Cesc y Nico Paz no pueden con el líder

El Nápoles vivirá el parón como líder de la Serie A, y con todo merecimiento. Los azzurri tumbaron 3-1 al Como de Cesc Fàbregas, que cayó en la reanudación tras una gran primera parte, y ahora, a la espera de los otros partidos de la jornada, marchan con cuatro puntos de ventaja sobre la Juventus. Conte ha construido un equipo sólido y con ideas, y los resultados no tardaron en llegar: tras la derrota en la primera jornada con el Verona, los sureños sumaron cinco victorias y un empate en el estadio de los bianconeri.

Los azzurri no pudieron empezar mejor gracias a uno de los nuevos ídolos de la hinchada napolitana: Scott McTominay. El escocés protagonizó el gol más rápido de esta Serie A tras apenas 26 segundos, recibiendo un pase en el área de Lukaku y batiendo a Audero con un disparo perfecto, que golpeó el poste y terminó inflando la red.

Los locales dominaron el juego en la primera fase del partido, pero los de Fàbregas crecieron con el paso de los minutos. Los lariani, con personalidad, empezaron a acercarse a la portería de Meret sobre todo gracias a la calidad de un Nico Paz cada vez más protagonista. El exmadridista rozó la portería con una rosca zurda desde la frontal y, poco después, golpeó el poste siempre con otro gran remate desde lejos. El merecido empate llegó en el 43′, cuando Strefezza, recibiendo un pase de Perrone, colocó el esférico entre las piernas de Buongiorno con un potente disparo, imparable para Caprile.

El guion del partido cambió una vez más en el arranque de la reanudación, cuando los de Conte se adelantaron por segunda vez. En el 52′, tras haber perdido el balón, Sergi Roberto tumbó a Olivera en el área, provocando una pena máxima que lanzó y materializó Lukaku.

Los partenopei, a partir de entonces, optaron por quedarse atrás, no concediendo espacio al Como, e intentando rematar la faena con los contragolpes. Kvarastkhelia protagonizó varios, pero los terminó sin puntería. Tras otro intento sin suerte de Nico Paz, no obstante, la sentencia llegó con el sustituto del georgiano, Neres. El brasileño, siempre decisivo como revulsivo, en el 86′ recibió un pase al hueco de Lukaku (el belga, con un gol y dos asistencias, protagonizó otro gran partido), llegó hasta Audero y lo superó con un disparo raso, desatando la fiesta del Maradona. Tras un año terrible, bajo el Vesubio vuelve a haber licencia para soñar.

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