Otro pinchazo de Marcelino

La semana del Olympique de Marsella ha sido para olvidar. Por mala suerte, por falta de eficacia, por decisiones arbitrales dudosas en momentos importantes, por un cúmulo de cosas, el equipo de Marcelino García Toral cayó eliminado el martes en la previa de la Champions y empató a dos, en Metz, un partido que tenía ganado en el minuto 60. Vencía 0-1, su rival se quedó con diez y todo parecía encaminado. Sin embargo, los granates remontaron tuvieron en las botas de Mikautadze el 3-1 y acabó conformándose con un empate que firmó Vitinha al final. El pinchazo da carpetazo a una semana que merma la moral de un Marsella que, a priori, es el único equipo capacitado para ponerle en apuros al PSG en su paseo militar hacia el título.

Obligado a reaccionar después de una eliminación europea muy dolorosa, el Marsella de Marcelino, como contra el Panathinaikos, salió al encuentro con la sensación de haber borrado la decepción del pasado martes. Los primeros minutos del equipo marsellés fueron notorios, imprimiendo un alto ritmo y evitando que el Metz saliera de su campo. Sarr, en el minuto 2, tuvo la primera, en un disparo que se estrelló en el poste tras un gran centro del joven Soglo.

El joven inglés, de 18 años, sensación de la pretemporada como lateral a la espera del fichaje de Lodi, fue la gran noticia de la noche para el OM. Aprovechando una indecisión de la defensa del Metz, el canterano adelantó a los de Marcelino, con un remate al palo corto con su pierna izquierda que fue imparable para Oukidja. El partido se le ponía muy de cara al Marsella, que volvió a ser imponente en el tramo inicial.

Al Metz le faltaba calidad en los metros finales, pero no fue insuficiente para probar a Pau López. Su mejor oportunidad llegó al borde del descanso, después de un disparo extraordinario de Cande de larga distancia que repelió el español con una mano milagrosa. Antes del pitido del árbitro, el Marsella podía haber hasta sentenciado el partido, pero un gol de Aubameyang, omnipresente toda la noche, fue anulado por un milimétrico fuera de juego.

El fútbol no tiene palabras para expresarse con racionalidad, por eso es un deporte tan maravilloso en el que las cosas más inexplicables suceden. A pesar de que el Marsella tuvo una ingente cantidad de ocasiones para sentenciar el encuentro, con otro gol anulado, a Rongier por falta de Ismaïla Sarr previa que revisó el VAR, el partido iba a entrar en un terreno totalmente desconocido e inédito. El Metz se quedó con diez por la expulsión de Lo (entrada criminal sobre Ndiaye) y el terreno, a priori, parecía allanado para los de Marcelino.

Pero contra todo pronóstico, cuando ya parecía que el OM dormía el partido, el guion experimentó un giro radical. El Metz consiguió empatar por medio de Sabaly y convirtió la contienda en un correcalles en el que no existió el mediocampo. Por si fuera poco, al Marsella, tocado moralmente, todavía le faltaba hundirse un poco más. En una segunda jugada de un córner, Mikautadze sorprendió a Pau López y marcaba el 2-1, generando una incertidumbre en el OM que estuvo a punto de desembocar en la desesperación.

Marcelino tuvo que irse con todo al ataque y metió a Vitinha, delantero, por Balerdi, central. El portugués, clave la semana pasada contra el Reims, volvió a aprovechar su oportunidad. Antes, el Metz rozó el 3-1, en un mano a mano de Mikautadze con Pau López que, esta vez sí, el español sacó a bocajarro. A la jugada siguiente, Vitinha sorprendía a Oukidja y empataba el partido. El OM lo intentó hasta el final, pero las prisas y los nervios le condenaron.