Las jugadas grises de las que se queja García Plaza

García Plaza está muy nervioso. “Me la juego el próximo fin de semana contra el Leganés”, dijo. “No... era una forma de hablar porque la liga te devuelve lo que te ha quitado pero, en la jornada 38, igual se lo devuelve a otro porque yo no sigo aquí”, aseguró tras el 2-1 en contra de ayer ante el Atlético de Madrid en el Metropolitano. ¿Qué tipo de apoyo tiene una persona desde el club cuando se manifiesta con esas sospechas?”. La verdad es que fue sorprendente. En San Sebastián también se recuerda que el Glorioso pudo ser beneficiado por el VAR ante los guipuzcoanos. Aquí se cuenta la película según convenga.

Lo cierto es que el madrileño tiene la sensación de que las jugadas grises no le favorecen y siempre salen en su contra. Hubo un penalti a Conechny contra el Valladolid que ni siquiera se revisó. Luego, un gol anulado a Guridi por un fuera de juego milimétrico que sí se repasó. Por si eso fuera poco, en el área del Alavés, se decretó otra pena máxima en contra por una mano del propio Guridi. “No hay que pitar los penaltitos”, dijo el Comité al principio de la temporada. “Todas las manos en posición no natural y ocupando un espacio que no corresponde son punibles”, añadió.

Cualquiera que vea el gesto de Abqar de ayer en el Metropolitano lo exonera del delito. Menos los que legislan y ejecutan. El planteamiento es el siguiente: no es penalti pero, según el reglamento, se puede pitar. Lo que hay que hacer es cambiar el reglamento. Lo malo es que, por el camino, te vuelves a casa en autocar a las tantas de la mañana con cara de idiota. Ese es el fútbol moderno que no satisface a casi nadie. Pitar esa mano es el mayor ridículo que pueda verse en todo el fin de semana.

En Villarreal ocurrió algo similar con Manu Sánchez. Otro penalti inexplicable. Cuando García Plaza tiembla con el micrófono de DAZN o mide hasta el extremo en sala de prensa por su indignación, tampoco se llega a la esencia de lo que ocurre. El club, ahora mismo, no le transmite estabilidad. De lo contrario, no viene a cuento decir que igual se la juega el sábado próximo ante el Leganés. Otra cosa es que las reglas sean un desastre absoluto. En Vitoria se elabora un comunicado criticando el criterio arbitral pero no se manda ninguno haciendo evidente la confianza en el técnico.

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