SELECCIÓN | CATA COLL
“En 2022 pensaba en mandarlo todo a la mierda”
Cata Coll es la portera titular de La Roja y del Barça. En dos años ha pasado de romperse la rodilla a superar a Sandra Paños y Misa Rodríguez.
Hace unas horas ganaba la Champions…
No da tiempo a saborear nada, vienes de ganar todo con tu club y ya estás en la Selección para jugar otros dos partidos importantes. Es mérito nuestro el saber concentrarnos tanto, ser profesionales. Es un punto muy positivo nuestro.
Alguna, aunque pequeña, celebración hubo…
Sí, claro. No hay duda de eso. Somos un equipo que hemos aprendido a celebrarlo porque nos lo decimos muchas veces: no sabes cuándo vas a perder y no vas a poder celebrar. Es entendible que lo celebremos, hemos hecho algo histórico. Se acaba la temporada de la mejor manera y ahora estamos centradas en España.
¿Qué fue lo más especial de la final de Champions?
Que estuviera mi familia ahí, y mis amigos. Fue lo bonito de jugar en Bilbao, que se pudo desplazar muchísima gente cercana. Acabó el partido y me subí a la grada con mis amigos, era algo único.
Vaya año.
Ha sido increíble. Durante la pretemporada teníamos claro que íbamos a lograr esto. Es algo que nunca te esperas, pero poco a poco se dio.
Hace dos años, en 2022, estaba saliendo de una rotura de ligamentos y ahora es titular indiscutible en La Roja, ganó el Mundial, la Champions…
Ha pasado, pero no sé cómo. En 2022 quería mandarlo todo a la mierda, era así, no me apetecía ni jugar. Luego vas tocando otra vez balón, te vuelves a sentir futbolista. Y te llama la Selección, coges confianza, vas hacia arriba y ya nadie te baja. El trabajo invisible que hice ha dado sus frutos. Ha sido duro mentalmente. Estoy muy orgullosa de cómo he acabado, me lo merecía.
En esos duros momentos, ¿qué personas estuvieron ahí? ¿Quién se le viene a la mente?
Jana. Pasé con ella la lesión, vivíamos juntas. La una para la otra fuimos indispensables. Vivíamos juntas y nos teníamos para todo. De llorar, de reír, de seguir y seguir hasta llegar aquí. Me encanta que esté de vuelta, se lo merece. Es cerrar todo ese proceso.
Una se levantaba y la otra recaía, ¿era así?
Sí, totalmente. Yo lo pasé muy mal cuando me tenían que doblar la rodilla. Hay un momento en la recuperación que te la tienen que doblar porque tú no puedes. No podía, lloraba y lloraba. Y Jana era la que me hacía las bromas y me levantaba. Cuando le pasaba ella, al revés. Pasamos muchas cosas que duelen, que lo pasas mal.
¿Qué piensa cuando ve que compañeras, como Alexia, han pasado por lo mismo ha estado ahí?
Cuando antes no lo habías vivido, no sabes lo que es. Cuando lo vives te das cuenta de lo jodido que es. Animas, ayudas, son mensajes de “un día más es un día menos”. Alexia tuvo muy mala suerte, no acaba de encontrarse pero por suerte ahora está en un gran momento. Cuando metió el gol en la final… tenía que ser ella. Estoy súper contenta con ella.
La llamada de la Selección para un Mundial, ¿cómo fue aquello?
Me pilló en Málaga con mis amigas comiendo pescadito, tan tranquila. Me levanté tarde y tenía una llamada. Llamé y me dijeron que estaba en la prelista. Me uní a la concentración, entre en la lista final y el debut… Fue algo increíble. Ya tenía todo mi verano planificado para desconectar.
Tuvo que anular las vacaciones…
Sí, me iba a Málaga y luego a un tour por España. Y luego a Mallorca con la familia. No pude irme a casa. Mi padre me dijo: “No te quiero ni ver”. Luego hubo tiempo de ir a Mallorca y celebrarlo todo.
Y llega el partido que cambió su vida, Suiza…
Llevaba 150 minutos en el Barça en toda la temporada, no había jugado nada. Me llegó de sorpresa pero me vi completamente preparada. No te lo esperas. Para ser sincera, creo que una portera no tiene que cambiarse en un momento así. Tuve suerte e intenté aprovechar la oportunidad. Llamé a mi padre para decirle que jugaba.
¿Cómo se comunica una decisión así en el vestuario?
En la charla técnica. Nos enteramos antes del partido. Yo personalmente no lo hubiera hecho así. Para la que juega como para la que no, es un momento de incertidumbre, de tensión. Su decisión fue esa y tienes que ser profesional, darlo todo. Misa, conmigo, estuvo de 10. Se portó muy bien. Se lo tengo que agradecer, me lo puso todo muy fácil.
A la primera persona que fue después de aquello sería Misa, imagino…
Sí. Como le digo, fue en la charla técnica y ya salíamos al campo a jugar. No me daba tiempo. Es verdad que al día siguiente… todo iba bien. Los entrenos bien, me animaba como siempre. Hay que ser profesional. Es un juego de equipo que tú no decides quién juega. En el tenis juegas y ya está; en el fútbol no depende de ti. Ella me ayudó en todo eso.
En estos meses de cambios positivos, ¿se ha visto sobrepasada en algún momento?
No. Soy muy tranquila, vivo mucho el día a día. No me gusta pensar más allá. Me gusta el fútbol y juego. Quiero ganar, pero nunca me he visto sobrepasada por eso.
Sus entrenadores hasta ahora son Montse, Vilda y Giráldez. ¿Puede destacar a uno?
Jonathan ha hecho muy buen trabajo en los tres años que ha estado en el Barça. Tiene que destacar, ha sido el mejor entrenador. Nos contagiaba la competitividad, la ambición. Esos cuatro títulos ha sido por contagiarnos en cada entreno. Si veías los entrenos… flipas. Íbamos a muerte como si fuera un partido de Champions.
Qué momento ha sido clave para llegar en su carrera a dónde está hoy…
Algo que se quedó marcado en mí fue cuando el Barcelona, Markel precisamente, me quiso renovar estando lesionada. Te sorprendes, porque yo venía arrastrando problemas de rodillas y me rompí. ‘Para qué la quiero tener’, podían haber dicho. Fue un chute de energía, pensar que el Barça me quería. Se me quedó marcado, cuando estaba en la mierda el Barcelona me apoyó y me vine arriba.
Era el club de su corazón por aquél entonces…
Sí, mi padre siempre ha sido del Barcelona a muerte y a mí siempre me gustó. Tengo muchos amigos que son del Barça. Era mi sueño, siempre soñé con venir al Barça. Y más con las mallorquinas, que jugaban ahí (Virginia, Mariona, Patri…).
Ellas fueron su referente
De pequeña no tuve. No veía, siempre jugué con chicos. Cuando me dijeron que tenía que ir a jugar con chicas no lo entendía. ¿Por qué me tengo que cambiar? Les dije. Yo jugaba con mis amigos. Cuando ya arranqué me fijaba en Sandra Paños, sentía que era a la que más me parecía.
De referente a compañera… ¿Cómo ha sido su relación con ella?
Bien. La experiencia que tengo hoy en día es gracias a ella. Cada entreno la competitividad sana era increíble. Las dos nos hacíamos mucho mejor la una a la otra, nos apretábamos. Iba bien. Se lo poníamos difícil al entrenador, eso es con lo que me quedo.
¿Siempre fue portera?
No. Hasta los 12 años fue central, jugaba de seis. Me dio el venazo, yo quería ser portera. Mi entrenador me decía que ni de coña. Lo hacía muy bien y me decía que ahí, atrás. Que tenía buena salida de balón y era contundente. Y yo iba a mi padre y le decía que quería ser portera. Hasta que me dijeron, venga pesada. Al segundo año me llamó la selección balear.
Tuvo que cambiar la rutina de entreno…
Me salía solo. Siempre me había gustado. De pequeña jugaba de central, pero iba antes y me ponía en la portería porque me gustaba. Tenía esa espinita.
Usted es futbolista gracias a…
A uno de mis mejores amigos, empecé a jugar porque él lo hacía. Si hubiera jugado a basket, es lo que hubiera hecho. Siempre iba con él en el cole y su padre era el entrenador del pueblo. Fue el que me metió en el club, Sebas.
Han salido varias imágenes de la celebración que han llamado la atención, de Alexia con el alcalde, y con Laporta bajando la Copa por la escalera del avión. ¿Sienten discriminación?
No. Disfrutamos del momento, si te digo la verdad, ni me enteré. Lo celebramos mucho. Hay cosas que no le echamos en cuenta, se nos escapa. Lo vemos como normal. Ni lo he visto.
Hasta el momento, ¿cuál es la delantera que más miedo le ha dado?
No lo sabía hasta la final de Champions. Ada Hegerberg. La vi salir y dije: “Dios”. No me la esperaba tan alta, cuando rematamos daba miedo. Los últimos 10 minutos sufrimos mucho.
Le hizo un caño a una delantera en el partido contra el Benfica en Champions
No lo hago aposta, es un recurso que tengo, lo juro por mi madre. Luego me echan un poco la bronca. Me viene de mi faceta de defensora, no es culpa mía (bromea).
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