al menos media parte. Y lo jugué sin ningún miedo. Es lo que hace la cabeza. Después de la primera vez no tenía ningún miedo y después de la segunda vez tuve hasta de hacer vida normal, de tener miedo de morir en el día a día. El cambio era tan grande...

¿Qué sintió?

Después de la primera vez, cuando caí y perdí la conciencia, no me enteré de nada. Estuve dos o tres segundos inconsciente pero luego me levanté solo. Pensaba: ‘¿Qué está pasando?’. Y cuando pasó la segunda vez, esos diez segundos, sí que sentía: ‘Me estoy muriendo, me voy de este mundo’. En ese momento no pensaba que el desfibrilador me fuera a salvar la vida y sí que me estaba muriendo. Dije: ‘Ya está’. Y en diez segundos se me pasó toda mi vida por delante.

Dragi Gudelj se retira del Estadio Álvarez Claro de Melilla por su propio pie tras sufrir el segundo desvanecimiento a causa de una parada cardiorrespiratoria.

Era estrictamente obligatorio para que volviera a jugar...

Sí, podría haber jugado sin él pero ningún equipo te iba a dejar. Es normal, tienes que estar loco para decidir jugar sin desfibrilador si ya te ha pasado. Nunca se me pasó por la cabeza eso. Cuando me dijeron que me lo tenía que poner me sentí un poco mal porque es raro. Te ponen algo en el cuerpo y tienes que acostumbrarte. Pero ahora mismo estoy muy agradecido de llevarlo y quiero ser un ejemplo para mucha gente que en una situación así no estén decididos.

Si hubiera optado por no llevar el desfibrilador como hizo Raphael Dwamena (fallecido) probablemente no hubiera sobrevivido una segunda vez

Sí, se hubiera acabado para mí. El aparato lo que hace es que no deja que tu corazón se pare completamente. Pero yo no sentí nada en ese momento. Mi compañero Carlos Marín, que estaba en la portería cerca de mí, me dijo que escuchó como una especie de pitido. ¿Lo de Dwamena? Todos tenemos libertad para hacer lo que queramos. Yo quería volver a jugar al fútbol y la gente me dijo loco, pero hay que valorar nuestra vida y respetar las indicaciones de los doctores. El doctor me dijo de ponerme el desfibrilador porque es un salvavidas y ya soy una persona a la que le pasó. Gracias a Dios tenemos estos aparatos y yo soy un buen ejemplo de que hay que respetar estas cosas. Es una pena.

Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todo el deporte en un solo espacio: la actualidad del día, la agenda con la última hora de los eventos deportivos más importantes, las imágenes más destacadas, la opinión de las mejores firmas de AS, reportajes, vídeos, y algo de humor de vez en cuando.

Lo más visto

Más noticias