Lío en Río

El fútbol sudamericano vive este sábado su jornada más especial con la final de la Copa Libertadores que enfrentará a Fluminense y Boca Juniors en Maracaná. El equipo carioca tendrá el honor y también la presión de jugar en casa ante un cuadro argentino que ya busca su séptimo título. En cambio, los brasileños aún no han conseguido ninguno en sus 121 años de historia.

Este partido servirá para enfrentar dos estilos totalmente opuestos. Por un lado Fernando Diniz y su juego de toque constante y de poderío ofensivo que le ha llevado a convertirse en seleccionador de Brasil y por el otro lado Jorge Almirón, que ha logrado un equipo correoso para superar cada eliminatoria a base de sufrimiento. Si Fluminense consigue imponer su forma de jugar será difícilmente de frenar. En cambio, si Boca complica la salida de balón y cierra el partido podrá avanzar hacia el torneo más preciado por sus aficionados.

Sobre la cancha estarán grandes figuras. Unas muy veteranas y en los últimos pasos de su carrera y otras que ultiman su llegada a Europa. En Fluminense sobresale la presencia de Marcelo, que llegó este mismo año al club donde se formó y tras hacer historia en el Real Madrid buscará engrosar su palmarés. Además, lo acompañan otros ilustres como Felipe Melo en el centro de la zaga o bbajo palos. Germán Cano vive una eterna juventud en el área y es el máximo anotador de la presente edición de la Libertadores. Entre los jóvenes destaca André, tentado ya por el Liverpool en el último mercado de fichajes y que domina el centro de la cancha del Fluzao.

Por parte de Boca también encontramos grandes jugadores de la última década como son Cavani en la delantera o Romero bajo palos. El arquero es el gran culpable de que su equipo dispute esta final por su dominio en las tandas de penaltis. Otro viejo conocido, con paso por el fútbol español, es Advíncula. En cuanto al joven talento, Barco se lleva todos los titulares. Un zurdo realmente valioso que no siente la presión en grandes partidos y que ha enamorado a su afición.

Además del título en este partido estará en juego mucho más. En el plano económico ganar la final supondrá un importante ingreso a las arcas de los clubes, necesitados en ambos casos en mayor o menor medida. Además, ganar la Copa Libertadores asegura disputar la próxima edición, algo primordial para la supervivencia de los proyectos. De momentos los dos clubes estar lejos de obtener el billete en sus respectivos torneos locales y ganar esta final ahorraría muchos quebraderos de cabeza.

Y aunque Fluminense juegue en casa, Boca estará arropado en un desplazamiento de aficionado muy pocas veces visto. Se calcula que más de 100.000 seguidores llegarán desde Buenos Aires para arropar a su equipo en la cancha y en las calles de Río de Janeiro. Muchos de ellos en un trayecto de varios días para recorrer por tierra los 2.600 kilómetros que separan las dos ciudades.

Incidentes en Copacabana

La fiesta de los hinchas de Boca estos días en Río es total, pero los incidentes se sucediron de manera preocupante. El jueves, la quedada de la hinchada Xeneize fue interrumpida violentamente hacia las 17.00, hora local, cuando un numeroso grupo de aficionados de Fluminense atacó a los argentinos y, en medio de varios incidentes y peleas generalizadas, obligó a los rivales a abandonar la playa a las carreras.

La policía, que había reforzado Copacabana para evitar este tipo de incidentes, terminó dispersando a las aficiones de ambos equipos con gases lacrimógenos. Las imágenes del ataque se multiplicaron en las redes sociales, especialmente de los aficionados argentinos quejándose de la violencia sufrida. Pese a que la fiesta era pacífica, la única persona detenida fue un argentino, pero la policía no informó los motivos del arresto.

Los incidentes se registraron junto a un quiosco playero de propiedad de tres argentinos, que los hinchas del Boca escogieron como punto de concentración pese a que la CONMEBOL instaló una Fan Fest también en la playa de Copacabana. Ayer llegó una una caravana de cerca de 85 autobuses desde Buenos Aires con unos 6.000 aficionados.

La gobernación de Río de Janeiro reforzó la presencia policial en los lugares de concentración de los aficionados argentinos después de que el lunes una pareja de turistas fuera agredida y robada por tres miembros de una afición organizada del Fluminense que fueron detenidos. Según el gobierno regional, el número habitual de policías patrullando la ciudad fue reforzado con 2.400 agentes que tendrán la misión de garantizar la seguridad tanto en los alrededores del Maracaná como en los lugares de concentración de aficionados.

Numerosos hinchas de Boca han viajado sin entrada y tienen previsto acampar en el Sambódromo, que fue cedido por la alcaldía de Río de Janeiro. Otros optaron por hotel y ayudaron a que la ocupación hotelera de la ciudad se encuentre en cerca del 90 % de su capacidad.

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