Hay lío con la Finalissima

Todos daban por hecha la celebración de la Finalissima en Qatar el 27 de marzo, pero las palabras de Lionel Scaloni, seleccionador argentino, a su llegada al sorteo del Mundial en Washington dejan lugar a la duda. España quiere jugarla y Argentina no tanto, o al menos debe antes pulir detalles que están retrasando la oficialidad. Las cuitas entre el cuerpo técnico y la AFA, en la figura de su presidente, Chiqui Tapia, tienen mucho que ver. Las exigencias económicas de los argentinos en las negociaciones, también.

“Estamos ultimando los detalles. En una semana máximo podríamos dar novedades al respecto”, dijo Rafael Louzán, presidente de la RFEF, sobre el partido que enfrentará al campeón del mundo con el de Europa. Sin embargo, las noticias de los periodistas argentinos estos días hablan de que a la Albiceleste se le han quitado las ganas, tal y como insinuó su seleccionador: “No es tanto por la incomodidad (la disputa en marzo). Creo que se podría haber jugado antes, estamos a la espera. Hablé con Luis de la Fuente, que además de seleccionador de España es mi amigo. Me dio el curso de entrenador y tampoco tiene confirmación”, dijo Scaloni.

Detrás de estas palabras se encierra también otra doble circunstancia: las dos principales favoritas al Mundial saben que saldrían muy tocadas en caso de perder frente a su rival directo a pocos meses del torneo y además una posible final del Mundial entre ambos quedaría algo deslucida si tres meses antes ya se jugó el mismo partido y por un título. Esa es la justificación que, detrás de los micros, hacen los argentinos.

En España la mentalidad es diferente. Además de Louzán, el director deportivo Aitor Karanka también dijo que la idea es jugar y que será “un partido espectacular”. La RFEF, como una cuarta parte interesada del evento junto a la AFA, la UEFA y la CONMEBOL, participa activamente en unas negociaciones que deben resolverse antes del día 18. También está sobre la mesa la disputa de un segundo amistoso para cada una de las selecciones, Argentina y España, que presumiblemente sería en Oriente Medio. Todo ello tiene un precio y es lo que está haciendo que Argentina apriete. España cree en una solución. Los próximos días serán clave.

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