BARCELONA

El gran fichaje será el director general

Joan Laporta piensa en contratar un alto ejecutivo para que asuma el día a día del club, que vive momentos decisivos.

ALBERT GEADiarioAS

El mercado blaugrana no sólo se circunscribe al terreno de juego, donde desde el inicio del Mundial han sonado una cantidad de nombres que darían para llenar el Camp Nou. A la espera que el Fair Play financiero permita incorporar a algún futbolista, cosa que por el momento está más que complicada, donde se aceleran los contactos es en la parcela ejecutiva. El único fichaje seguro de cara al mercado invernal será el de un director general.

Laporta presentó su candidatura marcando músculo económico y de gestión de la mano de Jaume Giró, que se postulaba como vicepresidente económico, y de Ferran Reverter como director general del club.

El primero abandonó la nave justo después de ganar las elecciones aduciendo que sus obligaciones profesionales le obligaban a trasladar su residencia a Londres. El que fuera director general de la Fundación Bancaria la Caixa entre los años 2014 y 2019 tras ocupar el puesto de director ejecutivo en CaixaBank y que también fue director general de Comunicación y Gabinete de Presidencia de Gas Natural, de Repsol y presidente de Petrocat y consejero de Petronor no se fue a Londres. Aceptó el cargo de Conseller de Economía de la Generalitat, del que dimitió tras la última crisis de gobierno entre Junts y Esquerra.

Reverter duró nueve meses. El ejecutivo catalán abandonó su cargo como director general de la multinacional Mediarkt, donde llevaba 19 años, para ser la máxima autoridad del club. Pero ocho meses después de su desembarco se marchó alegando motivos personales.

En esos ocho meses Laporta y Reverter se cargaron de motivos para ver que la unión no iba a funcionar y decidieron partir peras antes de hacerse daño. Chocaron en la gestión del ‘naming’ del Camp Nou (que se cerró en Barcelona mientras el máximo ejecutivo estaba en Miami), en la negociación de una empresa de criptomonedas para la manga de la camiseta, en los filtros para reclutar personal de confianza y, especialmente en la gestión de la recuperación de la entidad: Reverter apostaba por la contención y la austeridad y Laporta consideraba que esa era una estrategia aceptable para “vender lavadoras” pero no para un club como el Barcelona, que no puede estar cinco años sin ganar.

En ese momento, Laporta asumió las funciones de director general otorgando mayor poder al tesorero Ferran Oliver y a la directora corporativa, Maribel Meléndez.

Era la época en la que Laporta reivindicó que el Barcelona tenía que dirigirse “como una empresa familiar”. No obstante, el experimento no ha funcionado.

En un momento en el que el club sigue en una situación muy delicada y decisiva, donde hay que tomar decisiones definitivas sobre el Espai Barça, el traslado a Montjuïc y la Superliga, el presidente no llega a todo.

Fiascos como la comunicación del acuerdo con la empresa de criptomonedas ucraniana WhiteBit, que se anunció y luego se retiró el comunicado, la gestión sobre la visita del Espanyol, con otro comunicado rectificado horas después y el caos sobre la participación del club en la asamblea de LaLiga en Dubai representado por el abogado designado por el Real Madrid que incluso desde dentro del club se desconocía, obligan a volver a colocar una figura de alto rango ejecutivo.

Las entrevistas hace tiempo que han comenzado, ahora, la decisión depende de Laporta.

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