El fortín de Ipurua, asaltado

La resaca de la pasada derrota frente al Espanyol todavía golpea al municipio armero. Por cómo se fraguó, por la importancia del rival o por la trascendencia del choque, el largo descuento del sábado aún sobrevuela en la cabeza de unos hinchas que ni en la peor de sus pesadillas podían imaginar tal final. Los armeros dominaron de cabo a rabo el encuentro, hasta que Tejero derribó a Salvi Sánchez concediendo un penalti catedralicio. A partir de ahí, Braithwaite recortó distancias y los nervios de los locales florecieron sobre Ipurua. Más por peligro del marcador que por peligro real de los periquitos, el cuadro eibartarra no logró cerrar el partido para lamento de su parroquia que lucía perpleja ante el fatal desenlace.

El centro envenenado de Salvi Sánchez encontró la portería de Luca Zidane y el júbilo estalló en la grada visitante. La afición local, cariacontecida, no lograba explicarse cómo el conjunto guipuzcoano había dejado escapar la oportunidad de conseguir unos tres puntos que les acercaban todavía más al liderato. Una áspera sensación que se multiplicó con el tercer tanto blanquiazul. Las 6.193 personas que se congregaron en el feudo armero volvieron a recordar el sentimiento de abandonar el estadio después de una derrota. Porque el Eibar cayó derrotado en Ipurua tras 5 meses sin hacerlo, cuando el Leganés se impuso por la mínima gracias a un solitario tanto de Julián Chicco. Casualmente, los pepineros serán los próximos rivales de unos azulgranas con sed de venganza.

El combinado madrileño había sido hasta el momento el único equipo de la categoría que había logrado asaltar Ipurua. Con 8 victorias, 4 empates y apenas 2 derrotas, el conjunto de Etxeberria se ha erigido como uno de los mejores locales de LaLiga Hypermotion. La insólita reacción armera, que ha pasado de ser el colista hasta tutear con los puestos de ascenso directo, no se puede entender sin la labor del estadio azulgrana. El domicilio guipuzcoano se ha convertido en un gran aliciente para sus jugadores que, espoleados por el empuje de la gente, son capaces de mostrar todo su potencial. El Eibar, que domina y somete a su rival en casa, es totalmente distinto al Eibar, que especula en campo propio a domicilio. La ayuda de su hinchada ya ha estado en más de una ocasión de manifiesto y si desean cumplir el objetivo, los armeros tendrán que recuperar su fortín.