Pablo Torre deja su sello en Tokio

Uno de los grandes misterios de la temporada en el Barça ha sido Pablo Torre. El cántabro, que aterrizó el verano pasado como uno de los grandes proyectos del fútbol español, apenas ha jugado 333 minutos en competición oficial en 13 partidos, ninguno de ellos importante. Sobre él se ha escrito de todo. Que necesitaba un año para aprender el ‘sofware’ de Xavi, que se había desmotivado durante el curso, que no sabe sufrir en los entrenamientos. Lo que no se ha podido decir de él es que carezca de talento porque le sobra.

Pablo Torre dijo adiós a la temporada dejando su sello en el Estadio Nacional de Tokio, sede de las hazañas de los Juegos de la pandemia (aquella ceremonia inaugural en un estadio vacío sólo entra en la lógica de esos rarísimos tiempos). Sus dos asistencias, a Kessié para el 0-1 y Eric Garcia en el 0-2, demuestran que es un jugador con un talento distinto. Seguramente tenga algo para que Xavi no le haya hecho un sitio esta temporada, pero tampoco estaría mal que lo explicase. Si hasta comparten empresa de representación…

Pablo Torre quitó algo de foco a Iniesta en la despedida oficiosa de Andrés, porque el Vissel se despedirá de manera oficial ante el Sapporo el 1 de julio. Pero el manchego dejó un par de delicatesen que permiten transportarse a sus jugadas eternas este martes que se cumplían ocho años de la final de Berlín en la que dejó aquella asistencia plena de talento a Rakitic.

El partido también dejó el debut de Julián Araújo, sobre quien fue difícil sacar conclusiones. El mexicano del pelo rosa jugó la primera parte como lateral derecho y cambió de banda en el segundo tiempo. Por el Estadio Nacional de Tokio también desfilaron chicos de La Masia. Pau Prim, mediocentro que soñará con ser Busquets algún día; Dani Rodríguez, clásico extremo zurdo que juega a banda cambiada; Fort, lateral derecho profundo; Unai Hernández, que lo intentó desde lejos varias veces; o Marc Guiu, delantero potente que viene de jugar el Europeo Sub-17…

Iniesta se marchó en el minuto 81. Xavi se acercó a abrazarle porque, como todos sabían, era una despedida ‘encubierta’. Luego Andrés se quedó pensativo en el banquillo como aquella noche fatal de Roma en abril de 2018, cuando ya masticaba su adiós… Qué tiempos aquellos con los dos en el campo. La vida sigue.