Balón de Oro

Dembélé... o Lamine

La revista ‘France Football’ entrega esta noche, en el Teatro de Châtelet, el Balón de Oro. El francés es favorito, pero el español puede quitarle la corona.

@ballondor
Nació en Madrid en 1998. Comenzó a estudiar Derecho y ADE en la Universidad Complutense, pero su amor por el fútbol francés hizo que se interesara por el periodismo deportivo. En 2019 comenzó a colaborar con Diario AS y un año después, en 2020, a pesar de la pandemia, empezó a ejercer como corresponsal en París para cubrir la información del PSG.
París (Francia) Actualizado a

A escasamente 800 metros de la fastuosa Notre Damme, emblemática catedral que coronó a uno de los emperadores más importantes de la historia, Napoleón, habrá fumata blanca esta noche en el Teatro de Châtelet con el nuevo rey del fútbol, con el mejor jugador del mundo, que recibirá el premio del Balón de Oro que concede cada año la revista France Football. La ceremonia más prestigiosa del deporte rey verá desfilar, a partir de las 18:00 horas, a un elenco de futbolistas de primerísimo nivel y que serán testigos de una distinción inusitada, ya que Ousmane Dembélé y Lamine Yamal, los dos máximos favoritos, se disputan por primera vez el trono que sucederá a Rodri, vencedor de la última edición.

La gala está marcada en Francia por el revuelo que ha generado que, a la misma hora del comienzo de la ceremonia, aproximadamente a las 20:00 horas, el Olympique de Marsella-PSG, el clásico del fútbol francés, se jugará tras ser aplazado ayer. El encuentro se había aplazado por una importante alerta por inundaciones y la LFP, aplicando el reglamento, decidió reubicarlo al día siguiente al no disponer de fechas hasta diciembre para disputarse.

Nadie se atreve, en las horas previas, a vaticinar un ganador. France Football ha acrecentado el hermetismo y el secreto de confidencialidad, aplazando las entrevistas previas a los galardonados que originaban plantones de candidatos y que generaban inevitables filtraciones en las horas previas. A pesar de que hay dos claros favoritos, en la plana mayor de la revista han blindado hasta el final toda pista, todo indicio, toda filtración que le hagan perder emoción a la ceremonia.

París es la ciudad de Ousmane Dembélé, a la que llegó a la sombra de Kylian Mbappé y a la que convirtió, sin el de Bondy, así de caprichoso es el fútbol, en el epicentro del fútbol en mayo, después de liderar al PSG en la consecución de la primera Champions de su historia. El trofeo cosechado en Múnich, tras barrer 5-0 al Inter, puede ser el factor desequilibrante esta noche, a pesar de que la diversidad de voto puede concederle una ínfima ventaja a Lamine Yamal. El PSG cuenta con nueve nominados, récord que comparte con el Real Madrid, y la presencia de Vitinha, Achraf o Donnarumma pueden condicionar el deseo parisino.

Dembélé puede recibir un premio que ni en sus mejores sueños podría haber imaginado. Cuando debutó como profesional, hace diez años con la camiseta del Rennes, el mundo del fútbol vio surgir a la vez a un jugador que estaba destinado a dominarlo durante mucho tiempo, Kylian Mbappé, que también vio nacer, al mismo tiempo, a Erling Haaland. El duelo Cristiano-Messi, inalcanzable para el resto de los mortales, objeto de batallas épicas por el Balón de Oro, se quiso replicar con el francés y el noruego, olvidando que había otros pretendientes que podían colarse en la fiesta.

Y uno de ellos fue Ousmane Dembélé, la eterna promesa, el delantero fallón, el incomprendido. Su talento, gigantesco, no conjugaba con la regularidad. Las lesiones le acuciaron durante mucho tiempo, hasta que llegó el PSG y lo firmó en 2023. En París, donde hoy desfilará por la alfombra roja, se convirtió en la estrella que durante tantos años buscó ávidamente el infinito dinero qatarí. La calidad al servicio del colectivo, el liderazgo por encima de los egos, su rendimiento durante la temporada pasada, en la que acumuló 48 contribuciones de gol, le elevaron a una dimensión jamás soñada. Y en Europa, cuando más quemaba la pelota, cuanto peor estaba el PSG, apareció una divinidad que guio a los de Luis Enrique a la gloria eterna.

La campaña en Francia se inició en mayo por Ousmane Dembélé. El PSG no ha abogado más por el delantero que por ninguno de los otro ocho nominados que ha colado entre los 30 finalistas. La principal amenaza tiene nombre y apellidos, Lamine Yamal. El joven prodigio, de 18 años, puede aguar la fiesta parisina esta noche. Su zurda mágica, su personalidad, arrolladora, y su precocidad, inédita, le han conferido la potestad para considerarse legítimo ganador del Balón de Oro. Las semifinales de la Champions que realizó contra el Inter, a pesar de no haber llegado a la final, fueron la confirmación de un jugador que no siente ni padece la presión y que no tiene miedo a ser comparado con el absoluto rey de estas ceremonias, Leo Messi.

Yamal, que marcó 18 goles y dio 25 asistencias la temporada, parte con una ligera desventaja, la Champions que logró el PSG y lo mucho que pesa que el máximo favorito sea francés. Sin embargo, la subjetividad de este premio, que da lugar a grandes sorpresas, como la de Rodri el año pasado, unido a la diversidad de voto, pueden generar un ‘sorpasso’ que no sería tan sorprendente, pues su superioridad en el terreno de juego a una edad tan precoz no se ha visto en un verde desde hace mucho, muchísimo tiempo.

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Es la fiesta del PSG, salvo que Yamal decida colarse. Cien periodistas, no los 170 de antaño, designarán al mejor jugador del mundo. Ponderarán los premios individuales y el rendimiento colectivo, además de otros factores, como el Fair-Play. En la categoría de mejor equipo, el Premio Yashin y mejor entrenador, el debate no existe, ya que el club parisino, Donnarumma (Manchester City), y Luis Enrique serán galardonados salvo sorpresa de ultimísima hora. Por primera vez, se entregarán las mismas distinciones en la categoría masculina y femenina, en la que Alessia Russo o Chloe Kelly, ambas ganadoras de la Champions y la Eurocopa, podrían destronar el dominio español en los últimos años, no si Mariona Caldentey, Alexia Putellas o Aitana Bonmatí lo evitan a última hora. París, engalanada desde primera hora de la mañana, paralizada en el corazón de la ciudad, se prepara para una fiesta que promete ser apasionante.

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