Indignación por la propuesta de sanción de los murales del estadio

La Comisión Nacional de Antiviolencia hace su trabajo y considera que cualquier expresión de existencia o defensa a Iraultza 1921 es algo sancionable. De hecho, ha tramitado una propuesta de multa de 40.000 euros al Alavés por los murales que hay en las fachadas del estadio. Algunos de ellos tienen el lema o el emblema de la peña. O los laureles, que también parecen prohibidos por reminiscencias fascistas según la autoridad competente en la materia.

Los grafitis que hay en las paredes del campo se consideran un activo por parte de la afición albiazul y un tesoro del arte urbano y, de hecho, la mayoría de los visitantes que acuden a la zona, se fotografían con la imagen de Mané, Aranguren, el once inicial de la final de la Copa de la UEFA del 16 de mayo en 2001 o con personajes históricos de la entidad como Compañón o la Abuela Paca. Gente legendaria en el alavesismo.

Los murales fueron realizados por el impulso de Iraultza 1921 y la gente los valora aunque no acepten determinados comportamientos de parte de los componentes. Otra cosa es que la Comisión Antiviolencia los considere un grupo ultra y que propongan sanciones para cualquier actividad que realicen. Cuando el Alavés tiene entradas como visitante, deriva muchas de ellas a la gente más activa a la hora de animar. Y cuando el equipo gana los partidos, baila con ellos en su fondo.

Vitoria no comulga con la ortodoxia

Tampoco es la capital alavesa una ciudad que dé el visto bueno al funcionamiento oficial del fútbol español. Javier Tebas es un personaje profundamente odiado en Vitoria ya que fue el abogado de Dmitry Piterman, el mayor delincuente reconocido en la historia de la entidad. Todos los días, en el minuto 13 de cada partido, se le llama la atención desde las gradas. A él y a su letrado. El empresario de origen ucranio tiene multitud de sentencias en contra por malversación e incluso una orden de busca y captura por si pone un pie en territorio europeo, cosa que ya ha hecho con total impunidad sin que se le pudiera atrapar.

El año pasado, sin ir más lejos, estuvo en la zona de Cataluña y no resultó interceptado en el control policial del aeropuerto. Los grandes se escapan y los pequeños se escurren. Pedir una orden de extradición en el país de Donald Trump a un empresario triunfador con pasaporte estadounidense es ahora mismo ciencia ficción. Tramitarla sí es posible, pero que prospere es muy complicado. Fue citado a un juicio en Vitoria y adujo una operación de rodilla. Luego colgó fotos en un complejo de lujo en San Diego durante esos días.

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