SEGUNDA F.

Irene Ferreras: “Disfruto del mejor momento de mi vida profesional”

La entrenadora del Deportivo atiende a AS para charlar sobre el proyecto con el equipo blanquiazul, su carrera como entrenadora y la incertidumbre que rodea al fútbol femenino.

@Deportivo

Irene Ferreras, de 33 años, vive un gran momento a nivel profesional. Una lesión de espalda le hizo retirarse del fútbol, pero consiguió hacer de la resiliencia su mejor virtud. Entrenó al Rayo, el equipo de su vida, consiguiendo una permanencia que tiene tatuada junto a su staff técnico. Decidió marcharse al Valencia, y aunque fue destituida, esa experiencia le sirvió para perder el miedo al fracaso. Tras un año de segunda entrenadora en el Real Madrid, la madrileña ha vuelto a lo que siempre ha sido, ser primera entrenadora para liderar el proyecto del Deportivo, el primer líder de la nueva 1ªRFEF femenina, tras golear precisamente al Rayo. Ha dejado atrás a su familia, amigos y pareja y su equipaje está cargado de ilusión para disfrutar y vivir el presente. Porque quizá esas sean las claves para que su futuro siga siendo blanquiazul en Primera División.

¿Qué supuso a nivel de confianza para el grupo la victoria 4-0 frente al Rayo?

Empezar ganando siempre es bueno, ya no solo en el inicio de Liga, sino también en un inicio de proyecto. Los primeros pasos siempre cuestan más que otro proyecto que tenga un poquito más de solidez o de tiempo. Es muy bueno por la sensación, por cómo fue, cómo se jugó, lo que se generó, y por cómo termina el resultado final. Poder hacerlo en casa y con bastante gente en la grada, que no sabíamos si iban a venir muchos aficionados porque coincidía con el partido de los chicos, fue súper especial. Fue muy bonito de vivir y lo disfruté muchísimo. Tenía muchísimas ganas de ponerme en un partido oficial como entrenadora y volver a sentir esa sensación.

Además contra su Rayo, ¿qué recuerdos tiene de Vallecas?

El Rayo siempre va a ser especial por todo. Allí conocí muchísimas personas que me ayudaron a ser mejor persona y futbolista. Primero por mi etapa como jugadora y después, como entrenadora en Primera, es mi equipo de toda la vida y con un bonito desenlace, pudiendo cumplir objetivos. El Rayo siempre va a ser lo más especial para mí en mi carrera futbolística. Esa temporada mi staff y yo nos tatuamos el rayo como recuerdo a esa experiencia en nuestra vida. Sabía que no nos íbamos a arrepentir porque significaba mucho y es algo que siempre voy a llevar conmigo. Entrenar en Vallecas para mí es de las mejores sensaciones que recuerdo en el fútbol, te curte como entrenadora y como persona y le das valor a muchas cosas cuando luego sales y te encuentras otros entornos o contextos.

El objetivo es el ascenso, pero solo hay dos plazas, ¿es muy exigente?

Lo tuve claro desde la primera entrevista con el Depor. Sé lo que representa venir aquí y las aspiraciones que hay, pero también sé lo que es el fútbol y lo complicado que es todo. Son muchos condicionantes los que se tienen que dar y si estamos obsesionados y pensando en cosas que tienen que suceder dentro de muchos meses lo normal es que las cosas no salgan bien. Tenemos un mensaje de presente, nos da igual el cartel que nos cuelgue la gente. Nuestras expectativas parten desde el merecer que nos pasen cosas buenas, tener oportunidad de ascender, ganar partidos y lo que dependa de nosotros. Se tienen que dar muchos más alicientes, que te acompañe la suerte en las lesiones, que los arbitrajes sean buenos, o que no entres en una dinámica negativa que te cueste revertirla. Son muchas situaciones y muchos equipos buscando lo mismo entonces solo podemos pensar en el día a día para cada día ser un poquito mejor.

“En el Depor me siento muy valorada. Tenía muchas ganas de entrenar, pero sabía que no tenía que ir a cualquier sitio”

Irene Ferreras, entrenadora del Deportivo

¿Por qué elige la opción del Depor?

Porque encajaba con lo que soy yo como entrenadora. Es un club donde le dan importancia al proceso, al cómo y no solo al qué. Me siento valorada, sentí que se me escuchaba en cuanto a ideas y en cuanto a mi sentir sobre lo que debía ser un proyecto con aspiraciones de estar lo más arriba posible. Tenía muchísimas ganas de entrenar, pero sabía que no tenía que ir a cualquier sitio. Una va sumando experiencias, a veces mejores, a veces peores, pero todas ellas te enseñan que no todos los caminos son buenos y que en cualquier ámbito de la vida es importante tomar ciertas decisiones para que tengas más probabilidad de que las cosas te vayan bien o por lo menos que te sientas a gusto, cómodo y alineado con lo que es el club.

¿Cómo ha sido la adaptación?

Desde que he llegado me siento como en casa, me facilitan todo, me dejan hacer, y estoy disfrutando del mejor momento de mi vida a nivel profesional. Te hablo de no saber qué va a pasar a nivel de resultados, pero tengo claro que esta etapa la quiero disfrutar, y no estar preocupada. Si tiene que pasar algo pasará, pero mi día a día no me lo puede quitar nadie y he tomado una decisión de venirme aquí sola, de dejar a mi familia, amigos, pareja y por todo eso, merezco disfrutar. Todo lo que dependa de mí lo intentaré hacer y lo que no, intentaré que me frustre lo menos posible. En esta profesión sufrimos mucho, pero la elegimos para disfrutarla y sentirnos plenos. En el día a día hay veces que la situación te va comiendo, acabas sufriendo más de la cuenta y llegas a un punto en el que te das cuenta de que no merece la pena. Mi etapa en el Valencia me cambió mucho porque ya le he perdido el miedo al fracaso. Tengo fuerza, energía y ganas de seguir haciendo cosas bonitas en el fútbol.

¿Le costó mucho dejar el Real Madrid?

Me cuesta porque es el mejor club del mundo. A nivel de medios, de trato, con un staff que es de lo mejor con lo que he trabajado o unas jugadoras que da gusto verlas entrenar. Ha sido una experiencia que me siento afortunada de haberla vivido y te cuesta dejarlo. No es una decisión para tomarla a la ligera, pero soy una persona que tengo claras las cosas. Tanto David Aznar como Alberto Toril me cuidaron muchísimo, me sentí muy a gusto y me podía haber quedado allí mucho tiempo, pero algo de mí se quedaba a medias y sabía que en cuanto hubiera una opción real que a me dijera a mí misma es aquí no iba a tener ningún problema en salir. Así lo manifesté desde el principio, yo siempre he ido con la verdad por delante. Fue una decisión importante, pero fácil de tomar porque a mí me llenaba muchísimo el proyecto del Depor.

¿Es difícil pasar de ser primera entrenadora a segunda?

Soy primera entrenadora, para mí esto era un proceso de transición donde sabía que por muy cómoda que me sintiera, no quería acomodarme. Quiero aprender de esto, pero no me quiero estancar. Me resultó incómodo en cuanto a que no me define como soy por mi personalidad, pero es relativamente cómodo porque pasas de tener muchísima presión a tener muy poca presión. Al final la cara visible y el responsable para lo bueno y para lo malo es normalmente el entrenador.

Irene Ferreras, la nueva entrenadora del Deportivo.@Deportivo

¿Cómo es entrenar a jugadoras con tanta calidad como las del Real Madrid?

Te hablaría de todas, de cada una aprendes unas cosas. Me han ayudado a entender otro fútbol. Ves a esas jugadoras en la tele y te imaginas que van a ser más sobradas, que no puedas enseñarles mucho y todo lo contrario. Es una predisposición constante a querer mejorar. Me han reforzado mucho como entrenadora porque uno de los retos que tú te pones cuando llegas a un sitio así es saber si estoy a la altura porque esta gente tiene mucho nivel. Las sigo viendo en la tele, y al final, es un gustazo haber compartido un año de tu vida con esas personas. Te cambia la perspectiva de muchas cosas. Teniendo la referencia de jugadoras tan profesionales ahora me resulta más fácil intentar reconducir a futbolistas como las que tengo ahora en el Depor. A nivel de experiencia te da una seguridad grande cuando te enfrentas a otros contextos.

Empezó como portera, pero la lesión de espalda le obligó a dejar el fútbol, ¿cómo vivió ese momento?

Cada vez lo recuerdo menos. Lo pasé muy mal, pero a día de hoy no recuerdo esa sensación. He sido una persona de tener claro que no iba a vivir del fútbol, jugaba, pero en una época en la que lo hacías por hobbie y con suerte llegabas a ciertas categorías. Te llenaba, pero fue más el hecho de perder una rutina, el día a día del deportista. Estudiaba por las mañanas, luego iba a entrenar, toda mi vida giraba en torno a un calendario de competición. Cuando eso desaparece te sientes fuera de sitio, pero como siempre he tenido claro que del fútbol no iba a vivir pues me dediqué a labrarme un futuro. Tenía mis ilusiones como cualquier futbolista de poder llegar lo más lejos posible, pero de una mala situación saqué algo positivo.

¿Fue ese el motivo por el que decidió ser entrenadora?

No sabía que iba a ser como entrenadora la verdad. Estaba estudiando ciencias del deporte y me había sacado los títulos de entrenadora. Lo hacía como un hobbie, me gusta mucho enseñar. Trabajé con niños en el fútbol base y según se da la situación de la lesión, me planteé retirarme. Recalé en el Olímpico, que iba a ser de Preferente, pero acaba siendo de Nacional, y me veo entrenando en Segunda División con jugadoras que tenían mi edad o que incluso eran mayores que yo y me supuso tener que madurar muy rápido. Por mucho que creas que sabes de fútbol hay muchas situaciones que no sabes gestionarlas bien. Se aprende a base de experiencias. El camino se ha ido dando, pasan temporadas, te enganchas porque esto es adictivo y cada vez lo quieres hacer mejor. Soy una loca de la formación, intento estudiar siempre y estar lo más actualizada posible. Le vas cogiendo el gusto hasta que te empiezan a pasar cosas y te empiezas a dar cuenta de que no eran tan bonito como parecía, pero ese primer proceso de jugadora-entrenadora fue sin ser realmente consciente de lo que conllevaba.

“Llevamos toda la vida a contracorriente, ojalá algún día podamos vivir una situación profesional normal”

Irene Ferreras, entrenadora del Deportivo

¿Cree que algún día las entrenadoras en España podrán dejar de ser minoría?

Sí. En los últimos años está habiendo un cambio porque aunque las que seamos visibles seamos pocas, detrás de eso hay un volumen mayor de mujeres que todavía no son visibles, pero que están ahí. Somos la visibilidad de otras tantas que están intentando vivir de esto, que se las reconozca o que alguien las valore. Es una cuestión de ratio. Entras en un curso de entrenador y a lo mejor veo una chica cada sesenta alumnos. Si encima esa chica tiene que ser muy buena para que tenga cierta visibilidad ahí vamos reduciendo esa probabilidad. Ayuda mucho ver a mujeres que pueden vivir de esto. Es difícil, pero se puede hacer. Ahora habrá muchas futbolistas que se van a ir retirando y que van a tirar por ahí. Existirá un abanico de entrenadoras más amplio y eso va de la mano del crecimiento del fútbol femenino.

¿Cómo ve la situación que rodea al fútbol femenino?

Sigo la Liga F y estoy muy pendiente porque tengo muchas amigas que ahí. Me da pena porque era un día histórico. Como siempre, pasan cosas que nos hacen noticia, pero no la que nos gustaría. Respeto las posturas de todo el mundo. Soy la primera que piensa que las árbitras tienen unas condiciones que no son las adecuadas para el nivel que se les exige. Hemos sido muy exigentes con que no estaban preparadas para la categoría y luego, miras lo que hay detrás y son personas que no le pueden dedicar el tiempo que le tendrían que dedicar. Nos quieren vender la imagen de igualdad, de que arbitran mujeres, pero no hay igualdad si se las valora de esta manera. Entiendo que paren, pero hay muchas cosas que se me escapan a nivel federativo o de intereses. Al final, somos nosotras las perjudicadas. Los clubes no pudiendo disputar su jornada con el trastorno que ocasiona a nivel económico, deportivo y mental y las árbitras, que son las “malas” porque no han permitido que se dispute la jornada. Es una sociedad en la que las mujeres acabamos pagando el pato.

¿Qué podría suponer para las jugadoras las entrenadoras... que se pudieran centrar únicamente en el fútbol?

Aunque sea una pena decirlo estamos muy acostumbradas a vivir en la dificultad. Me preguntan si en vez de tres ascensos, el cambio a los dos ascensos me altera, y la realidad es que no porque llevo toda la vida viviendo a contracorriente, tanto yo como muchísimas mujeres que viven dentro de un contexto que ha sido tradicionalmente de hombres. Lo hemos tenido difícil para todo y en determinados ámbitos de la vida más. La pena es que estamos acostumbradas a tirar para adelante echen lo que nos echen, a luchar, a imponernos y ojalá algún día no tengamos que gastar ni una pizca de energía en esas cosas y podamos vivir en una situación profesional normal como la que viven en el fútbol masculino.

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