El Bayern se da un festín

El Bayern Múnich no tuvo piedad del Hamburgo y lo derrotó con autoridad en el Allianz Arena, firmando un 5-0 que pudo ser incluso más abultado. El equipo de Vincent Kompany impuso un ritmo arrollador desde el pitido inicial, desbordando sin contemplaciones a un HSV incapaz de contener las oleadas ofensivas de los bávaros. Con un póker de goles ya al descanso, los bávaros dejaron el partido sentenciado en apenas 45 minutos. En la segunda mitad, el campeón levantó el pie del acelerador, pero aun así encontró el quinto tanto por medio de Harry Kane, firmando el inglés un doblete y el Bayern su tercera victoria de tres en un arranque inmaculado de Bundesliga que le sitúa en lo más alto de la máxima competición alemana.

La primera parte fue un monólogo muniqués. Ni siquiera habían pasado cuatro minutos cuando Serge Gnabry abrió la cuenta con un derechazo imparable que marcó el camino bávaro. A partir de ahí, el Bayern se adueñó del balón y del ritmo, combinando a toda velocidad y desarmando a un Hamburgo que no lograba contener los ataques. El 4-0 con el que se llegó al descanso gracias a los tantos de Aleksandar Pavlovic, Kane y Luis Díaz reflejó la abismal diferencia entre ambos equipos: contundencia en todas sus acciones, presión alta y pegada ofensiva frente a la impotencia del recién ascendido. Solo un descuido local permitió al HSV generar una ocasión aislada, rápidamente neutralizada por la zaga bávara.

Tras el vendaval inicial, el segundo tiempo se desarrolló en un tono más relajado. Kompany rotó y dio minutos a poco habituales como Lennart Karl y Tom Bischof, mientras que el Hamburgo intentó mostrarse más atrevido sobre el verde. El partido vivió un parón por emergencias médicas en la grada que enfrió el ambiente, y cuando el ritmo parecía apagado, Kane volvió a aparecer: controló, descargó y remató con precisión para firmar el 5-0 final en el 62 de partido. El resto fue puro trámite: intentos aislados del HSV como un cabezazo de Glatzel o un disparo de Baldé, respuestas de Olise y Bischof en ataque, y un disparo del galo a la madera en el tramo final. Una noche redonda para el Bayern, que mostró músculo y volvió a confirmar la enorme distancia que lo separa de su histórico rival.

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