Adiós a Zlatan

A las despedidas de la última jornada de la Serie A (la de Spalletti y el Nápoles tendrá lugar durante la última fiesta del Maradona), se ha sumado en estas horas otro gran nombre: el de Zlatan Ibrahimovic. Ayer el Milan avisó de que esta noche, tras el encuentro con el Verona, tendrá lugar una ceremonia en San Siro para despedirse de la que es una leyenda de la entidad y del fútbol. El sueco ha vestido la camiseta rossonera entre 2010 y 2012 y desde 2020 hasta hoy, sumando en total 163 encuentros y 93 goles.

Tras haber ganado un scudetto y una Supercopa en su primera etapa, el punta fue uno de los protagonistas del renacimiento milanista que ha llevado al título del año pasado. Los problemas físicos le han parado durante toda esta temporada, en la que se vio solo en cuatro encuentros (con un gol), aunque su presencia en el vestuario ha sido fundamental para llevar un equipo en crisis profunda (que acababa de perder 5-0 ante el Atalanta) al que siempre fue su sitio, en la cima de Italia y participando en la Champions League.

Será una separación que Zlatan no quería, exactamente como la primera. En su última entrevista a ‘La Gazzetta dello Sport’, el delantero descartó retirarse a pesar de sus 42 años y expresó el deseo de “seguir ayudando al Milan en el campo”, porque es “su casa”.

No tenía novedades sobre su contrato y eso era porque la decisión del club ya estaba tomada: los caminos se tenían que separar. Y mientras se cierra la puerta milanista, para Ibra puede abrirse la de un viejo amigo, Adriano Galliani. “Lleva tres años llamándome todos los días y diciendo que Monza es muy bonita”, desveló el punta, objetivo prioritario del nuevo equipo de Berlusconi, que conquistó una tranquila salvación en la primera temporada de Serie A en su historia.

Raffaele Palladino, técnico revelación del conjunto (y otra gran intuición de Galliani y Berlusconi), dejó claro que, para Ibrahimovic, “en el Monza hay sitio, por supuesto”. Tras el último adiós a San Siro, le tocará a Zlatan decidir si seguir a apenas 20 kilómetros de su querido Milan.