Grecia

Marcelo, nuevo dios del Olimpo

El lateral brasileño fue presentado como nuevo jugador del Olympiacos en el estadio de El Pireo ante casi 10.000 aficionados del conjunto griego.

Redactor de Fútbol Internacional de Diario AS desde 2018. En 2013 entró en AS como becario y en 2015 hizo el Máster UAM-El País, que le permitió volver a entrar en el diario en 2016. Desde entonces AS es su casa. Escribe de fútbol internacional, las categorías inferiores de la Selección y, cuando le dejan, de cine.
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Las puertas del estadio Georgios Karaiskakis se abrieron dos horas antes de lo esperado para que miles de aficionados del Olympiacos pudieran dar una bienvenida a lo grande a su nueva estrella. Marcelo, el jugador más laureado de la historia del Real Madrid, recibió este lunes el calor y el apoyo de la que ya es su nueva hinchada en una presentación digna de la leyenda que es: ante casi 10.000 griegos que coreaban su nombre. ‘¡Marcelo, Marcelo!’. No era de extrañar. Y es que en sus 97 años de historia, los seguidores del campeón de la Superliga griega apenas han tenido la oportunidad de animar a un jugador con semejante palmarés, trayectoria ni atención mediática. Ni siquiera Rivaldo generó tanta expectación en su presentación en 2004, a la que acudieron 3.000 personas.

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“¡Olympiacos, estamos listo”, fue el primer mensaje que Marcelo dedicó a su nueva afición. Lo hizo desde el avión que le llevaba ayer a Atenas, un par de horas antes de ser presentado. En cuestión de minutos, el “We are ready” se cantaba en las gradas de El Pireo por los miles de aficionados que ya alborotaban el estadio.

Cuando a las 20:00 horas Marcelo saltó al césped para saludar a los aficionados con su nueva camiseta y el 12 a la espalda (cómo no), era prácticamente imposible ver al brasileño desde las gradas. La multitud de bengalas rojas impedían a las cámaras de televisión tener una buena imagen del lateral con su nueva equipación. La fiesta era total y Marcelo se unió a ella sin pensarlo. Cuando la humareda se disipó, el excapitán blanco, junto a sus hijos, se colocó en el centro del campo para dirigir los cánticos de la grada y bailar al ritmo de las canciones que el público coreaba. Fue un baño de masas para un hombre que lleva la sonrisa y el buen rollo por bandera. Así se le recordará siempre en Madrid y esa es la primera imagen que ha dado con su nuevo club, donde ya lo tratan como a un dios del Olimpo.

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