El Madrid, harto de las leyes FIFA

La rotura del ligamento de Camavinga ha terminado de incendiar al Real Madrid. Internamente, la entidad sigue preguntándose hasta cuándo va a pagar la fiesta de los partidos internacionales. “A Cama lo han lesionado por preparar un partido contra Gibraltar”, se dice por los pasillos de Valdebebas. El propio Bellingham, otro que tuvo que viajar innecesariamente a Inglaterra a que le certificasen una evidente lesión de hombro, flipó cuando le enseñaron en un móvil el golpe recibido por su compañero y amigo francés. Es la tortura de los grandes clubes, que en el Madrid se convierte en la gota malaya, por la repetición del goteo y la escasa cintura de las federaciones, amparadas por la reglamentación FIFA.

En las altas instancias del Madrid es un tema que cansa, pero no por ello deja de irritar. Pasó en el anterior parón. Alemania, que no tiene clasificación para la Eurocopa por ser anfitriona, le metió a sus internacionales entre pecho y espalda un viaje a Estados Unidos para dos amistosos. Qué otro fin podía haber, más allá del recaudatorio, se me escapa. Y para colmo, y aunque Nagelsmann era perfectamente conocedor de que entre lesiones (Militao y Ababa) y sancionados (Nacho) el único central del Madrid era Rüdiger, hizo jugar al zaguero madridista los dos bolos completos. Ancelotti se mordió la lengua al ser preguntado por ello. Por cortesía profesional y porque quién sabe si pasado mañana no estará en la piel de un seleccionador. La solución es sencilla: humanizar las cesiones de jugadores. ¿Que son amistosos? Pues limitar la participación a uno, por ejemplo, por parón FIFA. Prohibir los viajes intercontinentales para pseudo partidos, podría ser otra enmienda. Evitar viajes de lesionados para pasar un chequeo, qué menos. En definitiva, hacer cohabitar los intereses de todas las partes con un cierto sentido común y no ser en la práctica los rehenes de una de ellas...

Hay quien dice que si megaestrellas como Mbappé lograron doblegar el statu quo normativo de una selección en asuntos que le atañen muy directamente, los demás también podrían al menos intentarlo. Kylian pleiteó con la federación francesa para no ceder su imagen en cuestiones publicitarias que considera perjudiciales para sus intereses. Si él pudo, los jugadores y los clubes también pueden. Los unos para proteger su herramienta de trabajo, sus cuerpos, de un calendario cada vez más salvaje y desgastante; los otros, los que ponen la guita, para proteger sus millonarias inversiones. El Real Madrid viajará a Arabia Saudí en pleno enero a jugar una Supercopa de España sin poder disponer de un jugador titular porque se lesionó en la previa de un partido contra la selección 198 del mundo en el ranking FIFA. El chiste, amargo para el Madrid, se cuenta solo.

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