Manos arriba, esto es…

¡Manos arriba, esto es un atraco! No os voy a engañar, esto es lo primero que me sale escribir cuando tengo que analizar el partido de la Real Sociedad en el Metropolitano. Se que no es justo, porque nadie le ha atracado al equipo donostiarra (soy de los que piensan que los resultados son por tus propios méritos o por tus deméritos). Pero es la sensación que queda al final. Porque el equipo de Imanol Alguacil no puntúa en el campo del Atlético de Madrid por culpa de dos interpretaciones diferentes de dos manos, una en el área colchonera y la otra en el área txuri-urdin. ¿Adivinen cuál fue a mitad al VAR Munuera Montero y cuál ni dudó un segundo en pitar penalti?

Eso es lo que da rabia, el diferente rasero para interpretar una misma jugada, dos manos dentro del área. En un sitio no, en otro sí. Y aunque haya quien piense lo contrario, lo cierto es que Munuera Montero condiciona el resultado del partido en el Metropolitano. Porque las dos jugadas me parecen meridianas. En el fútbol en el que nos hemos metido hoy en día, es mano de Morata, y es mano de Carlos Fernández. Ambas involuntarias, pero eso no quiere decir nada. Entiendo perfectamente el enfado de la afición donostiarra, porque esta tarde es normal sentirse perjudicado, y tener la sensación de que por culpa de la interpretación del árbitro no te vuelves a San Sebastián con un valioso punto de Madrid.

Porque esas dos decisiones de Munuera Montero tapan todo lo demás, dejan en su segundo plano todo lo que se vio en un partido intenso y precioso, se se cargan en definitiva el fútbol visto en el Metropolitano. Porque no podemos analizar nada sin obviar las dos manos dichosas. Es imposible. El Atlético fue mucho mejor en la primera parte. La Real le superó claramente en la segunda. Así que el resultado lógico era el empate. Era lógico para todos, menos para el señor colegiado. Decidió pasarse por el forro el protocolo VAR, porque si te llaman de la sala VOR es porque hay un error manifiesto del colegiado de campo y para darte la oportunidad de corregirte. No se desdijo, pero es que encima, no contento con eso, no tardó ni medio segundo ya en el descuento en pitar la mano de Carlos Fernández, si me apuráis tan dudosa como la de Morata. ¿Qué quieren que les diga? Cabrea muchísimo, y no podemos hablar de otra cosa en Donostia. Ya pueden ponerse manos a la obra con las manos porque sino, siempre habrá algún equipo tan perjudicado como la Real en el Metropolitano. Manos arriba, esto es…

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