Barcelona

Laporta, desatado en Dormund

El presidente blaugrana se marchó del estadio con el puño en alto y se fue al hotel de los jugadores para felicitar uno a uno a todos los miembros de la expedición.

Joan Laporta vivió una de sus noches más mágicas en Europa desde que volvió a asumir la presidencia del Barcelona hace casi cinco años. Cuentan los que estuvieron cerca del dirigente blaugrana, que no pudo contener su emoción en el palco nada más acabar el partido en Dortmund. Razones de peso no le faltaban a Laporta para estar eufórico: hacía casi tres años que nadie ganaba al Borussia en casa y ocho que el Barcelona no ganaba en Alemania.

Laporta abandonó el Signal Iduna Park alzando el brazo. Un gesto tan elocuente como contundente, que fue como respuesta a la pregunta del enviado especial de ‘El Chiringuito’, José Alvárez, sobre si se marchaba contento por el triunfo. Tras abandonar el estadio, Laporta se dirigió al hotel de los jugadores. Allí, según pudo saber AS, en la misma recepción del hotel, fue esperando la llegada de los jugadores y el staff para recibirlos con todos los honores.

Flanqueado por sus hombres de máxima confianza, los inseparables Enric Masip y Joan Soler, Laporta repartió abrazos y felicitaciones. Los primeros en llegar fueron el cuadro técnico, encabezado por Hansi Flick. Nada más verlo, Laporta se fundió en un emotivo abrazo. Y es que desde la llegada del técnico alemán, el Barcelona ha recuperado su prestigio en Europa, con las victorias contra el Bayern (4-1) y el Borussia (2-3) como gran clímax.

Poco a poco fueron desfilando todos los miembros de la expedición. Todos sin excepción recibieron el caluroso recibimiento de Laporta, aunque evidentemente algunos tuvieron una especial dosis de efusividad por parte del dirigente. Cuando apareció Ferran Torres, autor de un doblete, el presidente le recibió gritando “¡Ahí está el tiburón!”, aludiendo de forma cariñosa al apodo del internacional en el vestuario.

Otros, como Pedri, Olmo o Yamal también fueron objeto de agasajo por parte de Laporta, con especial incidencia con Raphinha, que le tranquilizó sobre su cambio. Se dio la circunstancia de que Lamine fue de los últimos porque tardó en pasar el control antidoping, siendo objeto de burla por el resto de sus compañeros.

En cualquier caso, una noche mágica para Laporta, poco acostumbrado en los últimos años a vivir grandes noches europeas. Aunque con Flick a los mandos, todo apunta que no será la última esta temporada.

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