Sergio Ramos, año cero
Sueña con convencer a Luis Enrique en tres meses después de olvidar las lesiones y adaptarse a un nuevo sistema.
Sin lugar a dudas, Sergio Ramos es uno de los grandes protagonistas de la pretemporada del PSG. El central español tuvo una temporada muy complicada en París por culpa de las lesiones y, en su segundo año en la capital francesa, el exjugador del Real Madrid ha recuperado sensaciones gracias a un gran rendimiento que culminó con su gol en la Supercopa ante el Nantes disputada este domingo en Israel.
Ramos, en el postpartido contra el Nantes, reconoció haberse recuperado de sus problemas físicos que le alejaron de forma continuada durante toda la temporada pasada de la capital francesa. Asentado en un sistema de tres centrales, el que no conoce de su etapa en el Real Madrid, el camero parece haber olvidado el calvario que le impidió rendir al máximo nivel en el PSG.
Aunque suene a utopía en estos momentos, la realidad es que Sergio Ramos se ha ganado un sitio en el once de Christophe Galtier y sueña con disputar el Mundial. El técnico francés, habituado a un 4-4-2 durante toda su carrera como entrenador, ha implantado en el PSG un sistema de tres centrales en el que el de Camas es central derecho para taparle las subidas por la banda a Achraf Hakimi. Aunque en pretemporada dejó bastantes dudas por su poca velocidad para compensar su espalda, la realidad es que Ramos se puso a tono contra el Nantes y dejó una actuación extraordinaria con gol de tacón incluido.
En su mejor momento.
A tan solo cinco días para comenzar la temporada contra el Clermont el próximo sábado, Sergio Ramos está viviendo su mejor momento desde que fichara por el PSG hace un año. Regular, fuerte en los duelos y rápido en las coberturas, el defensa español vive un momento de dulce en un equipo que le fichó precisamente para ganar la Champions, competición en la que no pudo debutar en toda la temporada pasada con su nuevo equipo. El conjunto parisino le fichó para aspirar a la ansiada máxima competición continental y su experiencia puede ser un añadido para un equipo que, durante el último lustro, ha acostumbrado al espectador a descalabros que han desencadenado en crisis internas que han provocado grandes cambios.