LEGANÉS

El Leganés se divide entre el discurso salvador y el ‘ascensista’

El prematuro liderazgo del Leganés ha generado con su bache de resultados una división entre los que abrazan solo la salvación y los que piden una evolución en los objetivos.

EDUARDO CANDEL REVIEJODiarioAS

El éxito prematuro del Leganés, líder de Segunda División pese a acumular cuatro jornadas consecutivas sin ganar (empates ante Valladolid, Racing de Ferrol y Eldense, derrota contra el Zaragoza), ha zambullido a la comunidad pepinera y al propio equipo en un debate de extremos opuestos. Los hay que se aferran al único discurso de la salvación como objetivo primario (hablan sólo de los 50 puntos y nada más) y otros que exigen mirar algo más allá para no quedarse estancados en la autocomplacencia de los 37 puntos, esos que dejan al equipo ya casi amarrado otro curso en Segunda. Estos últimos piden subir al menos un peldaño en la ambición blanquiazul para, cuanto menos, empezar a otear el anhelo de jugar playoff a final de temporada. Y exigirlo también públicamente.

Esta dicotomía de discursos, reflexiones y sueños ha abierto una brecha de incertidumbre en el entorno hasta propiciar postales encontradas en las gradas de Butarque. Desde hinchas enfadados por el último deambular del equipo (son los menos, eso sí, pero hacen mucho ruido), hasta los que viven tranquilos precisamente por lo enorme del botín apresado, pasando por aquellos que, sin encender las alarmas, exigen más de un equipo al que tampoco desean ver caer desde lo más alto. Este último perfil conforma buena parte de la masa social blanquiazul.

Las palabras de Borja Jiménez

Esa mezcla de discursos es la que empieza a salpicar el de Borja Jiménez. El entrenador pepinero está maridando ideas. La dominante es la que insiste en que el Leganés tiene que aspirar a salvarse… y luego se verá. Un plan que, dicen los críticos de esta visión, empieza a estancarse demasiado en la necesidad de la salvación. Más cuando, en la jornada 19, el Leganés sigue líder y ya acumula, además, 37 de los 50 puntos necesarios para mantenerse en la categoría. La continuidad en Segunda está a tiro de cuatro victorias. Nadie dice que serán sencillas, pero con 23 partidos por delante, no parece objetivo descabellado de conseguir.

Entre medias de esta insistencia en la salvación y (casi) nada más, se añaden mensajes que invitan a querer ambicionar el playoff e incluso a batallar por el liderato. Ideas que navegan, en cierta forma, en línea opuesta a lo anterior. Son esa variedad y contrastes los que dibujan un escenario de cierta confusión, con muchos blanquiazules perdidos sin saber si mostrarse conformes pese a los últimos tropiezos, o enfadados por ver cómo se frena el ritmo sin llamadas a la exigencia para seguir aferrarse a lo más alto.

Undabarrena y Djouahra tratan de frenar a Jorquera ante el Eldense. EDUARDO CANDEL REVIEJODiarioAS

“Es difícil de explicar”, empezó Borja Jiménez su comparecencia tras empatar contra el Eldense. “He intentado argumentar cuál es nuestro objetivo en esta misma sala de prensa. Parece que, si no ganamos, somos muy malos. (…) Nuestra exigencia de ganar siempre debe ser de los descendidos”, continúo en referencia a que ese listón que ahora parecen ponerle a los pepineros debe ser para otros equipos (Espanyol, Valladolid, Elche…) y no para los madrileños.

“Tengo la sensación – continuó - de que estamos haciendo las cosas mal. Vamos líderes. Joer… Es sensación agridulce. A veces [durante el partido ante el Eldense] parecía que íbamos en descenso hoy. Hemos perdido la perspectiva… yo no”, insistió en referencia al runrún que, afirmó, se veía en algunos sectores de la grada de Butarque. “Y nos estamos haciendo daño. Es un pensamiento mío. Debemos ser humildes”, añadió.

“¡Que vamos primeros!”

El técnico luego continúo abrazando su mensaje recurrente de la salvación, mezclado con la idea del júbilo por ser líderes. “Mi objetivo no es ser primeros en diciembre. No lo era a principios de temporada. No puedo cambiar en mi mente lo que quiero por cómo vayan las cosas… vamos a conseguir esos 50 puntos y luego valoraremos. Ojalá sea cuando sea. Y a partir de ahí, disfrutar. Está siendo un año increíble. Llevamos primeros ocho jornadas… ¡Hostia, vamos primeros!”, jaleó.

Sucede que, a partir de ahí, dejó entrever, más como vaticinio que como posibilidad, que el Leganés tarde o temprano caería de la cabeza. “Vamos a disfrutarlo porque habrá un momento que nos adelanten y seremos segundos, terceros… El año pasado en mayo las circunstancias eran otras… pero no estamos disfrutando esto. Calma. Vamos a hacer una reflexión…”, insistió.

Luego repitió: “Es una reflexión que vincule a ser felices. Vamos a terminar 2023 en puestos de playoff… ¿cuántos lo pensabais al inicio de temporada? Ninguno seguramente. Habrá un momento en el que quizá nos caigamos. E intentaremos meternos de nuevo. Pero en el camino tenemos que ser positivos. Ahora que es cuando lo estamos, entre comillas, pasándolo mal, es cuando más lo necesitamos”, añadió el técnico.

Profecía... ¿autocumplida?

Es esta última parte con sonido casi a temor por la profecía autocumplida la que sorprende por cuanto parece señalar la caída de los puestos de privilegio más como una maldición ineludible que como una posibilidad que, además, difumina los objetivos blanquiazules, sin saber muy bien si en verdad el objetivo del Lega ahora debe ser sólo la salvación o si, por el contrario, en la mente del técnico y los integrantes del club está ya asentada la frontera de los playoff. Una posibilidad, ésta última, que no termina de verbalizarse y genera contrastes llamativos.

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