La misión foránea del Eibar

A día de hoy, el Eibar solo tiene un objetivo entre ceja y ceja: ganar a domicilio. La subida de nivel de la escuadra armera únicamente podría entenderse en caso de mejorar sus prestaciones como visitante, bajo mínimos hasta la fecha. Solo un punto de 18 posibles, cinco derrotas consecutivas y once goles encajados. No tiene mucho más margen para el error, el tren del playoff pocas veces pasa por su puerta y la zona baja estremece. De manera que su convicción es clara. Los puntos han de llegar e Ipurua no estará todas las semanas.

La victoria de Copa en Haro enseñó el camino a los azulgranas. Aun siendo un rival de menor entidad, el Eibar mostró una versión muy reconocible, tanto con el balón de por medio o sin él. Postura extensible hasta las áreas donde fue tajante. No solo en la resolución de sus ocasiones, sino también en la defensa de su portería. A diferencia de sus desplazamientos ligueros. Beñat San José no se ha cansado de repetir semana sí y semana también que su equipo es capaz de competir en cualquier escenario. Nadie ha podido pasarle por encima y en la mayoría de duelos ha merecido más premio de lo obtenido.

Las estadísticas parecen darle la razón al donostiarra. En el supuesto de tener solo en cuenta los goles esperados (la métrica que recoge todas las ocasiones generadas de cada equipo y su probabilidad de acierto), el Eibar habría sumado seis puntos más de los logrados hasta el momento como visitante. Este registro cuenta que los armeros han merecido marcar más y recibir menos. Lo que se traduce en puntos. De hecho, la derrota ante la UD Las Palmas y el empate en Málaga serían los únicos resultados “justos” de su trayectoria a domicilio.

Ya sea merecido o no, los guipuzcoanos necesitan desquitarse fuera de territorio eibartarra. Sin embargo, el próximo destino a visitar no parece el más indicado para ello. Pues acumulan tres cursos consecutivos sin hacer un solo gol en El Molinón. Feudo que se ha llevado siete de los nueve últimos puntos disputados entre rojiblancos y armeros. Tres de ellos acabaron siendo decisivos en la 23-24, cuando después de ganarles en la penúltima jornada, acabaron dejándoles sin ascenso. Un motivo más por el que izar definitivamente la bandera lejos de Ipurua.

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