FÚTBOL | FABRICE OLINGA

La tumultuosa carrera del goleador más joven de LaLiga

Fabrice Olinga, el ‘heredero’ de Eto’o, marcó en 2012 con el Málaga a los 16 años y tres meses. Su trayectoria no cumplió las altas expectativas creadas y se ha visto envuelta en varias polémicas.

SALVADOR SASDIARIO AS

La convocatoria de Lamine Yamal con el Barça a sus 15 años y 9 meses, el futbolista más joven en tener la posibilidad de debutar con el equipo azulgrana, hace recordar otros casos de talentos que rompieron récords de precocidad en LaLiga. Si bien el más joven en disputar un partido es un caso reciente, el del mexicano-argentino Luka Romero con el Mallorca (ahora en la Lazio), más antiguo es el del goleador más precoz. Ese honor le corresponde a Fabrice Olinga, aquel camerunés discípulo de Eto’o que marcó hace más de una década con el Málaga cuando aún tenía 16 años y tres meses. Un futbolista que despuntó de manera muy temprana y cuya trayectoria, rodeada de enormes expectativas, fue más tumultuosa de lo esperado.

Su caso es el de un talento que, a través de la promoción de la Academia de Samuel Eto’o, llegó a las categorías inferiores del Mallorca. Su progresión fue rápida y pasó a la cantera del Málaga. Tras jugar en el juvenil y el filial, y deslumbrar en los entrenamientos con el primer equipo (con el desparpajo de hacerle algún cañito a los veteranos), el entonces técnico Manuel Pellegrini le llamó para el primer equipo en agosto de 2012. Era una temporada en la que la Rosaleda vivía un sueño, con el equipo en Champions y referentes como Toulalan, Saviola o un joven Isco. Su debut, entrando en el minuto 58 por Seba Fernández ante el Celta, fue el soñado. Un pase de Bounanotte lo convirtió en un gol histórico: Olinga se convertía en el goleador más joven en la historia de La Liga. El tanto, además, sirvió para lograr los tres puntos en Balaídos (0-1).

Odisea por Europa

Para colmo, unos meses después debutaba con Camerún en un encuentro de clasificación para la Copa África. Y también mojó en el triunfo ante Cabo Verde (2-1). Las comparaciones con Eto’o eran una constante, sin embargo, Olinga no tuvo demasiada continuidad en la entidad malaguista. En el mercado de invierno de la siguiente temporada, fue traspasado al Apollon Limassol chipriota por 500.000 euros. Sin apenas jugar, comenzó una peregrinación sin lograr asentarse en ningún lado, lo que claramente perjudicó su progresión. Fue cedido al Zulte Waregem belga y acabó siendo traspasado a la Sampdoria. En el equipo italiano no llegó a debutar, y se fue cedido al Viitorul rumano. Un periplo del que años más tarde se conocería la razón. Según los documentos que se revelaron en ‘Football Leaks’, la salida de Olinga del Málaga se debió presuntamente a los deseos de su agente, que llegó a reclamar que la llegada de Olinga al Málaga fue ilegal. Se trataba de una medida de presión para que el conjunto andaluz no llegara a un acuerdo de renovación.

MARIANO POZODIARIO AS

Finalmente acabó en Bélgica, en el Royal Mouscron, donde sí se mantuvo cinco temporadas. Sus números no deslumbran (7 goles en 127 partidos), pero allí encontró estabilidad. También se enfrentó a los estigmas que suelen acompañar a los jugadores africanos jóvenes, a pesar de que aún era un joven futbolista: “La gente se cree que tengo 40 años, pero tengo 23. He vivido muchas cosas muy pronto”. Tras esa etapa en Bélgica, se quedó sin equipo. Aunque le llegó otra oportunidad desde Portugal... que acabó en una gran polémica.

La FIFA sanciona al Río Ave

Tras aquel episodio sobre su salida de Málaga, años después su ‘tránsfer’ volvió a dar problemas. Su firma por el Río Ave en diciembre de 2021 llegó a la vez que existía un presunto preacuerdo con el Raja Athletic de Marruecos. La FIFA sancionó al club portugués, a pesar de que Olinga dejó el club a final de temporada. Un golpe duro para el equipo luso, ya que supuso el castigo de no poder fichar. De hecho, recurrieron en enero de este mismo 2023 una decisión por la que se sienten “gravemente agraviados”, alegando que no tenían ningún tipo de constancia de ese preacuerdo. Una extraña forma para poner término a la que hasta ahora ha sido la última oportunidad de Olinga de reengancharse en el fútbol de élite. Actualmente se encuentra sin equipo.

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