El Racing demostró más hambre que el Albacete

Por mucho que los técnicos y los jugadores de los equipos preparen durante la semana todos los aspectos tácticos del fin de semana, estudien las características del rival y traten de encontrar un matiz que desconcierte al contrario, hay un aspecto fundamental del juego que es dificilmente entrenable y que esta noche ha sido fundamental en El Sardinero: Las ganas de ganar. El Racing, que se jugaba lo mismo que el Albacete, mucho, siempre pareció tener más hambre. Sobre todo en la primera media hora, la más intensa de la temporada.

El Racing empezó el partido desatado, arrasando a su rival, como nunca a lo largo de la temporada. Dando siempre el primer pase hacia adelante y cargando simultáneamente por los carriles con los dos laterales. A los 11′ se adelantó en el marcador..., y ya era la quinta ocasión de gol de los santanderinos. Rubén Albés, en su banquillo, no paraba de intentar reanimar a los suyos, groguis desde el pitido inicial. Le costó media hora, y antes el Racing ya había conseguido el 2-0 en la jugada posterior al saque de centro del rival tras el primer gol. Literalmente, los de José Alberto se comieron a los de Albés en esa acción.

El último cuarto de hora, con un arbitraje errático de Galech Apezteguía, que sacó de punto a los dos equipos y al público, ya fue más equilibrado. El Alba dio un paso adelante y a los locales les faltó un punto de frialdad para dormir el juego. Entraron en el cuerpo a cuerpo y el partido se volvió loco. Acortó distancias Olaetxea para el cuadro manchego tras saque de esquina y, justo antes del descanso, de penalti claro, también en el remate de córner, anotó el tercero local Íñigo Vicente desde los 11 metros.

Tal era el cabreo del míster visitante tras el primer tiempo, que en el vestuario hizo tres cambios, cargándose a toda su banda derecha, superada, y a Dubasin, su goleador, desaparecido. Con el sosiego del descanso y los cambios, el partido se serenó y en el primer cuarto de hora de la segunda mitad pasaron muy pocas cosas, aunque el balón ya fue del Alba, entre otras cosas porque José Alberto alejó a Juergen del cuero, pasando de la mediapunta a la banda derecha al meter a Tienza para hacer un doble pivote defensivo con Íñigo, colocando a Aldasoro por delante de ellos.

El partido ya estuvo controlado por los cántabros hasta el final, que no pasaron demasiados apuros y decidieron esperar una contra que pusiera la guinda final. Mientras que los manchegos, pese a acercarse al área, no generaba peligro, a punto estuvo de filtrar Íñigo Vicente dos o tres de pases de gol en profundidad a Baturina, primero, y a Matheus, después. A la última intentona, ya a punto de finalizar, llegó la contra definitiva y Matheus Aias, que no había estado fino con el balón, soltó un trallazo con la zurda que descosió la red de Bernabé. Justo 4-1.