“Lloraba todos los días”

No todo es oro lo que reluce en el fútbol. Y en el deporte de élite. Muchos deportistas terminan afirmando con el paso del tiempo la dureza de la alta competición. Eso le ha pasado a Thierry Henry. El francés acaba de narrar en el podcast ‘The Diary of a CEO’ la depresión que vivió tanto en su época de jugador como de entrenador.

“Toda mi carrera debí de estar en depresión. ¿Lo sabía? No. ¿Hice algo al respecto? No. Pero me adapté en cierta manera. Eso no significa que esté caminando derecho, pero estoy caminando. Hay que poner un pie y luego otro, es lo que me dicen desde que era bien pequeño. Y caminar...”. Henry fue considerado uno de los mejores jugadores del mundo en su época, tanto en el Arsenal como en el Barcelona.

Fue en 2014 cuando anunció su retirada y pasó a forjarse como entrenador. “Nunca paré de caminar, si lo hubiera hecho tal vez me hubiera dado cuenta. Estuve mintiendo durante muchos años, la gente no estaba preparada para escuchar esto. Pasé por momentos de depresión. Fue durante el Covid cuando dejé de caminar. No se podía. Entonces empiezas a darte cuenta. Estaba aislado en Montreal y no pude ver a mis hijos durante un año, fue difícil”

Actualmente, a sus 46 años, se siente aliviado al poder contarlo ya sanado. “En ese momento estaba llorando casi todos los días sin motivo alguno, las lágrimas venían solas. ¿Por qué? No lo sé, pero tal vez estuvieron allí durante mucho tiempo. Lloraba por todo lo que no había logrado conseguir en el pasado”.

Padre exigente

“Cuando era niño mi padre siempre decía: ‘No lo hiciste tan bien’. Cuando lo escuchas tantas veces, se te queda. Era muy exigente. Recuerdo una vez que marqué seis goles y estaba descontento: “Perdiste ese control, perdiste ese centro. En cierto punto ayudó al deportista, pero no al ser humano: No recibí cariño ni amor, la primera vez que mi padre me abrazó, me dijo: ‘este bebé será un gran jugador de fútbol. A partir de ahí sólo tuve que buscar su aprobación”.

Dejar Montreal en 2021

“Apoyé mis maletas para despedirme en casa y todos empezaron a llorar, desde la niñera hasta mi novia y los niños. Por primera vez pensé: ‘Me ven a mí, no al futbolista, no a los elogios’, y me sentí humano. Deshice mis maletas y dejé de entrenar en Montreal . Dije: ‘¿Qué estoy haciendo? ¿Vas a volver a meterte en una situación sólo por tu búsqueda de complacer a la gente? Aman a Thierry, no a Thierry Henry. Me quedé, por primera vez me sentí humano...”, sentenció.

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