Iván Iglesias: “Me gustaría ver un derbi con más asturianos”

Pasó por todas las categorías en Mareo hasta llegar al primer equipo del Sporting (1991-1993). El Barça le fichó, pero una lesión de rodilla cortó su progresión. Después de nueve meses de baja, Cruyff decidió que Gijón era el mejor lugar para que volviera a competir y allí regresó en enero de 1996, cedido media temporada. Le quedaban dos años más de azulgrana, pero la llegada de Robson --con Mourinho como segundo entrenador-- significó su salida del club azulgrana. El verano de ese mismo año fue traspasado al Oviedo donde estuvo cuatro temporadas, hasta 2000. El Rayo Vallecano fue su último club profesional. Iván Iglesias es uno de esos futbolistas que experimentó la vivencia actual de Hassan y Dubasin, cedidos primero en un lado y ahora en el eterno rival.

Al año siguiente de su retirada en 2003, con una última temporada en el Cartagonova, decidió fundar en Gijón la Escuela de Fútbol JIN, que responde a las iniciales Juanele, Iván y Novo. Ahora, sin su ex compañero en el Sporting y sin Novo, ya jubilado, comparte la dirección de la escuela con Nacho López, preparador físico del Oviedo a finales de los 90.

--¿Nunca le ha tentado ser entrenador?

--No. Siempre fui muy consciente de la dificultad que entraña dedicarse al fútbol profesional. Yo estaba estudiando Magisterio, por la parte de Educación Física, y lo tenía muy claro: me quería dedicar a la base. Nunca tuve es aspiración de ser entrenador.

--Y ahora que vuelve un derbi vuelve a aparecer su nombre por aquel fichaje por el Oviedo después de jugar en el Sporting. Eugenio Prieto fue el presidente del Oviedo que apostó fuerte por usted.

--Sí. Fue él quien me llamó. Siempre que digo que Eugenio Prieto fue el mejor presidente que tuve. Era un presidente muy cercano. Le tengo mucha estima porque fue quien más apostó por mí. Pagaron unos 100 millones de pesetas por mi traspaso.

--¿Qué recuerdos tiene de aquel fichaje por el Oviedo?

--Muy duros. Yo había empezado en el equipo de fútbol sala del Sporting, de pequeñito, y pasé por todas las categorías hasta el primer equipo. Yo seguía viviendo en Gijón, los dos equipos estábamos en Primera División. Fue muy duro en el día a día. Yo salía por las tardes con mi novia Alejandra, ahora mi mujer, y se acercaba siempre alguien a decirme algo, a increparme.

--Y eso que en su época no había redes sociales.

--Antes era todo cara a cara. Ahora puede haber redes sociales, pero ni te enteras si no las sigues. La rivalidad era más hostil antes que ahora. En aquellos tiempos te decían las cosas a la cara. Hoy veo el fútbol como una fiesta. La gente va en familia al estadio, con las bufandas, con las camisetas. Recuerdo aquella época en la que había pasión, pero era más difícil convivir. Recuerdo tirarte las almohadillas, perder un partido y no poder salir hasta dos horas después del vestuario y por una puerta trasera. Eso lo viví en los dos equipos y no veo que suceda ahora. Con el tiempo hay cosas que mejoraron y otras empeoraron. El futbolista está hoy mucho más tranquilo.

--¿Cómo fue aquel primer derbi suyo con el Oviedo en Gijón?

--Lo tengo muy presente aquel primer derbi que vine con el Oviedo a El Molinón. No había sitio para una pancarta más contra mí. Es un recuerdo malo, negativo. Al final soy de aquí de toda la vida.

--¿Le generó alguna antipatía?

--Sí. La gente me lo sigue recordando a día de hoy. Eso te marca. Yo era consciente de todo, pero me pilló maduro en el fútbol. Tenía 25 años. A toro pasado podría haberme arrepentido, pero no. Volvería a hacer lo mismo. Estuve encantado aquellos cuatro años en el Oviedo. Al final, estuve en los dos equipos y en la mejor época, con los dos equipos en Primera y hasta jugando la Copa de la UEFA con el Sporting. No soy anti-nada, ni lo era. Yo pasé al Oviedo y hasta ese momento nunca había sido antioviedista, ni mucho menos.

--¿Echa algo de menos de aquellas épocas?

--Se vive muy bien de futbolista. Eso siempre se echa de menos.

--¿Cuál es su relación con los clubes por los que ha pasado?

--Mantengo relación con las asociaciones de veteranos del Oviedo, del Sporting y del Barça. Participo en aquellos encuentros que puedo, si no me pillan viajes. Por ejemplo, este fin de semana no podré ir a El Molinón porque estaré fuera.

--¿Va al fútbol regularmente?

--No. Esa pasión la he perdido. Creo que se ha perdido un poco el arraigo que había antes en los propios clubes. Ahora cada temporada hay diez jugadores nuevos y de fuera. Me siento menos identificado. Me gustaría un derbi con más asturianos. Recuerdo los derbis de mis años y por semana íbamos a la peña que lleva mi nombre en Pola de Siero y allí nos juntábamos los jugadores del Oviedo y del Sporting sin problema alguno. Eso es algo impensable ahora. El futbolista de fuera no lo vive igual por mucho que diga. Nada que ver. Perder para uno de fuera no tiene tantas consecuencias como para uno de casa.

--¿Quién es favorito en este derbi?

--Todavía no me he enganchado al fútbol esta temporada como para tener elementos de juicio. De cualquier modo, va a ser un derbi como han sido todos a lo largo de la historia, por lo menos la más reciente. Veo igualdad. Empate o victoria mínima de uno. Parece un tópico, pero es la realidad de la Segunda División, la igualdad que tiene. Está muy parejo todo.

--¿Esa pérdida de arraigo tiene que ver con la llegada de empresas foráneas, en el caso de los clubes asturiano, con la llegada de los grupos mexicanos?

--Puede ser, pero la realidad es que la gente sigue yendo al campo y cada vez hay más abonados. El Oviedo está en una cifra récord. La afición solo quiere que el equipo enganche y que repita en los dos casos al menos lo del año pasado, el playoff. Más pronto que tarde creo que van a volver a Primera los dos. Los mexicanos son grupos empresariales como los hay en otros clubes.

--En su carrera tuvo entrenadores muy importantes. ¿Quién o quiénes le han marcado?

--Johan Cruyff fue mi mentor en el Barça. Me marcó Johan porque la escuela holandesa te enseña a entender el fútbol. Llegué al Barça y allí viví un máster continuó. Luego tengo a Ciriaco, a quien muchos debemos estar agradecidos porque fue quien nos hizo debutar en Primera y fue la última gran referencia de Mareo. Nos marcó por la confianza que nos dio. Aprendes de todos. Juanma Lillo, a nivel didáctico, también es un fenómeno y aprendí mucho con él. Luis Aragonés, al que tuve en el Oviedo, en cambio, era por momentos un hombre perdido en aquel momento y fíjate lo que le vino después con la Selección. Con Luis luchamos por no bajar cuando venía de equipos para ganar la liga. Yo lo viví y eso no tiene nada que ver. A Luis Aragonés le superó la situación del Oviedo en aquel momento, aunque logró salvarlo. Sin embargo, también dejó su sello a nivel de activación, de pasión, porque para eso era el mejor. Salías al campo en volandas porque lo trasmitía él.

--¿Cómo ve el fútbol español? Han vuelto los éxitos.

--El jugador español tiene mucho nivel. Veo peor el fútbol asturiano. Me gustaría volver a verlo en lo que fuimos en su día. Ahora la realidad es que no tenemos futbolistas representativos, ni en las selecciones. Nos cuesta incluso llegar a la elite.

--¿Y el Madrid y el Barça?

--El fútbol, como siempre y hoy más, son recursos. El Barça tiene la ventaja de que es una cantera muy fructífera, de la que salen jugadores continuamente. Sigue con la impronta, el sello, que dejó Johan. Guardiola mejoró después la base de todo que creó Cruyff. Y el Madrid está al máximo nivel competitivo porque tiene recursos para competir en Europa, sobre todo. Si no los tienes, te penaliza.

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