El Arsenal cae en la trampa

Al Arsenal se le atraganta la carrera por el título liguero. El final está cada vez más cerca, pero los resultados no acompañan. Los pupilos de Mikel Arteta parecieron capaces de replicar al Manchester City, que se deshizo del Leicester City en 13 minutos. Transcurridos los 10′ primeros en London Stadium, los Gunners ya ganaban por 0-2. Demasiado fácil, y es que el partido ante el West Ham tenía trampa.

Un penalti concedido, otro fallado y un error defensivo después, el West Ham conseguía, de la misma forma que hizo el Liverpool una semana atrás, empatar el partido. Lo que, por momentos, fue una excursión de los Gunners al London Stadium se convirtió en una pesadilla para el Arsenal.

El 0-2, el resultado más engañoso de este deporte, volvía a jugar una mala pasada a los de Mikel Arteta. No obstante, durante los minutos finales, fueron los locales quienes estuvieron más cerca de la victoria. Aunque el empate cosechado ante sus vecinos de Londres mantiene la ventaja del Arsenal sobre el Manchester City en cuatro puntos, los mismos que le saca el West Ham a la zona de descenso, el partido menos con el que cuentan los Skyblues y el duelo del Etihad Stadium que tendrá lugar entre ambos en 10 días ponen en serios apuros al cuadro londinense.

¿Demasiado fácil?

‘¿Que el Manchester City es capaz de sentenciar un partido en 13 minutos? Pues nosotros lo hacemos en 10′'. Algo así debieron pensar Mikel Arteta y los suyos al saltar al césped del London Stadium. Escasos minutos le duró al West Ham la presión alta y las ganas de revertir su situación. Los Gunners, sin ni siquiera necesidad de apretar el acelerador, pusieron la directa para llevarse bien pronto los tres puntos del feudo londinense.

Los buenos del Arsenal, que son prácticamente todos, se juntaron en la banda derecha para generar el 0-1. La combinación entre Bukayo Saka, Martin Ødegaard y Thomas Partey acabó en las botas de Ben White. El defensor inglés, con una de esas internadas a las que tanto está acostumbrando a la parroquia Gunner esta temporada, puso el balón en el segundo palo para que Gabriel Jesus, por tercer partido consecutivo, viera portería. Una jugada parecida, en este caso por el costado zurdo, derivó en el 0-2.

En este ocasión fue Gabriel Martinelli quien puso un centro medido al segundo palo para que el capitán noruego de los Gunners, apareciendo desde segunda línea, mandaron el balón al fondo de la red. Demasiado fácil para el Arsenal. Los pupilos de Mikel Arteta saltaron al terreno de juego sin contemplaciones, decididos a llevarse los tres puntos del London Stadium lo antes posible.

Solo un accidente podía entorpecer el camino del Arsenal hacia la victoria, y eso fue exactamente lo que ocurrió. En una jugada aislada, Gabriel Magalhães cometió falta sobre Lucas Paquetá en el interior del área y el árbitro no dudó: penalti. Saïd Benrahma fue el encargado de ejecutar y convertir la pena máxima, así como dar alas a los Hammers. El 1-2 cambió la dinámica del partido, teniendo incluso Aaron Ramsdale que intervenir. La lucidez de ideas con la que los Gunners disputaron el tramo inicial del choque se desvaneció.

Del 0-2 al 2-0... otra vez

Las sensaciones con las que terminaron los pupilos de Mikel Arteta la primera mitad no fueron buenas, pero la forma de empezar la segunda fue aún peor. El gol es tanto la salsa como la medicina del fútbol, y ese tanto de penalti que pareció resucitar al West Ham fue el mismo que hundió a los Gunners.

Bukayo Saka pudo reconducir el triunfo del Arsenal cuando, a los 50 minutos, el árbitro pitó penalti a favor de los visitantes. El extremo inglés fue el encargado de ejecutarlo y, al contrario que Saïd Benrahma, fallarlo. La estrella del Arsenal mandó el balón directamente fuera. Un fallo que sería doblemente castigado por el cuadro de David Moyes.

En el 55′, Jarrod Bowen estableció el empate en el marcador. Al Arsenal le habían temblado demasiado las piernas tras un arranque de partido fulgurante. Un balón llovido de Thilo Kehrer al interior del área encontró al extremo inglés de los Hammers. La defensa visitante, dormida, no vio la llegada desde atrás del extremo inglés, que batió a su compatriota de volea. Definitivamente, los pupilos de David Moyes estaban metidos de lleno en el partido.

El conjunto local, a base de ganas y mucho ímpetu, había conseguido anular el juego de los Gunners. La frustración se apoderó de Mikel Arteta. Más si cabe cuando vio cómo, a cinco minutos del final, era el West Ham quien rozó el tanto de la victoria. El cabezazo de Michail Antonio tras centro de Saïd Benrahma se estrelló en el larguero. Los visitantes se chocaron contra un muro durante el tramo final de partido y fueron incapaces siquiera de generar una sola ocasión de verdadero peligro. El West Ham se salía con la suya y echaba una mano a Pep Guardiola.