Luca Zidane, con el sello de los Zidane

La clasificación del Granada para los dieciseisavos de final en la Copa del Rey tuvo un protagonista estelar, Luca Zidane. El cancerbero ha estado varias jornadas de baja por culpa de un esguince en su rodilla izquierda. Un inconveniente por el cual el club de Los Cármenes decidió emplear una ficha federativa disponible para traer a Diego Mariño, que se encontraba sin equipo.

El francés solo había podido participar esta temporada en dos partidos; contra el Ferrol en la segunda jornada (victoria por 0-1) y frente al Huesca en la semana siguiente (derrota 1-3). Este encuentro, celebrado el 30 de agosto, era el último con participación del francés, hasta que pudo regresar en el torneo del KO contra el Zaragoza tres meses y tres días después.

Su actuación fue sobresaliente y decisiva. Con 1-0 en contra, a los 28′ detuvo con brillantez un penalti a Alberto Mari. Del 2-0 se pasó entre el 41′ y el 44′ al 1-2, neutralizado al filo del descanso por el equipo entrenado por Víctor Fernández para llegar al descanso con el electrizante 2-2 con el que llegó al final del tiempo reglamentario y del añadido. Lo mejor estaba por llegar,

Zidane transmitió en todo momento una notable seguridad y un muy buen juego de pies que le ayuda a ser, en momentos puntuales, como un defensa más con capacidad para resolver acciones comprometidas o iniciar jugadas. Un duelo de máxima emoción que tuvo que resolverse desde los once metros.

Y en la tanda de penaltis su figura creció como la espuma. El Granada se había lastrado porque Shon Weissman falló su lanzamiento. Era el tercero tras los aciertos de Gonzalo Villar y Sergio. Ruiz. Entonces ocurrió algo poco usual. El cancerbero lanzó el cuarto penalti. No es frecuente ver a un guardameta lanzar desde el punto fatídico Si lo hace es porque es un consumado especialista. Y en estos casos, los lanzadores franquicia tiran o el primero o el último. Los decisivos.

Pero este cuarto era determinante. De haberlo errado, el Granada quedaría prácticamente eliminado. Pero Zidane lo ejecutó de manera magistral con un golpeo que recordó, por su exquisita ejecución a Zinedine Zidane. Su padre manejaba las dos piernas con la misma maestría.

Tras estas dos jugadas determinantes el Granada se llevó la eliminatoria gracias a que, en lanzamiento de Clemente, Luca achicó la portería de tal manera que desenfocó la puntería del lanzador zaragocista, que lanzó a las nubes. No fue la mejor noche de este jugador, que además marcó un gol en propia puerta.

En declaraciones concedidas a los medios oficiales del club el meta granadinista ofreció sus impresiones. “Fue un partido complicado. Los dos equipos queríamos pasar la eliminatoria y estamos contentos por haberlo conseguido. Estoy para ayudar al equipo en lo que haga falta. La gente está motivada. El pase a la siguiente ronda es importante y un plus y ahora pensamos en el partido del próximo sábado para llevarnos los tres puntos”.

Manu Lama y Weissman

Por lo demás el choque copero ofreció otros aspectos de interés. Manu Lama, que todavía no se ha estrenado en Liga, disfrutó de su segunda titularidad en Copa. Y lo hizo a muy buen nivel. Muy bien en el corte y en las disputas con los delanteros rivales. Tiene personalidad y buen juego por alto. Sus primeros minutos en el torneo de la regularidad están cada vez más cerca.

Shon Weissman, aunque sea a cuentagotas, va encontrando el gol. Su segundo en Copa tras el anotado ante el Cortes y tercero de la temporada si incluimos el que sumó en Anduva ante el Mirandés que dio tres puntos a los suyos. Todavía le falta estrenarse en Los Cármenes.

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