Petardazo colosal del Liverpool

Sorpresón. Uno que pasará a la histórica de la competición más antigua del mundo. Un torneo mágico, que acostumbra a producir alegrías y decepciones inigualables. El Plymouth Argyle apenas había ganado siete partidos en toda la temporada. Es el último clasificado de la segunda división. Su mala racha, sin embargo, no le impidió eliminar contra pronóstico al Brentford, de la Premier League. El domingo hizo el más difícil todavía imponiéndose a uno de los mejores equipos de Europa, incontestable en la Champions League y que tiene una ventaja cómoda al frente de la máxima categoría del fútbol inglés. El Liverpool pecó de confianza. Y lo pagó con la eliminación de la FA Cup.

Tres días después de golear al Tottenham y alcanzar su primera final en su primera campaña en Anfield. Slot entendió que el cruce ante el Plymouth sería coser y cantar. Puso a dos canteranos en el once inicial, Nyoni y MCConnell. Y solo dos integrantes del primer equipo en el banquillo, Núñez y Jones. Sin Salah, pero con Jota y Díaz liderando el ataque, el Liverpool sucumbió al entusiasmo y buen hacer de los locales. Los visitantes perdieron a Gomez, capitán el domingo, por lesión a los diez minutos. Y les costó un mundo recomponerse. Jamás terminaron de hacerlo.

A sabiendas que no podría competir con el Liverpool por la posesión, Muslic pidió orden a los suyos. Replegados atrás, intentando pillar a la contra al líder de la Premier. Su plan salió a la perfección. Hubo que esperar más de media hora para que los visitantes disparasen entre los tres palos. Fue McConnell desde lejos. El balón salió rebotado, pero Hazard se lanzó bien para despejarlo a córner. Gyabi tuvo la mejor ocasión para los locales antes del descanso, cuando un saque de banda le llegó a los pies, dentro del área rival. Su disparó salió demasiado alto.

Cinco minutos después que empezase el segundo tiempo, llegó el momento decisivo. Unas manos de Elliott en su propia área permitieron que el Plymouth gozase de un penalti para tomar una ventaja inesperada. Hardie engañó a Kelleher para hacer que Home Park viviese una explosión de jolgorio. La celebración, mezcla de felicidad e incredulidad, afianzó a un equipo que pasó a defender su ventaja con uñas y dientes. Entró Núñez, pero su efecto se diluyó. No fue hasta los últimos minutos cuando el Liverpool tuvo oportunidades claras para intentar evitar el tropezón. En ese tramo final, Hazard se ganó el premio al jugador del partido. El meta norirlandés sacó una volea de Jota y un cabezazo de Kelleher, como leen, en el añadido. El resto ya es historia. Día grande para el club de Devon, en el sur de Inglaterra, cuyo mayor éxito es salir campeón de la tercera división.

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