Benzema se queda en blanco

El derbi de Yeda, en el que no solo estaba en juego el honor deportivo de la ciudad si no, casi más importante, una plaza para disputar la próxima edición de la Champions League asiática, volvió a dejar patente que Karim Benzema continúa en el limbo. Entre la excitante ceremonia prepartido entre dos del Big Four árabe (junto a Al Ittihad y Al Nassr, los cuatro que financió el Fondo Inversor Saudí) y la pasarela de estrellas que desfiló sobre el Estadio del Rey Abdullah, Benzema no fue ni de lejos la que más brilló.

Para estos días se fichó al francés, del que solo quedan retales de esa versión astral Balón de Oro que se empezó a difuminar en su última campaña en el Santiago Bernabéu y de la que solo quedan retazos en una temporada de auténtico olvido en Arabia Saudí, plagada de lesiones, desapariciones a los entrenamientos, encontronazos con los entrenadores, Nuno y Gallardo, y un rendimiento muy por debajo del talento que atesora el lyoannis. Tras ofrecer una versión bipolar ante Al Feiha hace tres días, en su vuelta tras un mes lesionado, fallando un penalti pero repartiendo la asistencia de la victoria, dimitió, prácticamente. Sus gestos y su lenguaje corporal, como el partido, estaban perdidos. Únicamente un par de highlights: el intento del taconazo de Riazor y un caño a Demiral. Esta vez, ni Hamdallah ni el equipo taparon ese enorme vacío competitivo. Ambos se mostraron muy individualistas.

Y eso que el premio era doble para Al Ittihad: tumbar al vecino y arrebatarle esa tercera plaza que da acceso directo a la próxima Champions -las otras dos son propiedad de Al Hilal y Al Nassr-. Pero ninguna de ellas. La posible redención acabó en impotencia. Sin Fabinho a los mandos y con un once netamente ofensivo, casi con cuatro delanteros (Romarinho-Jota-Hamdallah y Benzema) Al Buraikan, como Kessié en la primera vuelta, dio caza a Los Tigres.

Esperando la recuperación de Gabri Veiga, fue Bobby Firmino quien se puso el ‘10′ en labores de mediapunta. Así confeccionó el gol del triunfo y le anularon otro, el que era la sentencia, al filo del tiempo reglamentario. Él sí que brilló. Saint Maximin dio sentido a su desmarque de ruptura dentro del área y Al Buraikan encontró las redes en el punto de penalti al primer toque. De ese golpe en las costillas no se recuperó esta vez Al Ittihad, que se derrumbó para acabar atacando con más corazón que cabeza y orden y que ahora espera un milagro, que Al Ahli, que se ha mostrado como la gran alternativa al indiscutible líder Al Hilal, pierda cinco puntos de los 24 que quedan por disputar. Posible es. Pero con este Al Ittihad parece poco probable. Por lo que todo apunta a que tendrán que disputar la fase previa de la competición continental.

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