El último servicio de Arbilla

Entre tanto trasvase de jugadores, cruce de intereses y expectativas idealizadas, hay un jugador que rehúye del fútbol moderno, se mantiene fiel a unos colores, y busca exprimir hasta el último día la esencia que le hizo enamorarse del deporte rey en el calor de su hogar. Ese es Anaitz Arbilla, que a pesar de no ser eibarrés de cuna, palpa el sentimiento armero como nadie. Natural de Larrainzar y criado en las categorías inferiores de Lezama, el central cumple su novena temporada en Ipurua. Lo hace un año más mayor, pero con la misma ilusión del primer día. Con el ascenso entre ceja y ceja, el capitán sueña con devolver al Eibar a la máxima categoría antes de poder colgar las botas. Firma año a año, y mientras las piernas aguanten, hay Arbilla para rato.

A sus 37 años y tras pasar antes por 7 equipos diferentes, en la pasada jornada sabatina frente al Racing de Santander, Anaitz cumplió su partido 250 con la elástica azulgrana. Ahí es nada. Solo Sergio Álvarez, con 185 envites y José Corpas, con otros 133, pueden acercarse a sus números desde la distancia. Junto al avilesino, el defensor navarro es el único integrante que sobrevive al Eibar que militó en Primera División. Su lealtad al club es máxima, y el anhelo de poner a la entidad gipuzkoana a la altura de los mejores le mantiene con ganas de seguir compitiendo en el día a día, pese a que los inicios sean cada vez más costosos.

No tuvo un aniversario fácil. En frente le tocaba un duro hueso de roer, que él bien conocía. El examero Juanca Arana fue la pareja de baile del navarro. No se separaron en ningún instante, dejando un bonito duelo entre atacante y defensor. Ambos se repartieron las disputas a partes iguales y se anularon por completo. Ante la marcha de un titular como Berrocal, el capitán ha vuelto a dar un paso al frente. No pudo sostener la avalancha final racinguista para irse con los tres puntos de El Sardinero, aunque sí logró hacerlo en la visita del Castellón. De seguir queriendo optar a los puestos de ascenso, el Eibar deberá mejorar en tareas defensivas. Parece una tarea engorrosa conservar las cifras anotadoras de la pasada campaña, de modo que los armeros se encomiendan a la experiencia de un capitán que no ha dicho su última palabra.

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