Golpe del Nápoles a Morata

El Nápoles dio otro golpe sobre la mesa de la Serie A. Los azzurri arrancaron su ciclo más complicado de la primera vuelta con una gran victoria en San Siro contra el Milan. El 0-2 complica el momento de los rossoneri, que perdieron tres de los últimos cinco encuentros oficiales, y refuerza el liderato de los azzurri, que marchan, a la espera de sus partidos, con siete puntos de ventaja sobre el Inter y ocho sobre la Juve.

Fonseca llegó al encuentro con tres bajas. Dos dependieron del aplazamiento del partido con el Bolonia (los sancionados Theo y Reijnders), y una de la gripe que paró hoy a Pulisic, al que le tocó empezar en el banquillo. Tres hombres clave fuera, más otro, Leao, suplente y con cada vez menos peso en las jerarquías del portugués.

Conte tuvo que renunciar únicamente a Lobotka y siguió apostando por un Lukaku en crecimiento, que tiene momentos a su altura. Tras cinco minutos, el ex del Inter recibió un pase al hueco de Anguissa, defendió con fuerza la posesión ante Pavlovic (al que tumbó con su hombro) y abrió la lata, sumando cuatro goles en sus primeros ocho partidos ligueros con los azzurri.

El Milan tardó en reaccionar, pero sí lo hizo. Un disparo de Musah que rozó el poste despertó a los rossoneri, que empezaron a sumar ocasiones e hicieron méritos para el 1-1. El equipo de Conte, sin embargo, sabe sufrir. No se despeina, parece casi que lo disfruta.

En el mejor momento de los milanisti, de hecho, el Nápoles reapareció con la magia de Kvaratskhelia. El georgiano, en el 43′, se encaró con Emerson Royal, llegó desde la izquierda a la frontal y se sacó de la chistera una de sus roscas, la del 0-2.

La segunda parte arrancó con un gran testarazo de Morata a pase de Chukwueze que hizo explotar San Siro, pero el español volvió a ser golpeado por su maldición con los fuera de juego. El VAR canceló su bonito gol y los milanisti pasaron de la ilusión de la remontada a una depresión que aumentó con el paso de los minutos y que no pudieron evitar ni los revulsivos, Leao y Pulisic.

El Nápoles, con calma, tomó las riendas del juego y, en el tramo final, rozó varias veces el 0-3, desperdiciando con McTominay su mejor ocasión para rematar la faena. Un gol que no le hizo falta para sellar su octava victoria en las últimas nueve jornadas.

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