Kim Min-Jae, de viajar en camión de pescado a poner en jaque a Luis Enrique
El central del Bayern, autor del gol ante el PSG tuvo que superar una serie de adversidades hasta irrumpir en la élite.
“Mamá, quiero ser futbolista”, es la frase que pronuncian muchos niños a edades tempranas. Muchos, pero no Kim Min - Jae. Él no se veía dándole patadas a un balón ni corriendo sobre el verde. Pero su vida dio un giro de 180 grados, tanto es así que este miércoles toda la prensa alemana habla de él tras su gol en el partido entre Bayern y PSG, que hundió a los de Luis Enrique hasta la posición número 26 de la clasificación. Un surcoreano cuya historia difiere de esas que solemos leer en el fútbol. Porque aunque hoy le rodeen las comodidades de un jugador de élite, el central acabó siendo futbolista, sin quererlo, después de viajar a las concentraciones en un camión de pescado o superar varios problemas cardíacos.
El surcoreano, cuya vida privada es bastante discreta, ha acaparado muchos focos en los últimos años debido a sus actuaciones, malas o buenas, ante grandes de Europa. Fue en el Mundial de Qatar, siendo jugador del Nápoles, cuando empezó a destacar por encima del resto. Una temporada en la que conquistó la Serie A con el cuadro napolitano y se convirtió en un icono en Italia. Aunque muchos lo recuerdan por la eliminatoria de la pasada Champions ante el Real Madrid, en la que el defensa cometió varios errores que le llevaron a recibir numerosas críticas. “Kim Min -Jae arruina el partido ante el Madrid”, dijo Bild en aquel momento. “El Bayern gana gracias a la cabeza de Kim”, decía este martes. Cómo ha cambiado la película en apenas seis meses.
A la concentración en un camión de pescado
“No tenía ni para comprarme zapatillas”, admitió en una entrevista en The Guardian. Nacido en Tongyeong, las actuaciones de Kim en el equipo de su ciudad le llevaron al Instituto Técnico de Swan, del que salió el referente futbolístico de Corea, Park Ji-Sung.
En 2012, con 16 años, recibió su primera llamada para la selección coreana. Una noticia que sería una alegría para cualquiera, pero que se convirtió en una odisea para él, ya que no sabía cómo llegar. Y es que para reunirse con sus compañeros de la Sub-17 tenía que recorrer el país de sur a norte, unos 500 kilómetros para llegar al centro de Paju.
Kim tuvo una idea: utilizar el negocio familiar. Su padre trabajaba en un restaurante de sushi y la única solución fue que Min-Jae se subiese a un camión de pescado para hacer ese reccorrido durante la noche. “Era un camión enorme, recuerdo el día claramente. Me daba un poco de vergüenza porque los otros niños llegaron en coches normales, pero fue una buena historia, que me acerca a mi padre y que me ha hecho ser quien soy”, relató en The Guardian.
Aquí empezó a creer que podía ser futbolista, pero la vida le dió un revés en 2017, cuando le detectaron un problema cardíaco que le iba a obligar a dejar los terrenos de juego. El central viajó entonces a Japón para operarse la válvula semilunar con mucha incertidumbre sobre su vida y su carrera. Fue al dejar a un lado el fútbol y comenzar a ayudar a sus padres en el negocio familiar, cuando su recuperación empezó a mejorar. Tanto es así que en 2018 volvió al fútbol.
El ‘Monstruo’ al que Mourinho quiso fichar por FaceTime
Un año después, llegó el verdadero salto a la fama internacional de Kim Min-Jae, cuando el Beijing Guoan, un club de la Superliga china, decidió ficharlo en 2019. En Asia fue apodado como ‘El Monstruo’, debido a su embergadura de 1′90 de altura y 85 kilos que sorprendió a sus compañeros. Allí coincidió con algunos conocidos del fútbol español como Bakambu o Jonathan Viera.
En China, su despliegue físico y contundencia empezaron a dar sus frutos. En 2020 ya comenzó a experimentar un camino, esta vez sí, parecido al de los jugadores que irrumpen en la élite, dejando a un lado los viajes en camión y los quirófanos. Al Nápoles aterrizó con la responsabilidad de suplir a Koulibaly y sus actuaciones acabaron guiando al cuadro italiano al scuddeto de 2023.
Aunque su destino pudo ser bien distinto, pues un año antes de llegar al sur de Italia, Mourinho quisó ficharle para el Tottenham. Él mismo lo reconoció en una rueda de prensa en 2023 previa al Roma - Nápoles. Cuando le preguntaron por los juagdores de su rival, el portugués decidió alabarlos con una anécdota. “Hay uno sobre el que puedo contarte una historia, hablé con él varias veces en el por FaceTime, quería traerlo al Tottenham, pero el jugador costaba 10 millones y el club solo ofreció cinco, en ese momento no podía gastar dinero. Hablé con él dos o tres veces, tenía muchas ganas de venir pero no vino”, reconoció. Una falta de dinero que le llevó a tener que esperar un año más para dar el salto a Europa con el Fenerbahçe, equipo al que, destino o casualidad, ahora dirige el luso.
Lo cierto es que su buena actuación defensiva de este martes, sólido y atento para cubrir espacios, sumado a su gol de cabeza para decidir el partido, no sorprendieron a su entrenador. “Vi que en el entrenamiento nuestros delanteros no se divertían, y si los delanteros no disfrutan del entrenamiento, entonces tienes algo especial, todo llega si le das confianza”, dijo Kompany al ser preguntado por el nivel de un central cuya trayectoria no ha estado exenta de altibajos. De levantar el scudetto, a ser cuestionado por errores puntuales, hasta poner en jaque al equipo de Luis Enrique que, de terminar hoy la fase liga de la Champions, estaría eliminado de la competición. De villano a héroe en seis meses.
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