Griezmann, un regalo español

Al ver a Griezmann anoche con el brazalete de capitán recordé, una vez más, que estuvimos cerca de perder a un genio del fútbol. Si no fuera por España, empezando por la cantera de la Real Sociedad, Francia no podría disfrutar de tal talento. Hay que decirlo una vez más: en su propio país rechazaron a este niño porque su estatura y su falta de “músculo” no correspondían a sus ridículos criterios. El fútbol español le hizo futbolista y es ese futbolista que disfrutamos contra los Países Bajos. Sé que Kylian Mbappé es la gran estrella, pero Antoine es el mejor para los que, como yo, pensamos que la inteligencia de juego vale más que cualquier otra cualidad. Quizás sea porque, como muchos franceses de mi generación, tengo el “síndrome Platini” y me encantan los que dirigen el juego con la cabeza.

Cierto es que Griezmann no ha alcanzado todavía el ritmo físico adecuado después de una temporada agotadora, pero todo lo que hizo anoche tuvo sentido. Hace falta algo de conocimiento y de cultura para disfrutar completamente de la magia de “Grizou”, porque no es lo más vistoso que lo diferencia de los demás jugadores. Un día me contó el Cholo Simeone que Antoine tenía un ordenador en la mente y que era capaz de anticipar siempre lo que mejor le venía a su equipo. Lo comprobé de nuevo anoche.

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