Las expulsiones frenan la progresión armera

Andoni Iraola, leyenda del Athletic Club y actual entrenador del Bournemouth, siempre ha sido una de las voces reivindicativas a la hora de hablar de la inferioridad numérica en el fútbol. El técnico natural de Usurbil, ha subrayado en más de una ocasión la importancia de trabajar en los entrenamientos el contexto de un partido cuando sobre él se muestra una tarjeta roja. Catalogándola como la gran asignatura olvidada por parte de los entrenadores. A quien no se le olvidará trabajar este aspecto será a Joseba Etxeberria. El preparador azulgrana, ya ha visto cómo hasta en 3 ocasiones ha perdido a un jugador sobre el terreno de juego, teniendo como consecuencia el resultado final, donde solo ha podido sumar un punto de nueve posibles.

Tal es su magnitud, que tan solo el colista de LaLiga Hypermotion, como es el Alcorcón, ha visto más cartulinas rojas que los armeros. Burgos, Villarreal B y Andorra han sido los rivales, que se han visto beneficiados por esta circunstancia. Siendo amarillos y tricolores los rivales de las dos últimas jornadas. La inferioridad numérica es toda una losa para un equipo que parecía estar escarmentado del curso anterior. En la temporada 22/23, el conjunto guipuzcoano recibió 9 expulsiones, siendo de nuevo el segundo clasificado en este apartado. El Racing fue el único equipo que pudo superar a los eibarreses con 12 tarjetas rojas. Curiosamente, los cántabros cierran la clasificación de la presente temporada, ya que no han tenido a ningún jugador expulsado en las 19 jornadas de liga.

Más allá de cambiar el resultado final, lo más doloroso para el ‘Gallo’ y su cuerpo técnico es tener que cambiar el plan de partido. Los armeros se muestran cómodos, mostrando un fútbol vertical, asociativo y sobre todo asfixiante. Con la presión alta como clara seña de identidad, las últimas expulsiones han cambiado la hoja de ruta del cuadro azulgrana, que ha tenido que dar un paso atrás. Defendiendo en un bloque bajo, con dos líneas de cuatro bien juntas y Bautista como referencia, se ha podido demostrar que no es su hábitat. A pesar de defender con uñas y dientes el área propia en las dos últimas jornadas, los pequeños detalles han terminado por condenar a un Eibar que ha visto como su mejora en cuanto a juego se ha visto reducida.

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