Magistral Luis Enrique
El asturiano cambió la final de la Supercopa con los cambios en el segundo tiempo. También acertó, de momento, con la titularidad de Chevalier en portería.
Luis Enrique avanza a paso firme para entrar en la historia del PSG. Tras haber ganado en mayo la primera Champions de la historia del club, el asturiano consiguió este miércoles la primera Supercopa europea del conjunto parisino, en una final en la que fue superado durante más de una hora, pero en la que su dirección de campo, y sus cambios, fue determinante para equilibrar la contienda y acabar remontando un 2-0 en contra. El gijonés logró su octavo entorchado desde que aterrizó en la capital francesa hace dos años, a tan solo tres del récord que ostenta Laurent Blanco, con 11 trofeos, marca que seguramente supere durante esta temporada si gana todos los títulos nacionales y la Intercontinental.
Luis Enrique es un entrenador de actos, no de palabra, y así lo refrendó con sus decisiones en la final de la Supercopa. Descartó el lunes a Donnarumma y puso de titular a un portero, Chevalier, que apenas había completado tres entrenamientos con el PSG. El francés, eso sí, pudo jugarle una mala pasada, ya que en el segundo gol del Tottenham, rubricado por el Cuti Romero, no pudo atenazar un testarazo que le botó antes de intentar repelerlo. Sin embargo, el ex del Lille le dio la razón cuando, en la tanda de penaltis, consiguió adivinar el disparo de van de Ven y acercó al campeón de la Champions hacia el primer título de la temporada.
Otra de sus decisiones controvertidas estribó en el once. Luis Enrique sentó a Fabián y optó por un once muy ofensivo en el que jugaron hasta cuatro delanteros. El excelso planteamiento de Thomas Frank, a través de marcajes individuales, le descolocó por completo, pero rectificar es de sabios y en la segunda parte los cambios mejoraron ostensiblemente al PSG. El internacional español dio un recital en el mediocampo, así como Kang-in Lee, que se redimió de sus pocos minutos firmando el gol, golazo que redujo distancias en el marcador y, con el tiempo cumplido, fue Gonçalo Ramos, de cabeza, el que puso las tablas en el marcador y forzó la tanda de penaltis. El joven Mbaye, de apenas 17 años, también fue un arma para desarbolar el férreo trabajo defensivo del Tottenham. El delantero portugués confirmó en zona mixta que no se moverá de París, en un claro guiño hacia Luis Enrique, que nunca dejó de confiar en su potencial.
Luis Enrique fue sincero en rueda de prensa y aseguró que no merecieron el título. “Para ser honesto, creo que no merecemos este trofeo, porque se pudo ver la diferencia entre un equipo como el Tottenham, después de seis semanas de entrenamiento, y nosotros, después de solo seis días. Eso marca una diferencia real. Durante 80 minutos, intentamos jugar nuestro fútbol, pero hubo muchos pases errados, y tuvimos la suerte de marcar dos goles e ir a los penaltis. Así es el fútbol", resumió.
El no rendirse nunca, el tener fe hasta el final y el mantener motivados a todos los jugadores, como los suplentes en la Supercopa, es una de las claves de Lucho, que ha conseguido revitalizar un proyecto que parecía abocado a las desilusiones cuando aterrizó en 2023 en la capital francesa. Sus decisiones, personalísimas, como descartar a Donnarumma, como sentar a Fabián en una final, cuentan con la confianza plena del club, que le ha dado las llaves del proyecto, nunca se inmiscuye en su trabajo y, además, considera que es la estrella del proyecto, antaño los jugadores, uno de los principales obstáculos para que el PSG no creciera a nivel internacional.
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La tercera temporada de Luis Enrique comenzó de manera brillante, con un título, pero ahora queda lo más difícil, mantener intacta la ambición de una plantilla que viene de ganarlo todo en los últimos meses. El asturiano fue meridiano antes de la Supercopa, asegurando que “el objetivo es ganar dos Champions consecutivas”, una declaración de intenciones que no fue baladí, ya que, de momento, la motivación no se ha aminorado, más bien lo contrario. La remontada contra el Tottenham, tras apenas seis días de trabajo, con la final perdida a falta de seis minutos para el final, es la última, enésima evidencia de que este equipo es inmortal por momentos y Lucho es el máximo responsable de sus éxitos. El domingo, en Nantes, comienza una nueva travesía para intentar seguir haciendo historia en el banquillo.
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