ATLÉTICO

Giménez alcanza al fin la regularidad con Luis Piñedo

El charrúa, sin lesión desde que comenzó el curso. Por vez primera suma 16 partidos seguidos hasta diciembre.

PEPE ANDRESDiarioAS

Doce temporadas después, Josema Giménez (Toledo, Uruguay, 1995; 29 años) lo ha conseguido. Que las lesiones le hayan dado una tregua: por primera vez de agosto a diciembre ha sido capaz de encadenar 16 seguidos. Y eso es algo que nunca antes había pasado, como reseñaba @atletico_stats_ con la cuenta de todos estos años en el que este periodo fue un infierno.

De hecho, en todos sus cursos en el Atlético, su primera temporada fue la 13-14, había logrado encadenar solo dos veces una racha tan larga de partidos sin caer lesionado. Ambas fueron 16. En Valladolid, el charrúa podría alcanzar algo que nunca antes consiguió: sumar su partido 17 sin lesión. La labor del nuevo preparador físico del equipo rojiblanco se torna fundamental. Su reparto de cargas y el trabajo especializado en cada jugador, aunque sean entrenamientos generales, tiene su medalla en una enfermería casi desocupada a estas alturas de temporada (Lemar, Nahuel y Le Normand son sus únicos inquilinos y, el último a causa de un golpe en la cabeza) cuando otras era un drama, cada partido siete bajas. El premio es Giménez.

Solo en las temporadas 22-23 y la 21-22, además de la 15-16, se quedó tan cerca de la marca de partidos seguidos actual. 15 fueron hasta diciembre en las dos primeras y 14, en la última. En el otro extremo están los cinco de la 14-15 (aunque en ese momento el uruguayo no era titular indiscutible: aquella fue la última temprorada de las cuatro que estuvo Miranda), los cinco de la 16-17 (cuando ya era Josema la pareja de Godín en la línea defensiva del Cholo) y los seis de la 20-21. Un martirio. Un mordisco atrás que le obligaba a parar y volver a empezar en un bucle dramático. Han sido hasta 42 en estas doce temporadas. Una losa en la cabeza más allá del cuerpo.

La resiliencia llevada al fútbol

Durante doce temporadas, Josema había probado de todo. Cambio de alimentación o meditación y yoga. Un tatuaje como un mantra en el cuello: ‘Resiliencia’. Pero no ha sido hasta que no ha llegado Piñedo que Giménez puede ser Giménez cada partido. Sin pensar en esos mordiscos que han quedado al fin atrás.

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