Emery se une a la fiesta de la Premier

Birmingham ya tiene un rey, Unai Emery; y un castillo infranqueable, Villa Park. Solo les falta un trono en el sentarse y gobernar, y el de la Premier League está cada vez más cerca. El técnico de Hondarribia no entiende de meritocracia y sí de resultados, y es que el Arsenal mereció más en casa de los villans, pero los tres puntos se quedaron precisamente allí. Un triunfo (1-0) que los asienta en tercera posición, apenas dos puntos por debajo del líder, el Liverpool; y a uno del propio Arsenal.

Si nadie ha ganado en Villa Park desde que lo hiciera el propio equipo de Mikel Arteta la temporada pasada es por la rentabilidad de goles como el de John McGinn, la fiabilidad defensiva del dúo Diego Carlos-Pau Torres y las paradas del ‘Dibu’ Martínez. Ni el propio conjunto londinense, esta vez con el técnico español viendo el partido desde la grada, es capaz de tumbar al monstruo que ha creado Unai Emery en Birmingham.

La mano de Kai Havertz previa al tanto del empate, anotado por el propio jugador alemán en el 90′, impidió que el 1-1 subiera al marcador, y los gunners cosecharon así su segunda derrota de la temporada en Premier League. Una que sabe especialmente mal ya que les baja del primer puesto de la tabla. Si bien la candidatura del Arsenal al título liguero permanece intacta a pesar de caer en Villa Park, la de los pupilos de Unai Emery a los puestos de Champions League empieza a quedarse corta. El Aston Villa apunta aún más alto.

McGinn se pone las gafas

El mismo once de los villans que tumbó a todo el Manchester City de Pep Guardiola salió dispuesto a hacer lo propio con los pupilos de Mikel Arteta, y poco tardaron en desatar la locura en Villa Park. Si John McGinn se ha convertido en el fiel reflejo de Unai Emery sobre el césped es por ‘todocampismo’, así como su capacidad para hacer goles importantes.

O golazos, porque ese es el término apropiado para describir el 1-0 de los villans ante el Arsenal. Una jugada construida desde atrás y proyectada por el perfil diestro, con mucha velocidad y pocos toques, la concluyó el ‘7′ del Aston Villa tras un reverso perfecto en el área.

La intensidad local dio sus frutos muy pronto, pero el Arsenal no iba a rendirse tan fácilmente. Y es que los gunners se marcharon de vacío al descanso, pero no porque no merecieran, como mínimo, un gol. La presión alta del Arsenal, unida con la altura de la línea defensiva local, empezó a generar problemas a los pupilos de Unai Emery. Entonces, en el mejor momento de los visitantes, y el peor de los villans, apareció el ‘Dibu’ Martínez. El sombrerito de Gabriel Martinelli sobre el argentino lo sacó la zaga antes de que sobrepasara la línea de gol, pero en los disparos de Martin Ødegaard y Gabriel Jesús fue encomiable la labor del arquero del Aston Villa.

Havertz ‘echa’ una mano a Emery

El paso al frente del Arsenal durante el tramo final del primer tiempo tuvo continuidad en el segundo. La falta de entendimiento entre Ollie Watkins y ‘Dibu’ Martínez en el saque de esquina, a punto estuvo de costarle un disgusto a Unai Emery, pero el palo evitó el 1-1 de los gunners. Quien tampoco volvió a estar acertado de cara a portería fue Martin Ødegaard, que dispuso de otra grandísima ocasión para ver portería tras una buena jugada de Kai Havertz pero su disparo se marchó directamente fuera.

Con Kai Havertz volviendo a cuajar otro gran partido como gunner y Bukayo Saka viendo cómo una posición antirreglamentaria le anulaba en directo el tanto del empate, a los pupilos de Mikel Arteta les tocó bajarse al barro. Una fase más trabada de fútbol y repleta de duelos precedió a la polémica final.

La enésima remontada gunner pudo empezar, otra vez, en Kai Havertz, pero el que habría sido el cuarto tanto del alemán en cinco partidos fue anulado en el minuto 90. El balón quedó atrapado entre Kai Havertz y Matty Cash antes de que, tras mil y un rebotes, el ‘29′ del Arsenal metiera la puntera para batir al ‘Dibu’ Martínez. Era el momento del VAR. La prolongada revisión del árbitro vislumbró una mano del alemán justo antes de que el balón cruzara la línea de gol, y el 1-1 no subió al marcador. La victoria, la 15ª de los villans como locales, era entonces una realidad. Un dato nunca antes alcanzado en toda su historia. Hasta que llegó Unai Emery, claro.

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