“Cuando sales del Madrid las malas costumbres te persiguen”
Su zurda le llevó al Madrid, al PSG, a la Premier y a la Selección y aún sigue teniendo la ilusión de aquel joven en el Al Arabi qatarí. Sarabia repasa su carrera.
Hay canteranos que dejan huella. Pablo Sarabia (Madrid, 1992) fue uno de ellos. Los más veteranos de los despachos formativos de Valdebebas aún recuerdan la enorme calidad de aquel zurdo que destacaba por su excelencia en el juego. Disputó sólo18 minutos con el Madrid, en Champions, y alcanzó su cénit en el Sevilla, especialmente en la 18-19, en la que rompió moldes con 23 goles y 17 asistencias, exhibición que le sirvió para tener un hueco en el PSG de las megaestrellas. En París conquistó nueve títulos. Después de tres años en la Premier, le convenció una propuesta de Catar, donde dos balones suyos a los palos pudieron clasificar a España ante Marruecos en el Mundial 2022.
¿Qué tal va la aventura en Qatar?
Muy bien, es una aventura diferente, un sitio diferente, pero he encontrado un país espectacular, con gente que me ha tratado muy bien. Tenemos un equipo familiar, que al final también eso siempre se agradece.
¿Se siente uno futbolista en un sitio tan poco arraigado al fútbol?
Sí, al final creo que el sentirse futbolista va con uno mismo. Obviamente hay cosas que se pueden profesionalizar más, pero creo que al final sentirte futbolista es el hecho de levantarte por la mañana y levantarte pensando en fútbol, cuidarse uno mismo, con descansos, con buena comida, con trabajo en gimnasio, y así es la forma en la que tú mismo te vas sintiendo futbolista, si no te aporta el club eso, claro.
Venía de lo más alto, ha jugado en equipos top, ligas top, ¿cómo decide cambiar?
Hay momentos para todo, yo creo que he disfrutado y me he ganado una carrera en los que ha habido momentos muy brillantes, momentos más duros, momentos no solo futbolísticos sino también familiares, y creo que llegó el momento cuando nacieron mis dos hijos en el que mi cuerpo, mi mente y mi familia necesitaban otra cosa. Un poco más en términos de calidad de vida, y la balanza se decantó por elegir un sitio así, bajando un poco las pulsaciones del fútbol.
¿Qué momentos de su carrera son clave para usted?
Me voy a quedar con el día que debuté en el Madrid. Yo no era muy consciente, porque con 17 años no eres muy consciente de nada. Pero ver la cara de felicidad de mis padres, de mi familia, de mi hermana… Después me quedaría también con el segundo año de Getafe.
¿Por qué?
Porque hice un trabajo mental increíble y un trabajo de autodefinición de mí mismo. El autoanálisis que me hice no fue fácil. Yo venía del Madrid, de una situación en la que, bueno, tienes unas malas costumbres por venir de allí que en ningún otro sitio de Primera División te aguantan. En equipos así no se puede jugar a ese ritmo. Entonces, me comí mi orgullo, me comí mi ego, y creo que ese fue el punto de inflexión en toda mi carrera.
Muy interesante lo que dice.
No es fácil, porque al final te tienes que dejar a ti mismo a un lado. Lo más fácil era buscar excusas, buscar culpables, que los buscaba en todo momento. Que si el entrenador, que si los compañeros no me dan este balón, la culpa es de tal... Y no, al final el problema era yo, que no estaba rindiendo al 100% de lo que podía dar.
Y llega el cambio.
Eso es. Cuando te da cuenta de eso, cuando empiezas a trabajar al 100%, te das cuenta de que tu carrera crece desde la máxima humildad. Y no era que yo no fuera humilde, sino que no tenía autoevaluación para mí mismo.
Y así consigue volver otra vez a grandes equipos, pero ya con otro perfil, según me dice, con la dificultad que entraña volver de nuevo a esa línea de máxima élite: Sevilla, PSG, Premier League…
Después de ese momento, yo me dije a mí mismo que me quería irme todos los días feliz y satisfecho a la cama. En cada entrenamiento daba el 100%. Ya después el entrenador me podía poner, no me podía poner, podía elegir lo que quisiese, pero yo era feliz. Y a partir de ahí, qué casualidad, fueron viniendo las cosas, fue llegando el crecimiento. Mi objetivo era volver a jugar la Champions, que la jugué en el Sevilla; después di un salto más en París y gané títulos con el PSG, y lego hice lo que más deseaba en el mundo, que era ir a la Selección. Cuando lo conseguí, me sentí muy satisfecho de mí mismo y de mi familia.
Estaba más preparado también para lo que podía venir, incluido el famoso penalti fallado en el Mundial de Qatar. ¿Era otro Pablo Sarabia, no?
Al final vas madurando, vas creciendo como persona y como jugador. Acumulas experiencias. Por ejemplo, si el entrenador decide no ponerte y la lías, no estás más cerca de jugar, estás más lejos, y eso te lo hace saber el tiempo. Lo que te hace jugar es llegar el lunes y ponerte a trabajar, y que le des razones al entrenador para pensar. Que le joda al míster no haberte puesto. Son cosas que al final vas entendiendo con la edad, que te dan resultados, y por eso yo al final he acabado jugando en todos los equipos en los que he estado. Es una de las cosas más orgullosas de las que estoy, que nunca he bajado los brazos y siempre he querido seguir compitiendo.
Se formó en el Madrid durante muchos años…
Fue una etapa maravillosa en la que aprendí mucho. Fui subiendo poco a poco y logré debutar con el primer equipo, que es el sueño de todo niño que entra a la cantera. Mourinho me sacó en Champions ante el Auxerre sustituyendo a Cristiano Ronaldo. Ganamos 4-0 con una exhibición de Benzema y recuerdo que al acabar el partido me encontraba en una nube y me costaba darme cuenta de lo que me había sucedido. Es un recuerdo imborrable.
Pero no hubo más después ¿fue un sueño roto?
No lo considero así. Yo quería jugar y veía que en el Madrid lo iba a tener muy difícil así que entre el club y yo tomamos la decisión de salir. Me fui al Getafe y debuté en Primera con 18 años. No fue con el Madrid, pero igualmente lo considero un privilegio.
Le costó adaptarse….
Es cierto. Hay jugadores que muscularmente maduran más tarde y ese fue mi caso. La exigencia física a ese nivel y en el plano táctico era enorme y necesité unos años para encontrar mi mejor versión y acoplarme a la nueva realidad. Busqué progresar en todos los parámetros, también en el psicológico, y gracias a ese trabajo mi carrera empezó a despegar.
¿En Sevilla encontró la felicidad plena?
Sin duda. Desde el primer momento, con Sampaoli, empecé a disfrutar muchísimo del fútbol porque era un juego de ataque muy atractivo para los jugadores ofensivos como yo. Fui cogiendo confianza, jugaba con alegría y comenzaron a llegar los goles y las asistencias. Sentí el cariño de la afición y encontré allí a la que luego sería mi mujer, así que puedo decir que fue una de las etapas más felices de mi vida, si no la que más.
Su temporada 18-19 fue brutal: 23 goles y 17 asistencias…
Sentía una confianza absoluta y pude demostrar todas mis cualidades. Empecé a meter goles desde el principio, la dinámica era muy positiva y pude desplegar todo mi catálogo de juego. Me veía en un estado de forma increíble, tenía el apoyo del entrenador, de la afición y de mi familia y fue la mejor temporada de mi carrera.
Y se fue a la galaxia PSG, plagada de estrellas….
Estaba muy a gusto en Sevilla, pero fue un sueño que un club tan grande viniera a por mí. Cuando llegué al vestuario aluciné porque veía a los mejores del mundo en cada puesto. Allí estaban Keylor Navas, Marquinhos, Thiago Silva, Verratti, Neymar, Di María, Mbappé, Icardi, Cavani,…y luego llegaron otros como Messi y Achraf. Fue un reto poder jugar allí y un honor haberlo conseguido. Reconozco que disfruté mucho a nivel personal y humano en ese vestuario.
Ha entrenado y jugado con los mejores de este siglo. Defina brevemente a Cristiano…
Profesionalidad y constancia. Un referente.
Benzema…
Clase, inteligencia y elegancia.
Sergio Ramos…
Liderazgo y jerarquía.
Messi….
Talento irrepetible.
Neymar…
Fantasía y alegría.
Mbappé…
Velocidad y gol.
Está sosteniendo al Madrid….
Es un futbolista impresionante por todo lo que aporta y será de los mejores de la historia.
¿El Madrid necesita a su buen amigo Carvajal?
Por supuesto. No sólo por su juego sino también por su liderazgo, su personalidad y lo que transmite a sus compañeros. Tiene un peso y una experiencia que se ha ganado con muchos años de buen trabajo y un futbolista así siempre mejora a un equipo.
¿Se siente más madridista o sevillista?
En un partido así voy con los dos. O con ninguno, como se quiera ver. Tengo un enorme cariño por ambos clubs, disfrutaré viendo el encuentro y espero que tanto uno como otro puedan superar las dificultades que atraviesan porque en ambos casos el recuerdo que guardo es inmejorable y para toda la vida.
¿Le duele que su padre se haya perdido tantas cosas?
Muchísimo. Además, por estas fechas hace ya siete años que nos dejó y me acuerdo de él cada día. Daría cualquier cosa porque estuviera con nosotros y que hubiera disfrutado de todos los éxitos que he conseguido, pero sé que está protegiéndonos desde arriba y lo siento muy cerca.
¿Qué le habría emocionado más?
Me vio ser campeón de Europa sub 19 y sub 21, pero su gran sueño era verme jugar con la absoluta. Pude cumplirlo, aunque él ya no estuviera presente. Logré disputar una Eurocopa y un Mundial y seguro que él lo vio desde allá donde esté. De todas formas, lo que realmente me rompe el corazón es no tenerlo en el día a día porque el fútbol le encantaba, pero un padre es mucho más que eso. Lo echo mucho de menos.
¿Algún entrenador que le haya marcado?
Me voy a quedar con dos entrenadores. Siempre me acuerdo de Quique Sánchez Flores, que me dijo que tenía mucha calidad, que tenía mucha visión del juego, que tenía unas cualidades enormes, pero que no me valía con la quinta marcha. Que tenía que meter una sexta o me iba a convertir en un jugador normal. Siempre me ha acordado de eso para mejorarme a mí mismo y para dar la intensidad que requiere el partido, la competición. Y después me voy a quedar con Luis Enrique. En el Sevilla no me llevaba a la Selección, a pesar de la temporada que hice, con muchos goles y muchas asistencias, pero luego sí contó conmigo, era mi sueño. Hoy en día tenemos una relación increíble. Es una anécdota que me sirve mucho en la vida: nunca está todo perdido, siempre se puede revertir una situación. Me quedo con él, aparte de por los conceptos técnico-tácticos que da, que son increíbles, por la historia que hemos tenido.
Muchas veces no se repara en el desgaste que para un futbolista supone estar siempre en la élite, la exigencia, la presión...
Sí, mucha gente se queda con el hecho de si rinde o no rinde, de si marca goles o no marca, si da el nivel o no da el nivel, pero los futbolistas somos personas y pasamos por momentos fáciles, por otros difíciles, otros en el aspecto futbolístico, en el aspecto familiar, en el aspecto personal, con nuestras parejas, con nuestros hijos y demás, y creo que eso desgasta mucho. Dan igual los problemas que tengas en casa, dan igual los problemas que tengas fuera, cómo te sientas tú anímicamente, a veces te sientes más fatigado o menos, porque el fútbol no para y tienes otro partido el sábado y otro el miércoles, otro el sábado y otro el miércoles... Muchas veces no estás en niveles óptimos a nivel futbolístico y necesitas ganar y ganar y ganar. Pasas de ser el mejor a ser el peor, de ser el peor a ser el mejor. Hay que canalizarlo de una manera óptima porque va desgastando poco a poco.
¿Es duro el proceso de desaceleración en una carrera? Haber llegado hasta lo más alto y de repente decir, uff, ya estoy bajando.
Pues no es fácil, no es nada fácil. Primero hay que saber identificarlo, porque obviamente por mí, que me encuentro muy bien, hubiera seguido a nivel Premier o a nivel LaLiga. Pero bueno, también hay que conocerse a uno mismo a nivel personal y a nivel de salud. Era el momento adecuado para buscar otros retos. Obviamente, mi persona va a competir al 100%, y eso hasta el último día que sea futbolista va a morir conmigo y me voy a exigir lo máximo. Pero creo que a nivel de estrés necesitaba bajar un punto.
Desde jóvenes tienen la exigencia de triunfar y más viniendo de una cantera hiperganadora como la del Madrid…
No sé si es por el Madrid o por mí mismo, pero a mí me encanta ganar. Entonces, yo asocio el fútbol a competir y a intentar ganar siempre.
Pero es un un poco duro decir eso.
Sí, la exigencia contigo mismo en momentos de tu carrera te viene muy bien, y gracias a ello a lo mejor he tenido la carrera que he tenido; pero también te desgasta el hecho de siempre querer más, más, más y más, porque lo tienes que controlar y porque los extremos no son buenos.
Eran una generación de oro en el Madrid y en la Selección: Carvajal, Nacho, Morata, usted…
Cada uno ha tenido una carrera diferente. El fútbol puede ser un 80-90% del trabajo de uno mismo, pero también hay factores externos que son momentos y situaciones de tu vida, que a un entrenador le gustes más o menos, que tengas lesiones, que es lo más duro del fútbol. Si los momentos anímicos duros te pillan en un momento clave de tu carrera, te puede lastrar. A nivel general, estoy muy orgulloso de todos los que compartimos esa generación porque llegamos muchos al primer nivel, aunque sea uno un poco más alto que otro.
Siempre dicen los futbolistas que había uno mejor que ustedes y aue no llegó…
Yo me acuerdo de un jugador que se llamaba Delfín, Delfín Musibe, cuando teníamos doce años. Era muy bueno y al final no llegó. También recuerdo la pareja Nacho-Molero. Nacho ha hecho una carrera increíble y Molero también, pero pensábamos que iba a llegar al primer equipo. Después está Samu Saiz, tenía una calidad terrible. Pensábamos que iba a hacer muchos años en el primer equipo. Ha tenido una carrera buena, pero fuera.
¿Qué piensa que dirán o que dicen de usted los compañeros que tuvo?
No creo que digan que no he sido profesional y que no he trabajado hasta el final y he dado todo por el equipo. Nunca se habrán podido quejar de que les he abandonado en un terreno de juego.
¿Se pueden encontrar amigos en el fútbol? ¿Amigos de verdad?
Yo creo que sí, lo que pasa es que es muy difícil, porque viajas mucho, tener una continuidad de compañeros en un mismo equipo durante mucho tiempo es difícil. Hay mucha rotación.
En cambio, esa rotación le permitió a usted encontrar a su mujer y madre de sus hijos en Sevilla, no lo hubiera imaginado…
Es una de las razones por las que pasé tan buenos momentos allí. De Sevilla me llevé lo más importante de mi vida.
¿Y ahora, Pablo? ¿Tiene dos años más de contrato en Qatar? ¿Piensa en el futuro?
Llevo ya tiempo viviendo el presente. Quiero disfrutar del fútbol, disfrutar de mi familia, que esto pasa muy rápido, tanto el fútbol como la familia, que crece deprisa. Ya veremos. De momento, quiero seguir entrenando y jugando.
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