Lazo culmina el drama de Ipurua

Ni el centenar de aficionados pericos desplazados al municipio guipuzcoano podía dar crédito al fatídico desenlace ocurrido en Ipurua. Unos hinchas que pedían la cabeza de su técnico cuando caían derrotados con una ventaja de dos goles, desataron en júbilo cuando Lazo fulminó a los armeros. Los goles de Bautista y Nolaskoain, así como el esfuerzo colectivo de todo el conjunto eibartarra, se fueron por la borda, en los agónicos instantes finales. Salvi Sánchez, que ingresó al partido en el 70, marcó las diferencias al provocar un penalti, que convirtió Braithwaite, y anotar el tanto de la igualada. Su trepidante último sorbo los eleva a zona de ascenso directo.

Fruto de la trascendencia del encuentro, la igualdad entre ambos conjuntos imperó en los primeros minutos. Un cuarto de hora de tanteo entre armeros y periquitos, donde las ocasiones brillaron por su ausencia. Aunque con el paso de los minutos, el juego eibartarra se impuso sobre el césped de Ipurua, que se encontraba a rebosar. Matheus lateralizó para colocarse como tercer central, haciendo la diferencia en la salida de balón local. Por la banda izquierda, los azulgranas encontraron un latifundio por el que percutir con las llegadas de Ríos Reina, y Mario Soriano, con su habitual conducción izquierda-derecha. El Espanyol, por su parte, comenzó a seguir sombras y su posición sobre el tapete se vio retrasada para desesperación de Ramis.

Precisamente, por esas incursiones desde el costado izquierdo llegaron las primeras oportunidades del choque. Stoichkov probó su disparo hasta en dos ocasiones, pero sus zurdazos se marcharon ligeramente desviados. A pesar de no encontrar portería, los armeros crecían con unos acercamientos que cada vez eran más peligrosos. Hasta que el máximo artillero local emergió sobre el césped anotando un gol de bandera. Ríos Reina le arrebató el balón a Pere Milla en una zona delicada y tras dos toques, Bautista se plantó en solitario ante Pacheco. El de Mahón, con una sangre fría propia de un artillero de primer nivel, recortó ante su par para acto seguido batir por bajo al meta visitante.

Tras el paso por los vestuarios, la urgencia del Espanyol por buscar la portería contraria hizo que los blanquiazules se instalarán en el campo armero. Pero el fútbol poco propositivo y vistoso de los catalanes enterró sus aspiraciones hasta el descuento. Un gran balón filtrado a la espalda de la retaguardia armera, que Luca se encargó de neutralizar, fue la única acción de peligro de unos pericos mermados por el buen hacer de los pupilos de Etxeberria. Y por si la poca claridad visitante en tres cuartos no fuera suficiente, ahí se encontraba Nolaskoain para pasar la escoba y barrer todo lo que se encontraba por su área visual. El de Zumaia, en su primera titularidad desde que regresó a Ipurua, cuajó una actuación inolvidable, que incluso puso el broche ampliando la ventaja eibartarra.

Una pérdida más de los blanquiazules en campo propio propició el zurriagazo de la frontal del ‘24′ que, tras pegar en el poste, acabó en el fondo de las mallas. Nolaskoain no perdonó, como si lo hizo Stoichkov minutos antes en su disparo a la madera, y se marchó del terreno de juego entre una calurosa ovación de la grada que agradeció su entrega. Ipurua se las prometía felices con la puesta en escena de los suyos, pero Tejero derribó a un recién ingresado Salvi Sánchez para desgracia de su hinchada. El colegiado no lo dudó y Braithwaite se encargó de igualar las distancias, convirtiendo la pena máxima por la escuadra. Por lo que la agonía local se instaló sobre el feudo eibartarra.

Con el mismo protagonista que tuvo la acción del penalti, Salvi Sánchez se consagró como héroe perico. Colgó un balón al área que se paseó por todo el entramado defensivo azulgrana y se coló en la portería ante la pasividad de Luca Zidane. Ipurua, sin tiempo para reponerse del primer golpe, enmudeció con el latigazo de Lazo, que otorgó los tres puntos a los visitantes. Un córner armero botado por Vencedor, acabó con el contraataque del que supuso la agónica remontada de un Espanyol que no daba crédito al botín logrado en tierras guipuzcoanas. Si en la primera vuelta Puado firmó un amargo 2-2 con un tanto en propia puerta en el minuto 98, ahora se sacaron la espina. Remontada y golaveraje. Así las cosas, los blanquiazules se adueñan con la segunda plaza que hasta el momento pertenecía a unos armeros que volvieron a recordar las trágicas ‘finales’ perdidas en años anteriores.