Thiago Motta para también al Milan

Tras cuatro victorias consecutivas, el Milan tiene que frenar ante un Bolonia que no vivía su mejor momento (sumaba un punto en tres jornadas) y, sin embargo, volvió a demostrar sus virtudes ante los grandes. Los rossoblú, que en este curso ya pararon a Juve, Nápoles, Inter, Lazio, Roma y Atalanta, con este punto se mantienen en plena zona Europa. Los milaneses, en cambio, necesitaban ganar para seguir con algo de esperanza de molestar a Inter y Juve: ahora marchan terceros con 12 puntos de ventaja sobre el quinto puesto y a siete del liderato. Meterse en la lucha de dos por el scudetto parece ya muy complicado.

Pioli optó, en la primera fase del encuentro, por una presión agresiva para limitar las ideas del conjunto de Thiago Motta, siempre muy peligroso cuando tiene tiempo de razonar. El intenso ritmo de juego generó una primera parte muy entretenida, con ocasiones y emociones en ambas áreas. Zirkzee confirmó valentía y talento en las grandes citas. El ex del Bayern armó la jugada del 0-1 con un centro para Fabbian y recibió el esférico de vuelta tras varios intentos de sus compañeros, batiendo a Maignan desde la derecha. Era el 29′, y antes del descanso pasó de todo. El árbitro Massa concedió un muy dudoso penalti a los rossoneri por una falta de Ferguson sobre Kjaer que, en cambio, parecía haber cometido juego peligroso. La decisión enfureció a Thiago Motta, que fue expulsado por protestar demasiado, aunque, desde los once metros, Giroud golpeó a Skorupski, que bloqueó su débil lanzamiento. Poco después, no obstante, Calabria encontró desde la derecha en el área a Loftus-Cheek, que puso las tablas al primer toque.

Los vaivenes continuaron en la reanudación. Zirkzee volvió a hacer temblar San Siro y Reijnders hizo lo mismo con el larguero, golpeado con una espectacular rosca desde la frontal. Leao, por su parte, mostró su mejor versión (llevaba ocho partidos sin rematar a puerta…) con una cabalgada que terminó con un manotazo de Beukema en el área rival. Esta vez el penalti fue claro, pero Theo, a falta de Giroud, se encargó de la pena máxima con el mismo resultado, un error. El francés golpeó el poste y, después, empujó el esférico entre palos sin que lo jugara nadie más, algo que el reglamento impide. Era desde 1955 que los rossoneri no desperdiciaban dos penaltis en el mismo partido de Serie A. Como en la primera parte, el Milan aumentó su intensidad tras fallar el penalti y, en el 83′, Loftus-Cheek cabeceó a la red un centro perfecto de Florenzi, doblando las manos de Skorupski.

Parecía el final feliz de los milanisti, pero con este Bolonia los partidos son larguísimos. Y, en el 90′, un ingenuo agarrón de Terracciano a Kristiansen en el área causó otra pena máxima, señalada con la ayuda del VAR, que Orsolini no desaprovechó. Fue el 2-2 definitivo, un resultado justo tras 90 minutos espectaculares. El Milan tuvo que parar ante un rival que peleará por los puestos de Europa hasta el final y cuyo entrenador inevitablemente sonará por el Barça con cada vez más insistencia.