Houston enloquece con el Real Madrid: “Lo único que quiero es hacerme una foto con Rodrygo”

“Llevamos aquí tres horas esperando”, confesaba a este periódico una pareja mexicana afincada en Houston que tenía claro a sus ídolos: Vinicius, Rodrygo y Valverde. Al final fueron cuatro, porque el equipo blanco no llegaría a su cuartel general hasta bastante después, a las 21:23 hora local (04:23 en España). No les importó, como tampoco pagar 500 dólares por “ver a Ancelotti de cerca”. Su hijo Davide sería el primero en poner pie a tierra y después el resto de la expedición. Vítores, un contundente “así, así, así gana el Madrid” y gritos de los nombres de la plantilla uno a uno. Hasta que Thibaut Courtois se paró a firmar autógrafos, ahí el cántico se volvió singular: “¡Tibu, Tibu!”. Sólo la aparición de Bellingham, de los últimos en entrar en The Post Oak, atenuaría el fulgor levantado por el guardameta al dedicar varios minutos a los más de 100 madridistas que colorearon de blanco el hotel tejano. Alegría de casi todos por ver a sus ídolos. Casi, pues una chica, que debió llegar tarde, preguntaba cariacontecida por el suyo: “¿Dónde está Rodrygo? ¿Va a salir? Lo único que quiero es hacerme una foto con él”.

Tras el tumultuoso y sonoro recibimiento, la plantilla blanca se adentró en los lujos de The Post Oak. Mucho más que un hotel de cinco estrellas. Un resort de lujo donde lo primero que llama la atención es una especie de oasis, un “santuario tropical” como lo describía un empleado bien instruido, que aparece justo detrás de recepción. Hasta nueve establecimientos distintos para beber o comer (pastelería, un steakhouse, una hamburguesería, una vinoteca...), spa, una suite con piscina propia exterior y climatizada a la que se accede a través de un ventanal que desaparece con solo pulsar un botón... Pero la joya de la corona es Post Oak Motor Cars, un concesionario Bentley, Rolls‑Royce y Bugatti Houston dentro del propio hotel que adorna el primer pasillo a mano izquierda, por si algún curioso quiere echar un vistazo.

Una colección de más de 40 camisetas

Y en paralelo a la llegada, más madridismo. Porque si Los Ángeles era una colonia blanca asombrosa, Houston le compite. La cercanía relativa (más de cinco horas en coche) con México impulsa ese sentimiento. Un país que al que Hugo Sánchez enamoró del Real Madrid y no fue un amor pasajero. Así nació el fervor de muchos de los presentes en The Post Oak y también de Jorge Rivera, uno de los protagonistas de un evento realizado en Texas Tailgate, un sportsbar en el que la Peña Madridista Houston, que aglutina 100 socios, organizó un aperitivo para el día grande. Es sólo la segunda ocasión en la que el equipo blanco se persona en la ciudad -en la primera, en 2019, el Bayern ganó el amistoso al Madrid- y la expectación era máxima.

Una agrupación con 100 socios que posó con parte de la colección de Jorge. Más de 40 elásticas del Real Madrid, todas de diferentes temporadas y casi todas originales. “Las de comienzos del siglo pasado y la de Di Stéfano, lógicamente réplicas”, explica. Y reconoce que la que más ilusión le hace es “una de Hugo Sánchez de la 1989-90 con la publicidad de Reny Picot”. “Están todas colgadas junto a las más de 300 que tengo en mi colección”, añade. Ayer, con su Real Madrid en Houston y a 24 horas del duelo ante el United en el NRG Stadium, era el momento indicado para sacarlas a pasear. Aunque con cuidado, porque Jorge no quiere sustos: “No tengo ninguna firmada, no me gusta mancharlas”.