Brahim I de Marruecos

Marruecos evita el bochorno en su debut en la Copa África. Un tanto de Brahim Díaz y un golazo de chilena de El Kaabi dan los tres puntos a los Leones del Atlas en un partido áspero y de menos a más. El madridista se erige como la estrella de Regragui, aún sin Achraf, en una ‘masterclass’ que incluyó una pena máxima, fallada por Rahimi, y un sinfín de destellos de calidad. La favorita salva el orgullo en Rabat.

Brahim Díaz ‘fichó’ por Marruecos por partidos como este. Porque desató una guerra entre países hermanos, el primero de una generación dorada de hispano-marroquíes. España le quiso, sí, pero sin garantizarle ser importante, mucho menos ser el abanderado de los sueños del país. Los Leones del Atlas le ofrecieron eso y más. El diez es el ‘Messi de Rabat’. Palabras mayores. Genio y figura de culto en el país, es la estrella del debut en la Copa África, un título que los ‘norteños’ no huelen desde 1976, su primera y única corona, y que quieren volver a coronar.

Un héroe inesperado

Marruecos arrancó tibia, aletargada por la situación y puede que un poco sobrepuesta por las expectativas. Comoras, ‘Cenicienta’ del grupo -105 en el ranking FIFA-, quiso plantar cara y vaya si lo hizo. Porque Brahim fue el único que supo dar la nota. El juego se concentraba en su ingenio y magia, una que no tardó ni un minuto en aparecer. En el 10′, el diez se inventó de la nada penalti que Rahimi no supo convertir o, mejor dicho, que Yannick Pandor acertó en parar.

El portero fue la viva imagen de los Celacantos. Una historia de superación la suya. Cedido desde el Lens a la Segunda belga, el debut le catapulta como uno de los nombres a seguir en el torneo. El mejor de los comorenses, con desparpajo, valentía y calidad para liderar el empate, por lo menos hasta que Brahim quiso. Por poco estuvo de cosechar otro penalti, pero el VAR lo anuló acertadamente por una mano previa. Eso sí, su nombre iba a tardar poco en sonar por todo el Moulay Abdellah.

El rey es malagueño

Brahim evitó el bochorno en un torneo que está destinado a quedarse en Rabat. A la hora de partido abrió la lata con un derechazo imparable para Pandor. El rey hacía acto de presencia ante la realeza, ante los suyos. Marruecos respiró. Al fin. Brahim fue más que suficiente para liderar a los Leones en su gesta. Un jugador llamado a marcar una época, a ser el referente de los más pequeños, tanto por su humildad como por su dedicación al oficio -suplente en Madrid, héroe en Rabat-, como de los más mayores.

No por nada el estadio se levantó para despedir a su monarca sin corona al ser sustituido por En-Nesyri. Los deberes estaban hechos, el rey se fue aplaudido. A minutos del final, Al Kaabi cerró la exhibición de Marruecos con una chilena de ensueño. El gol del campeonato se vio en el debut, pero los focos siguieron siendo para Brahim. Ya desde el banquillo se reía con el resto. Feliz porque lo dejó todo en el verde. El trabajo continúa, Malí espera.

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