Messi y Mbappé evitan un bochorno

El PSG es un club inexplicable. No domina los partidos, le remontan cuando va ganando, el consejero deportivo del club, Luis Campos, baja a hacer el trabajo de Galtier y celebra en la cara del cuarto árbitro las victorias... el conjunto parisino superó, no sabe cómo, un partido dificilísimo contra el Lille. Comenzó ganando 2-0, perdía 2-3 a falta de diez minutos, pero Mbappé, primero, y Messi, con un gran gol de falta en el minuto 94, evitaron posiblemente el despido prematuro de Galtier, poniendo fin a una racha de tres derrotas consecutivas que podían haber sido cuatro de no ser por un sprint final agónico, de esos que cambian dinámicas, de esos que pueden fortalecer a un grupo al borde del incendio en el mes de febrero. Neymar se fue en camilla en el segundo tiempo por una lesión en el tobillo y su presencia ante el Bayern, por la dureza de las imágenes, parece imposible.

La necesidad de puntuar del PSG era máxima. Las últimas tres derrotas, las tres consecutivas, habían encendido las alarmas en París. Galtier salió con todo lo que pudo. Sin Achraf ni Marquinhos, ambos lesionados, el técnico recuperó a Mbappé para la causa y juntó, después de mucho tiempo, a Messi, Neymar y el francés en ataque. El Lille no era el mejor rival posible para afrontar una crisis, pues los de Fonseca llegaban en racha y sin la intención de regalar ni un solo metro en el Parque de los Príncipes.

Poco, muy poco, tardó el PSG en reaccionar. No obstante, antes tocó sufrir, ya que el Lille gozó de dos oportunidades flagrantes que podrían haber cambiado el ritmo del encuentro. La primera en el segundo 40, después de un disparo de Weah que repelió Donnarumma con el pie derecho. La segunda de Jonathan David, que no aprovechó un error de Kimpembe porque el guardameta italiano es un muro en estos momentos, redimiéndose de su error el martes contra el Bayern.

Esas dos oportunidades, clarísimas, fueron el preludio del despertar de Kylian Mbappé. El PSG había echado mucho en falta la ausencia del delantero en sus últimos compromisos y el caso paradigmático es el partido de este domingo. A la primera que tuvo, la pelota fue a la red, después de un cambio de ritmo letal en el que dejó a dos rivales clavados y batió a Chevalier con mucha facilidad. Sin tiempo para reaccionar, la presión intensa del Lille, marca de la casa de Fonseca, no detectaba a Neymar, que aprovechó una gran jugada en la izquierda para materializar el 2-0.

El técnico portugués, tal y como había avisado a Diario AS en la previa del partido, no renunció a su estilo ni con 2-0 en el marcador. Y el tiempo le dio la razón. Después de la enésima parada de Donnarumma, otra vez a Jonathan David, Diakité, central que juega de lateral con Fonseca, aprovechó un gran centro de André Gomes para reducir la distancia en el marcador. Fue otro gol propiciado por una mala acción defensiva del PSG, permisivo durante todo el partido. Nuno Mendes se retiró lesionado por problemas físicos y los de Galtier acabaron pidiendo la hora en el primer tiempo.

En el fútbol, de la alegría y de la euforia a la decepción se puede pasar en centésimas o incluso milésimas. Neymar, un talento sobrenatural al que las lesiones y su cabeza le han impedido ser el mejor del mundo durante varios años, cayó mal en un forcejeo con André y se partió el tobillo, abandonando el campo en camilla y llorando. La imagen, escalofriante, no augura buenas sensaciones a dos semanas de viajar a Alemania para medirse al Bayern. Esa lesión dejó atónito al PSG, que desde el 2-0 no hizo acto de presencia y volvió a pagar las consecuencias. Cinco minutos después del infortunio del brasileño, Verratti cometía penalti sobre Djaló y Jonathan David, que no estuvo acertado en el primer tiempo, engañaba a Donnarumma. Empate y vuelta a empezar.

La crisis ya era inevitable para el PSG. El equipo estaba roto, el Lille seguía empujando y la lesión de Neymar había destruido todo el arsenal ofensivo del líder de la Ligue 1. André Gomes, que ya estaba siendo el mejor de los norteños, encontró a Bamba con un pase extraordinario y el extremo no perdonó a Donnarumma. El PSG, en medio de una crisis interna, con Luis Campos, el consejero deportivo del club, bajando a dar indicaciones tácticas a los jugadores, consiguió empatar por medio del de siempre, Kylian Mbappé. Aprovechando un buen pase de Bernat, el internacional francés batió a Chevalier y desató la locura en el Parque de los Príncipes. El Lille, a pesar del empate, buscó el cuarto gol, sin importarle que su rival, provocando una ruleta rusa en el tramo final en la que la bala la encontró Messi. El argentino batió a Chevalier en el minuto 94 y consumó una remontada que podía haber sido el fin del dúo Galtier-Campos. Tres puntos vitales para un PSG que respira, pero que sufre y no presenta buenos síntomas a dos semanas de medirse al Bayern.

Deiver Machado saca al Lens del bache

Con un gran gol desde fuera del área del colombiano Deiver Machado, que se introdujo por la escuadra izquierda del meta Alban Lafont, el Lens encarriló la victoria ante el Nantes (3-1) que le devolvió a la lucha por los puestos europeos de laLigue 1. El Lens se asienta en la cuarta plaza y mantiene la distancia con el Stade Rennes, quinto, mientras el Nantes vuelve a estancarse. EFE