FC BARCELONA

Laporta, con el freno de mano

Extrañó durante el viaje de regreso a Barcelona la contención del presidente blaugrana. Ni euforia desmedida, ni arengas, ni brindis, ni promesas de premios... Eso sí, se empeñó en llevar hamburguesas a toda la expedición.

FRANCK FIFEAFP

Quien más o quien menos se había acostumbrado a ver un Joan Laporta totalmente desatado en cada triunfo importante del equipo. Desde saltos descontrolados, abrazos efusivos, arengas desatadas, promesas de premios...Todo era posible cuando el dirigente blaugrana entraba en ebullición. De ahí que sorprendió bastante en la plantilla la reacción contenida del presidente tras el importante triunfo en París, que si bien no garantiza aún el pase a semifinales, sí que deja las puertas abiertas de par en par. Laporta felicitó a los jugadores uno a uno tras la ‘machada’ en el Parque de los Príncipes, pero sin la efusividad de otras ocasiones. “Estaba extrañamente tranquilo”, reconocieron en el vestuario.

Durante el viaje tampoco se prodigó a la hora de exhibir su alegría y satisfacción por la victoria: no hubo discursos ni arengas a la plantilla, tampoco ningún brindis y ni tan siquiera alguna promesa de premio si eliminaban al PSG. Eso sí, al dirigente le cogió el antojo de que los jugadores se merecían una hamburguesa como premio por el esfuerzo y no paró hasta encontrar en París una cadena de hamburgueserías que trajeran a sus jugadores el refrigerio prometido. Después de esta curiosa anécdota, el presidente aprovechó también el vuelo para hablar distendidamente con Xavi Hernández, pero no se habló del futuro del técnico, que a día de hoy sigue firme en su decisión de abandonar el club el próximo 1 de julio.

Y si Laporta estaba contenido, a quien se le vio superado por las circunstancias fue a Andreas Christensen, el héroe imprevisto del partido, con su gol de cabeza en el primer balón que tocó, que acabó dando el triunfo a los blaugrana. El internacional danés, reservado por naturaleza, recibió abrumado las efusivas felicitaciones de sus compañeros. Y es que había un motivo doble para tanto agasajo: aparte de ser el protagonista del triunfo con su gol, cumplía 28 años ese mismo día. Una celebración que sólo se vio empañada por la amarilla que vio, que le impedirá estar presente en la vuelta en Montjuïc.

Y si Christensen fue el gran protagonista del viaje de regreso, otro jugador que vivió una noche especial fue Raphinha, recibiendo las felicitaciones de sus compañeros. Y motivos tampoco le faltaban al brasileño porque además de su enorme partido, que le valió el MVP, logró estrenarse por fin como goleador en la Champions. El segundo además, gracias a un extraordinario pase de Pedri, otro de los jugadores más felices tras el partido en París. Primero por el triunfo y segundo por las buenas sensaciones que tuvo sobre el campo tras haber estado casi cinco semanas fuera de los terrenos de juego. Al canario ahora le espera unos días vitales: las sanciones de Sergi Roberto y Christensen le abren las puertas a la titularidad el próximo martes en Montjuïc.

La expedición que aterrizó pasadas las tres de la madrugada a Barcelona se dirigió rápidamente a la Ciutat Esportiva para recoger sus vehículos. En la salida le esperaba un pequeño grupo de aficionados. Atendiendo a los consejos de los responsables de seguridad del club nadie se paró a firmar autógrafos. El único que lo hizo fue Marcos Alonso cuando escuchó a un niño decir que él también se llamaba Alonso. Un buen gesto por parte del defensor, que está teniendo una temporada más que complicada en el Barcelona.

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