FRANCIA | PSG

Mbappé ni se inmuta

El jugador francés no tiene que dar ninguna respuesta a los ultimátums de Al Khelaïfi porque ya dejó claro el 13 de junio, mediante una carta, su voluntad.

París (Francia)

El futuro de Kylian Mbappé está yendo en la dirección que más beneficia al interés del jugador, orientado a cumplir su último año de contrato y a no ejecutar la cláusula de renovación que expira el próximo 31 de julio. Al Khelaïfi, que se reencontró con el delantero por primera vez desde el pasado 3 de junio, ha tenido que recular en su ultimátum, que en realidad no es como tal, para darle un pequeño margen al jugador para que de una respuesta definitiva.

Mbappé no tiene nada que decidir porque ya lo hizo hace más de un mes. En aquella carta que envió a las oficinas del PSG, el talento de Bondy manifestó claramente su intención de no renovar. Lo hizo para que el club tomara consciencia de que todos los esfuerzos por renovarle iban a ir en vano. El órdago que le lanzó Al Khelaïfi el 5 de julio, asegurando que “tenía que decidir en diez días como máximo”, no han tenido efecto alguno en el futbolista, cuya hoja de ruta está más que diseñada.

Este martes, en Poissy, el presidente del PSG intentó llamar la atención de Mbappé mediante un discurso en el que recalcó “que nadie está por encima de la institución” y que “todo aquel que no quiera seguir en el club debe salir”. El capitán de la selección francesa no ha manifestado, ni tampoco lo hará, en ningún momento que quiera dejar París. Simplemente se ha acogido a su último año de contrato, porque de lo contrario, renunciaría a una prima de fidelidad que asciende a 80 millones de euros.

La fecha límite de Al Khelaïfi ha pasado del 15 al 31 de julio. Ahora, el qatarí, que no tiene la martén por el mango, sí Kylian Mbappé, sabe que el tiempo corre en su contra y que no tiene potestad ni competencia alguna para forzar la salida del mejor pagado de la plantilla. El 31 de julio, precisamente, el jugador recibirá la mitad de la prima de fielidad, algo que podría abaratar su precio en un hipotético traspaso que, de momento, ni se contempla en las altas esferas de París al no haber recibido ninguna oferta por su estrella.

Mbappé no se va a inmutar en las próximas semanas. El sábado cogerá un vuelo a Japón para disputar la gira asiática y tampoco va a cambiar su decisión final, el no renovar hasta 2025. El PSG corre el riesgo de que todo se le ponga patas arriba. Dejarle en el banquillo supondría un terremoto en Francia, el país que le aclama y que le adora. El Sindicato de Jugadores, la UNFP, intercedería en un conflicto que podría dejar todavía peor parado a la entidad parisina.

Nadie, ni el propio Al Khelaïfi, pueden garantizar la venta de Kylian Mbappé aunque se empeñe en lanzarle órdagos cada vez que habla en público. Porque el crack francés, en consonancia con su entorno, no va a a entrar en ninguna disputa con el presidente ni tampoco va a forzar su salida. El 31 de julio llegará, pero la situación no cambiará salvo que haya un golpe sobre la mesa de Qatar, que tampoco puede obligarle, aunque muestre autoridad de puertas hacia afuera, a que se marche a toda costa. El culebrón interminable no tiene desenlace ni se resolverá, salvo sorpresa, antes del mes de agosto.

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