La suerte de tener a Saka

No se podía fallar. Contra este Wolverhampton no. Un equipo con dos puntos y cero victorias en el casillero, que va camino de empeorar al Derby County 2007-2008, debía ser el último de los problemas para el Arsenal de Mikel Arteta. Sin embargo, en el fútbol dos más dos no siempre es cuatro. Al líder de la Premier League se le atragantó el colista muchísimo más de lo esperado. Ganó el Arsenal (2-1), pero sufrió. Muchísimo y hasta el final. Los tres puntos se los llevó a bases de “eses”. Después de una salvada, mucho sufrimiento y aún más suerte, Saka destensó al Emirates Stadium. Saka y los goles en propia puerta, claro.

Tres tantos del Wolverhampton, los dos que se marcaron en la meta equivocada los pupilos de Rob Edwards y el que, durante cuatro minutos, dejó perpleja a la parroquia gunner, aumentan a cinco los puntos de ventaja del Arsenal sobre el Manchester City a la espera de que los pupilos de Pep Guardiola visiten Selhurst Park. La no expulsión de Eze en el minuto 14 cambió el devenir de un encuentro en el que el Arsenal mostró su peor versión de la temporada.

No es casualidad que, otra vez cuando se acercan las Navidades, y cuando más llena vuelve a estar una enfermería, la gunner, que nunca termina de vaciarse, los pupilos de Mikel Arteta empiecen a sudar la gota gorda para sacar adelante sus partidos. Como dijo el propio Saka, “tenemos un descanso para poder reflexionar”. Aún así, los +3, de una forma u otra, siguen llegando. ¿Será la suerte del campeón?

Imposible vaciar la enfermería

Pasó poco en el norte de Londres durante los primeros 45 minutos. Y de lo poco que pasó, casi nada fue en favor del Arsenal. Lo único con lo que sí tuvieron que darse con un canto en los dientes, la no expulsión de Eberechi Eze nada más arrancar el encuentro. Ni el colegiado de campo ni el del VAR castigaron el plantillazo que propinó el inglés a João Gomes en la cara.

Lo que parecía un día propicio para celebrar el ‘vaciado’ de la enfermería, con los regresos de William Saliba y Declan Rice, ambos titulares, terminó siendo un día más en la oficina de las lesiones gunner. Esta vez le tocó a Ben White. En un impresionante repliegue defensivo del Arsenal, en el que hasta siete futbolistas locales corrieron para detener el contragolpe de Hee-chan Hwang, cuyo disparo detuvo finalmente Raya, el lateral inglés se rompió. Otro más.

Muy pronto empezó a desesperarse el Emirates Stadium con las pérdidas de tiempo de los wolves. Con un equipo, el de Mikel Arteta, especialmente atascado en la creación ofensiva, y otro, el de Rob Edwards, con las líneas bien juntas atrás, apenas hubo ocasiones claras. Martinelli en un saque de esquina, Gyökeres tras un pase al corazón del área de Saka... y poco más.

En esa portería no es, Wolves

Sin noticias del sueco y más allá del ‘7′ inglés, el más activo de los atacantes gunners, el Arsenal necesitaba de alguien que rompiese la monotonía. Que intentase algo diferente para acercar a los suyos al gol. Y ese ‘algo’ terminó siendo, por partida doble, un tal “gol en propia puerta”. Así, con dos goles del Wolverhampton en su meta, fue cómo un irreconocible Arsenal terminó tumbando al colista de la Premier League.

Cuando dos paradas seguidas de Sam Johstone a Rice empezaban a erigir al meta visitante en héroe, el inglés pasó directamente, sin quererlo, a ser villano. Tras una larga y tediosa espera de 70 minutos, la suerte se alió, por primera vez, con los gunners. El córner de Saka, muy cerrado, tocó en el palo y en la espalda de Johnstone. Era el 1-0. Hasta ahí bien. “Set-piece again, olé olé” y triunfo encaminado. Entonces, los pupilos de Mikel Arteta protagonizaron sus peores minutos de la temporada. Esa versión que ya les ha llevado a perder tres títulos ligueros consecutivos. El Arsenal se echó atrás y encerró en su propio área. El líder de la Premier League estaba achicado balones y pidiendo la hora contra un equipo que aún no sabe lo que es ganar, y a punto estuvo de pagarlo muy, muy caro.

El 1-1 de Tolu Arokodare, en el 90′, dejó atónito al Emirates Stadium. Nadie presionó al centrador y el ariete visitante remató, de cabeza, con relativa facilidad en el interior del área. La parroquia gunner no daba crédito y empezó a jalear a los suyos. ¿Cómo podían estar dejándose dos puntos contra el Wolverhampton?

Para ser campeón también hay que tener suerte, y eso fue precisamente lo que permitió al equipo londinense reponerse. También la suerte de tener a Bukayo Saka en sus filas. Se volcaron los gunners. El enésimo envío lateral, este del ‘7′ local, fue a parar a la cabeza del recién introducido Gabriel Jesús. El testarazo pareció suyo, pero el tanto fue, otra vez, en propia puerta. En esta ocasión, de Yerson Mosquera. Pero al Emirates Stadium le dio igual, enloqueció de igual manera en el 94′. Los tres tantos del partido los habían marcado los wolves, pero los tres puntos, con mucho sufrimiento, se quedaban en el norte de Londres.

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