El RB Leipzig siembra nuevas dudas antes de recibir al Real Madrid en Champions

El RB Leipzig recibirá al Madrid el martes en la ida de octavos de la Champions tras recuperar las malas vibraciones que 2024 le había traído y que había logrado alejar con su triunfo de la pasada jornada ante el Union Berlin. El equipo de Rose no encontró su línea de juego de forma continuada, ni dominando ni tratando de dañar a la contra, y con todo tuvo el triunfo en la mano: remontó un gol en contra y, con el 2-2, malgastó un penalti. Dani Olmo jugó algo más de una hora, estuvo a un milímetro de marcar y se marchó dando una asistencia, mientras que Openda y Sesko dejaron claro que la mejor forma con la que pueden dañar a este Madrid sin centrales es por el aire. Pero nada evitó el cabreo de Rose, que vio cómo su equipo cede dos puntos en la pelea por entrar en Champions tras el triunfo del Dortmund el viernes.

La primera parte dejó plenamente patente la incomodidad del Leipzig, favorecida por el estado del césped del WWK Arena y por un Augsburgo valiente, conocedor de las dificultades que los pupilos de Marco Rose vienen sufriendo lejos del Red Bull Arena (venía de recibir cinco goles en casa del Stuttgart hace un par de jornadas). Vargas y Demirovic estiraron a su equipo, con el segundo entrando en el cuerpo a cuerpo y el primero, aprovechando esa pugna para sacar tajada de su velocidad. Con todo, la primera gran ocasión fue de los Toros Rojos, un cabezazo llegando desde atrás de Dani Olmo que requirió una estirada al límite de Dahmen. Pero el Augsburgo contactó antes con la mandíbula rival, tras un tiro de Vargas rechazado por Gulacsi demasiado centrado para que Tietz, con clase, volease cruzado a la red.

El Leipzig sufría para combinar en el último tercio, con Simons muy apagado y Sesko desconectado del juego. Sin embargo, bastó un chispazo para la igualada: centro precioso de Raum para que Openda cabecease con enorme calidad; no le hizo falta ni impulsar el balón, el centro pedía un simple espejo que reflejase el tiro en la dirección adecuada.

Nada que ver con el 1-2, ya al regreso del descanso y obra de Sesko. En este caso el centro fue de Dani Olmo, que en un día no tan inspirado se las arregló para asistir y para rozar el gol propio. El español encontró con la diestra al ariete esloveno de 194 centímetros y este sacó un testarazo a la escuadra tras un brinco notable y después de impulsar el remate con todo lo que ese corpachón puede proyectar.

Consumada la remontada, el Leipzig confirmó que no atraviesa su mejor momento y dejó al Augsburgo meterse en el encuentro después de que Demirovic rompiese a Schlager y fusilase a Gulacsi. Y ahí Rose evidenció que, pese a que la Bundesliga es la prioridad, tenía en cierto modo el Madrid en la cabeza: tras algo más de una hora retiró a Olmo y Kampl, además de al central Orban, que viene de una larga inactividad. Ya enfilando el final quitó también a Xavi Simons, que en la segunda parte mejoró, pero se quedó en simples detalles.

El portero Dahmer había rescatado a su equipo en la primera parte y en los tantos del Leipzig poco pudo hacer, pero a diez minutos del final metió la pata con una salida a destiempo en la que golpeó con ambas manos la cara de Simakan; el árbitro, a instancias del VAR, decretó penalti, en el que Dahmer pudo restituirse despejando el tiro de Openda, blando y muy centrado, impropio de un delantero que ya suma 19 tantos. Ahí se le escaparon los puntos al Leipzig, que siembra nuevas dudas en el peor momento, cuando el Madrid viene de visita en Champions, su jardín particular.