¡Qué locura, Palmer!

El fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, juegan 11 contra 11, el Chelsea de Mauricio Pochettino siempre encuentra la forma de complicarse la vida y Cole Palmer es la estrella que los blues necesitan pero no siempre merecen. El de Stamford Bridge es un equipo incapaz de soportar la presión y que ni siquiera necesita de un rival que le busque las cosquillas para estropear todo lo bueno que, en ocasiones, sí hacen. Menos mal que Cole Palmer es independiente a todo eso. En el oeste de Londres ha nacido una estrella que no tiene techo y que puede, por fin, sacar al Chelsea de la mediocridad.

Empezar ganando 2-0 ante el Manchester United no asegura nada a los seguidores de Chelsea. Un error, en este caso de Moisés Caicedo, fue suficiente para que los red devils se metieran de lleno en el partido y le dieran la vuelta al marcador. Para incredulidad de muy pocos en el feudo blue, claro. Alejandro Garnacho inauguró y cerró la remontada, Bruno Fernandes fue quien empató el encuentro y Antony, en el 24º partido disputado esta temporada en Premier League, participó en su primer gol liguero. Un remontadón de los red devils que ahondaba en el drama blue. El único “pero”, hasta el momento, para los mancunianos fue la doble lesión de Raphael Varane y Jonny Evans, que sumadas a la de Lisandro en la previa del partido, dejaban la defensa del Manchester United en cuadro.

Entonces, se hizo la luz en Stamford Bridge. El 2-3 parecía amarrado, pero mientras que el Chelsea es impredecible, Cole Palmer es inevitable. Un gol de penalti en el minuto 100 y otro de rebote en el 101′ desataron la locura en Stamford Bridge. Todo el banquillo corría por el césped. Solo eran tres puntos, pero la forma en la que el Chelsea los había conseguido fue más que eso. Los blues aún son 10º, a cinco puntos del Machester United –sexto con 48 puntos–, pero la remontada de la remontada debe ser el punto de inflexión que la parroquia blue tanto ha esperado.

El Chelsea sigue siendo el Chelsea

Los aficionados del Chelsea también merecen disfrutar de su equipo, pero solo un poco. Los blues, como vienen demostrando durante toda la temporada, partido sí y partido también, son capaces de lo mejor y, sobre todo, lo peor. El gol de Conor Gallagher a los cuatro minutos de partido, con ayuda de André Onana incluida; y el penalti cometido por Antony y convertido por Cole Palmer –su tanto número 17 de la temporada– apenas 15 minutos después fue la clara muestra de lo primero. Todo lo que ocurrió a continuación, de lo segundo.

Stamford Bridge estaba disfrutando de los suyos cómo hacía tiempo que no pasaba. Con el ‘20′ local desplegando su fútbol, Nicolas Jackson rompiendo al espacio y haciendo correr hacia atrás constantemente a la zaga de los red devils, y los defensores mostrándose más fiables de lo normal, algunos seguidores blues se atrevieron incluso a vacilar a la afición rival. Serían novatos en esto del Chelsea, ya que la mayoría de los presentes en Stamford Bridge conoce a la perfección a su equipo.

El error de Moisés Caicedo, el enésimo de su irregular primera temporada al oeste de Londres, abrió la caja de los truenos. El ecuatoriano regaló el balón a Alejandro Garnacho con un pase hacia atrás y el internacional argentino recortó distancias. El centrocampista de los blues y Mauricio Pochettino se llevaban las manos a la cabeza, y eso que todavía no había visto cómo, en el minuto 39, Bruno Fernandes devolvía las tablas al marcador. El capitán del Manchester United culminó con un gran cabezazo en el segundo palo la jugada que hilvanaron los red devils desde atrás. En cuestión de cinco minutos, el Chelsea había tirado por tierra todo el buen trabajo realizado. Otro días más en la oficina, eso sí.

Palmer, Palmer... ¡y Palmer!

Los segundos 45 minutos no serían más que la confirmación de que Chelsea y Manchester United son, a años luz del resto, los equipos más impredecibles de la Premier League. Raphael Varane, sustituido en el descanso por unas molestias musculares –Jonny Evans, quien entró en su lugar, también tuvo que marcharse del terreno de juego por lesión a los 20 minutos–, se perdió el correcalles en el que se convirtió el partido de Stamford Bridge.

En ese ida y vuelta repleto de errores y imprecisiones, el Chelsea volvió a ser protagonista. Negativo, claro. Y es que no podía ser otro equipo más que el Chelsea ante el que Antony participase en su primer gol en la Premier League 2023-2024 después de más 1.000 minutos disputados. Pérdida de Benoit Badiashile, cabalgada y pase de tres dedos del extremo brasileño, y doblete de Alejandro Garnacho. La revolución de Mauricio Pochettino consistió en introducir a dos centrales en el tramo final de partido y la forma de desahogarse por parte de Stamford Bridge fue dar la bienvenida a Mason Mount con una sonara pitada.

Por suerte para el Chelsea, en Londres llueve mucho y Cole Palmer ignora olímpicamente todo lo que envuelve a este club. A falta de un minuto para el final de los ocho añadidos por el colegiado, Noni Madueke provocó el penalti de la esperanza local. Cole Palmer, quién si no, lo convirtió y Cole Palmer, quién si no otra vez, casi provoca el derrumbe del feudo londinense. Su zapatazo entre un bosque de piernas se coló en la portería de André Onana en el 111′. Hat-trick del inglés, 4-3 para el Chelsea y fiesta blue. ¡Qué locura, Cole Palmer!

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