Fantasmas del pasado azul

Los pronósticos no pueden ser más agoreros para el Amorebieta. En estado crítico, el diagnóstico para el equipo zornotzarra es grave. Situado en el fondo de la tabla con apenas 15 puntos, los mismos que el colista Cartagena, se encuentra a ocho puntos de la zona de permanencia que actualmente marca el Andorra con 23. Una distancia de tres partidos que tendrían que saldarse con victorias para los de Jandro. Algo complejo teniendo en cuenta que sólo han sumado tres triunfos en toda la primera vuelta. Los fantasmas del pasado sobrevuelan Amorebieta. Se suele decir que las comparativas son odiosas. En este caso, son preocupantes. Contrastando con los datos de la primera experiencia en Segunda en la campaña 21-22, los números son peores que aquella temporada que finalizó con descenso de categoría.

Al término de las primeras 21 jornadas, aquel Amorebieta de Iñigo Vélez de Mendizabal también se encontraba en descenso y con un paupérrimo bagaje de apenas tres victorias. Los cuatro puntos de diferencia con la situación actual se explican con la mayor solidez que presentaba aquel equipo, más difícil de someter. Hasta 10 empates lograron en la primera vuelta con ocho derrotas que dejaban a los azules con 19 puntos. Esta 23-24 el casillero de derrotas asciende hasta las 12, con seis empates. Otro dato que evidencia la cruda realidad del club de Urritxe es que Vélez de Mendizabal fue destituido tras la trigésima jornada después de encadenar por primera vez tres derrotas seguidas. Una aciaga racha que se ha sufrido ya en dos ocasiones en las primeras 21 citas, la última de ellas la que se llevó por delante precisamente al que fue el sustituto del gasteiztarra en el banquillo azul, Haritz Mujika. El de Pasaia fue cesado hace dos jornadas tras caer ante Elche, Burgos y Valladolid de forma consecutiva.

Los números no invitan al optimismo azul. El sueño de la permanencia se va diluyendo con el paso de las jornadas. Mazazo tras mazazo, el Amorebieta se va alejando de una salvación que a día de hoy es prácticamente una quimera. Pero cosas más raras se han visto en el mundo del fútbol. Donde hay fe, hay esperanza. Y ahí aparece el nuevo entrenador del Amorebieta, Jandro Castro, para intentar resetear un dispositivo dañado y lleno de virus que no deja sacar el máximo rendimiento a todos sus recursos. “El parón nos va a venir bien para limpiar cabezas porque, anímicamente, la gente está tocada”, apuntó el técnico de Mieres de cara a volver al 100% en el próximo 2024.

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